capitulo 24

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Después de toda la situación en el pasillo de las celdas, Iroh y Toph habían llevado a Zuko aparte, lo niños al principio no querían dejarlo ir solo, especial con personas que eran hostiles hacia el.

Al final, aceptaron de mala gana, cuando Iroh les hizo una promesa de que Zuko no saldría herido y más cuando Zuko, testificó a favor, diciendo que el señor del fuego Iroh, era una persona muy honorable.

El tono que había usado para describirlo, casi hizo llorar a Iroh, pues está vez no fue un tono monótono, era un tono más suave y cariñoso.

Lo llevaron a una habitación, que siempre se uso para reuniones o interrogatorios, Iroh y Zuko se sentaron en cogines habían frente a un pequeña mesa.

La maestra tierra, fue la única que no se sentó, simplemente se quedó parada, mirando fijamente a Zuko, sin embargo su atención no estaba en ella, estaba en su tío.

-Que quieres saber. -Preguntó Zuko después de recibir una taza de té de jazmín de su tío, un recuerdo cálido le llegó a la mente. -Jazmin..

-Siempre fue tu favorito. -Respondió Iroh con un dejo de nostalgia en su voz. -¿Como has estado?

-He estado bien, ocupado, pero feliz. -Respondió Zuko mientras tomaba un sorbo de té. -Los niños me mantienen muy ocupado.-

-Son muy peculiares tus hijos. -Comento Iroh a la ligera, mientras miraba fijamente a Zuko buscando algún rastro de mentira, pero sin encontrarlo. -Pero no son tuyos, ¿cierto?

-Biológicamente no, pero los amó como si fueran míos. -Respondió Zuko con cariño mientras jugaba con la taza. -Cuando encontré a Shouto, me identifique tanto con el y cuando conocí a sus hermanos supe que tenía que estar con ellos, tenía que ayudarlos.

-¿Cómo los conociste? -Preguntó Iroh con una ceja levantada, sorprendido jamás había escuchado ese cariño en Zuko al menos no en personas, no desde que Azula dejo de ser una bebé, solo hablaba así de sus amados patos-tortuga.

-Estaba saliendo del trabajo cuando me encontré con Shouto, apenas tenía seis años y el estaba buscando comida en contenedores de basura para sobrevivir -Explico Zuko mientras tomaba un sorbo de té. -Pase semanas intentando ganarme su confianza y cuando lo hice, estuve feliz hasta que desapareció por un par de semanas y regreso con su hermana, Fuyumi ambos estaban asustados y muy desconfiados, pero tenían esperanzas en que yo los ayudará a curar de Natsuo que estaba enfermo.

-Estás omitiendo algo. -Interrumpió Toph, haciendo que Zuko la fulminara con la mirada. -¿Que estás ocultando?.

-Oculte sus identidades reales, un día después de que Shouto me dijera quien era, escuché noticias solo sobre la desaparición de él, no había nada de sus hermanos, en ese momento supe que algo andaba mal, ya que supuestamente había sido secuestrado pero el no se veía como alguien secuestrado, se veía como alguien que había escapado. -Explico Zuko de mala gana, mientras miraba con furia a la maestra tierra. -Pero esa historia no me corresponde, ellos son quienes deciden si contarla o no.

-Es cierto lo que dices. -Respondió Toph algo sorprendida por su honestidad.

-Ah, veo que algunas cosas nunca cambian. -Dijo Iroh con una sonrisa mientras servía más té. -Nunca has tenido la misma capacidad para mentir que tú padre y hermana, siempre fuiste más parecido a tu madre.

-Y estoy agradecido por ello, fue la amabilidad de mi madre lo que me hizo ganarme su cariño y confianza. -Confeso Zuko con una sonrisa ligera. -Siempre pensé que me hacía débil, pero con los niños, solo me hace fuerte.

-¿Cuéntame sobre ellos? -Pregunto Iroh con genuina curiosidad, mientras tomaba un sorbo de té. -Parecen buenos niños y muy poderosos también.

-Ah, me importa un bledo si son poderosos o no. -Respondió Zuko haciendo una mueca de desprecio, luego saco de su túnica un relicario y colocaba un dedo encima de cada niño. -Este es Touya, es alguien muy valiente y sueña con ser el mejor héroe, ella es Fuyumi, es muy noble y le encanta ayudar a las personas, él es Natsuo es testarudo pero muy leal, el es Shouto tiene tanta esperanza y alegría y ella es Izumi tiene una personalidad muy terca para tener solo dos años.

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