El aire estaba cargado de tensión, Azula, se encontraba bloqueando la única salida, su mirada ardía con una furia incontrolable.
Su cabello, que solía ser un símbolo de su poder, caía desordenado sobre su frente, y su risa, que solía ser fría y calculadora, ahora sonaba como un eco de locura.
Iroh, se puso en posición de ataque, no por deseo de pelear contra su sobrina, sino por la necesidad de proteger a los niños que estaban a su cargo.
Los hijos de Zuko y a quiénes consideraba sus nietos, ellos miraban con ojos grandes y asustados, sin saber qué hacer ni a dónde ir, Shouto siendo el hermano sobreprotector que había tomado en brazos a Izumi, quien notó la tensión y estaba llorando.
—Azula, por favor, esto no es lo que quieres —suplico Iroh con voz calmada, aunque su cuerpo estaba listo para actuar en cualquier momento.
Pero Azula solo sonrió, una sonrisa que no alcanzaba sus ojos, era una expresión que prometía caos y sin previo aviso, lanzó una ráfaga de fuego hacia su tío, quien rápidamente desvió el ataque con un movimiento ágil, protegiendo a los niños detrás de él, quienes gritaron de terror.
La oficina se convirtió en un campo de batalla, Iroh, con su maestría en el fuego, se defendía mientras intentaba mantener a salvo a los pequeños.
Azula, impulsada por una fuerza oscura, parecía moverse con una agilidad sobrenatural, sus ataques eran rápidos y precisos.
—¡Salgan de aquí! —Ordeno Iroh, su voz resonando con autoridad, los niños asustados pero obedientes, comenzaron a correr hacia la puerta de mala gana, pues no querían dejar a Iroh con ella.
Salieron de la habitación, en busca de su padre o alguien que los ayudara, sin embargo, cuando estaban a mitad del pasillo, Azula apareció como un rayo, bloqueando su camino, su sonrisa se amplió, revelando una mezcla de locura y diversión.
—¿A dónde creen que van mis lindos sobrinos? —Preguntó con un tono burlón—¿No se van a quedar a la reunión familiar?
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Mientras Azula se regodeaba en su poder, la atmósfera del palacio se tornó aún más tensa, los guardias estaban alerta, buscando detenerla, pero aquél espíritu impedía que sus ataques la tocaran, parecía invencible.
Zuko que estaba en la sala con sus niños mayores, ajenos al pequeño caos, cuando de repente, la puerta se abrió de golpe y Aang, con el rostro pálido y la respiración entrecortada, irrumpió en la sala.
—¡Zuko! ¡Se que probablemente sea la última persona a la que quieras ver! —exclamó Aang, su voz llena de urgencia— ¡Azula está atacando el palacio!. ¡Y tiene a tus niños!
El rostro de Zuko se puso pálido al escuchar esas palabras. La preocupación y el panico se apoderaron de él, y sin pensarlo dos veces, comenzó a correr hacia la puerta.
Pero antes de salir, se volvió hacia sus hijos, Touya, Natsuo y Fuyumi, que estaban corriendo detrás de él.
—¡Escóndanse! —les ordenó Zuko su voz firme pero llena de preocupación—. ¡Vayan a la habitación de Druk y manténganse a salvo!
—¡Pero papá! —protestó Natsuo, con los ojos llenos de determinación—. ¡No queremos dejarte solo!
—¡No hay tiempo para discutir! —gritó Zuko, su tono dejando claro que no había lugar para la negociación—. ¡Hagan lo que les digo! ¡Ahora!
Touya y Fuyumi intercambiaron miradas, sabiendo que su padre no estaba bromeando. Con un suspiro resignado, comenzaron a moverse hacia la puerta, pero no sin antes lanzar una última mirada preocupada a su padre.
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UN NUEVO DESTINO
General FictionDespués de ser rechazado por segunda vez por el Equipo Avatar, incluso después de ayudarlos con Combustion Man, Zuko decide dejarlos solos y buscar un lugar donde vivir. pero después de una pelea contra soldados de la Nación del Fuego y caer en el l...