Jungkook.
A las siete de la mañana, suena el despertador. Alargo la mano para apagarlo sin abrir los ojos y, en lugar de levantarme, vuelvo a centrarme en la tableta gráfica. Hago zoom, retoco el sombreado, y luego alejo el diseño para analizarlo de nuevo. Mi cliente me envió un dibujo que encontró en Pinterest; algo ya hecho que le gustó. Pero ningún artista que se respete copia, así que hice mi propia versión del típico león rugiendo, añadiéndole flores de fondo y cambiando la tipografía. Aún así, sigue pareciéndome simple. Probablemente no me lo tatuaría... aunque, pensándolo bien, dije lo mismo de la mitad de los tatuajes que llevo, y ahí están.
Miro la hora de reojo.
Tengo clase en una hora, así que apago la tableta y me levanto de la cama. Me pasé la noche diseñando porque no podía dormir, algo que me pasa seguido. El insomnio no es nada nuevo para mí, pero al menos intento aprovechar el tiempo y ser productivo.
Me quito la camiseta del pijama y la lanzo sobre la cama antes de abrir el closet y buscar algo para vestirme. En el espejo de la pared se refleja un chico despeinado de cabello oscuro, con el hombro y el brazo cubiertos de tatuajes. Al final escojo unos jeans y un suéter de los que me pongo siempre. Me calzo los zapatos, tomo el celular, la cartera y las llaves, y salgo de mi cuarto.
—Buen día —saludo a la abuela al entrar en el salón.
Como todas las mañanas, está sentada en el sofá con su taza de café en la mano. En la mesa frente a ella, ya me ha dejado preparado el mío.
—¿Tienes prisa? —me pregunta con ese tono de reproche.
—Quiero llegar temprano a clase —respondo, mientras me acerco y tomo un sorbo rápido de café. El calor del líquido me despierta un poco más, aunque después de una noche en vela, no lo suficiente.
Nunca fui el mejor alumno en la secundaria. Nunca me vi como ese chico aplicado que sacaba las mejores notas. Pero tenía algo claro: si quería un buen futuro, tenía que seguir estudiando. Así que me matriculé en diseño gráfico, y la verdad es que se me da bastante bien. Además, tengo una buena relación con mi profesor, Jin, que siempre está dispuesto a ayudarme a organizar mis ideas cuando la inspiración me desborda.
—¿Hasta qué hora trabajas hoy? —pregunta la abuela, interrumpiendo mis pensamientos.
—No lo sé. Tengo varios clientes, y después me toca quedarme a limpiar el estudio. Seguramente no vuelva hasta esta noche —respondo mientras reviso el contenido de mi mochila.
—Bien —dice, tomando un sorbo de café.
Frunzo el ceño al escuchar su respuesta.
—¿Bien?
—Maia llegará sobre las seis. No quiero que nos molestes —añade con calma.
Ahí está otra vez, ese nombre.
Parece que el destino está empeñado en ponerla en cada rincón de mi vida.
Desde anoche, no hago más que toparme con ella, y ahora la abuela la ha metido en casa.
—No me puedo creer que le hayas dado el trabajo —gruño mientras cierro la cremallera de mi mochila. No me gusta nada la idea.
La abuela deja su taza sobre la mesa, con la misma calma de siempre.
—La semana pasada no regaste mis petunias.
—¡Abuela, me esposó a una escalera!
—Cariño, mis petunias son mi debilidad —responde con una sonrisa traviesa.

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INOLVIDABLES
FanficLa vida no es justa, y eso Jeon Jungkook lo sabe muy bien. Después de una dolorosa pérdida, su corazón se ha vuelto hermético, frío e inquebrantable. No le interesa si creen que es el malo de la historia. Maia, por otro lado, nunca se ha sentido la...