capitulo 13

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Zuko y Touya quedaron impactados al ver a la niña en ese estado; parecía tan pequeña y frágil.

Zuko, con su naturaleza protectora, dejó los platos a un lado e inmediatamente se agachó a su nivel y le habló con suavidad.

—Claro que te ayudaremos —murmuró Zuko mientras le extendía la mano para que ella la tomara a su propio ritmo—. Ven, vamos a entrar y te daremos algo de comer y beber.

Touya, aunque sorprendido, también se acercó lentamente y le ofreció una sonrisa tranquilizadora.

—No te preocupes, estás a salvo aquí —le aseguró Touya con una sonrisa, mientras iba a la cocina a sacar un par de muffins que habían sobrado y algo de chocolate—. Vamos a cuidar de ti.

Zuko la guió hacia una de las sillas de la cafetería, donde Touya le entregó el chocolate y los muffins, mientras Zuko buscaba una manta para abrigarla.

La niña, aunque aún asustada, comenzó a relajarse un poco al sentir la calidez y la amabilidad de los dos chicos y se daba cuenta de que había tomado la decisión correcta.

Zuko y Touya sabían que tenían que actuar con cuidado y asegurarse de que la niña estuviera bien, tanto física como emocionalmente.

Zuko tomó la decisión de llamar a Tensei y Aizawa para pedir consejo sobre los siguientes pasos a seguir y garantizar que la niña recibiera la ayuda que necesitaba; después de todo, no era la primera vez que ocurría.

Y esta vez, no cometería ningún error con ella.

Pasaron un par de horas cuando la puerta de la cafetería se abrió de golpe. Touya y Zuko se pusieron en posición de ataque esperando ver a los padres de la niña, pero se relajaron al ver que eran Tensei y Aizawa, quienes entraron en sus trajes de héroes, seguidos por los oficiales Tsukauchi y Sansa. Los cuatro saludaron a Zuko con una mezcla de preocupación y familiaridad.

—Zuko, ¿qué ha pasado esta vez? —preguntó Tsukauchi, sin sorprenderse de que Zuko hubiera encontrado a otro niño maltratado.

—Esta pequeña necesita ayuda —respondió Zuko, señalando a la niña que estaba sentada en una silla, envuelta en una manta y bebiendo té—. Sus padres la han estado maltratando por su Quirk.

—Hola, pequeña. Soy Ingenium —saludó Tensei mientras se acercaba a la niña y le sonrió con amabilidad—. Estamos aquí para ayudarte. ¿Te sientes un poco mejor?

La niña asintió tímidamente, aún aferrada a su taza de chocolate.

—Vamos a hacer la denuncia y asegurarnos de que reciba la atención que necesita —explicó Aizawa, con su habitual seriedad, mientras miraba a Zuko con algo de orgullo—. Gracias por cuidarla.

Justo cuando estaban a punto de alzar a la niña para llevársela, la puerta de la cafetería se abrió de nuevo con fuerza. Los padres de la niña entraron, exigiendo a su hija.

—¡Devuélvannos a nuestra hija! —gritó la madre, con el rostro rojo de furia—. ¡No tienen derecho a retenerla!

—Ella está mejor con nosotros —respondió Zuko con firmeza—. No vamos a permitir que vuelva a un entorno donde es maltratada.

—¡Es nuestra hija! —exclamó el padre, avanzando hacia Zuko—. ¡Ustedes no tienen ningún derecho! ¡Solo la estamos arreglando!

Tensei y Aizawa se interpusieron entre los padres y Zuko, mientras Tsukauchi y Sansa se preparaban para intervenir.

—Señores, les aconsejo que se calmen —dijo Tsukauchi con autoridad—. Estamos aquí para proteger a esta niña y asegurarnos de que esté a salvo. Si continúan con esta actitud, tendremos que tomar medidas legales.

UN NUEVO DESTINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora