Maia.
La primera semana de octubre llega a Seúl con un clima húmedo. Me paso todos los días refugiada en la biblioteca del campus. Aunque los exámenes finales son en diciembre y aún faltan algunas semanas, los trabajos y las lecturas se acumulan, así que prefiero adelantar lo más que puedo. Hay pocos estudiantes; la mayoría se sientan en grupo en las mesas centrales, conversando en voz baja o compartiendo apuntes. Yo soy la única que está siempre sola. No es el lugar más acogedor, pero, ahora que Hanna pasa las tardes en casa y sé que Jungkook y Hoseok frecuentan el café Kim's, no se me ocurre otro sitio donde pueda refugiarme.
Por suerte, las tareas de la universidad me ayudan a mantener la cabeza ocupada. Tardo más de lo esperado en redactar el análisis sobre Romeo y Julieta que debo entregar el jueves. Entrego el trabajo sabiendo que no me sacará la mejor nota del mundo, pero al menos tampoco me he arriesgado tanto como para suspender.
Cuando salgo de la facultad, el cielo se ha despejado, y el sol del mediodía me anima a desabrocharme la chaqueta. Consulto la hora en mi celular. El autobús debería estar a punto de llegar, y, conociendo a Hanna, seguramente tendrá planes para esta tarde. Había pensado en irme a casa, ponerme cómoda y quedarme en el salón viendo series.
Sin embargo, al bajar las escaleras de la entrada, un rostro familiar aparece entre la multitud. En cuanto me ve, Jenny me saluda con una sonrisa amplia. Por mucho que me cueste creerlo, todo apunta a que me estaba esperando a mí.
—¡Mi pelinegra favorita! —canturrea Jenny en cuanto me acerco. Se quita las gafas de sol y me deja ver el delineado blanco que resalta el brillo oscuro de sus ojos—. Hoseok y yo pensábamos que habías muerto, así que he venido a comprobarlo. Es una misión de reconocimiento.
No puedo evitar que se me escape una sonrisa. No sé cómo lo hace, pero estar con ella siempre es sencillo, como si todos los problemas se desvanecieran.
—Bueno, creo que aún sigo aquí.
—¡Genial! Entonces, te invito un café para celebrarlo.
Jenny entrelaza su brazo con el mío y tira suavemente, indicándome que nos movamos. Lanzo una mirada furtiva hacia la parada de autobús, donde justo en ese momento el vehículo se detiene. Aunque Jenny me cae bien, todavía no tenemos tanta confianza y mi lado introvertido me impulsa a tomar el camino fácil y escapar. Sin embargo, antes de que tenga tiempo de inventar una excusa, ya hemos dejado la carretera atrás.
—¿Has estado muy ocupada, entonces?
Su voz me saca de mis pensamientos. No creo que esa fuera su intención, pero la pregunta me pone un poco nerviosa.
—Sí —respondo rápidamente—. Tengo muchos trabajos que entregar. Por eso no nos hemos visto.
Miento; la verdad es que creo que he estado evitándolos. Pero no voy a admitir eso en voz alta.
—Ah, sí, la vida universitaria. Bienvenida al club, supongo —me choca el hombro con buen humor—. Terminarás rindiéndote o acostumbrándote, créeme.
Sonrío con timidez. Aunque no conozco mucho a Jenny, si tuviera que describirla en una sola palabra, sería: explosiva. Lo veo reflejado no solo en su personalidad, sino también en su estilo. La camiseta roja que lleva es vibrante, los jeans anchos y rasgados, y las botas militares. A su lado, me siento dolorosamente básica. No llevo nada que destaque; siempre he evitado usar ropa fuera de lo común.
La conversación fluye con naturalidad mientras cruzamos el campus. Jenny, a diferencia de mí, es bastante extrovertida, pero no de esas personas que hablan sin parar esperando que solo asienta en silencio. Al contrario, me hace preguntas y parece genuinamente interesada en mis respuestas. Empezamos a hablar sobre series y música, y me sorprendo disfrutando de la charla.
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INOLVIDABLES
FanficLa vida no es justa, y eso Jeon Jungkook lo sabe muy bien. Después de una dolorosa pérdida, su corazón se ha vuelto hermético, frío e inquebrantable. No le interesa si creen que es el malo de la historia. Maia, por otro lado, nunca se ha sentido la...