Maia.
Jungkook no me llama al día siguiente.
Ni al siguiente.
Ni al siguiente.
Y, cuando quiero darme cuenta, ha pasado más de una semana desde la última vez que tuve noticias suyas.
Mis padres sí que necesitan ayuda con el restaurante, de manera que me paso la primera semana de vacaciones atendiendo mesas y colaborando en la cocina. El día de Navidad es el más caótico. Son muchas las familias que reservan mesa para comer con sus seres queridos. Para nosotros eso es un motivo de celebración, ya que estamos hasta arriba de trabajo y los ingresos se disparan. Ya me he acostumbrado a que nuestras navidades siempre sean así. Esa noche llegamos a casa agotados y nos sentamos en torno al árbol para abrir los regalos de Navidad, y después papá prepara la cena y es todo tan bonito y tan normal que me siento incluso culpable por seguir estando triste.
Pero no lo puedo evitar.
Echo de menos a Jungkook.
Y lo echo de menos en cosas absurdamente pequeñas. Echo de menos sus bromas tontas, su risa y esa forma que tiene de saber cómo sacarme siempre de quicio y ponerme nerviosa en el mejor de los sentidos. Echo de menos besarlo. Dormir con él. Contarle lo que me ocurre y que me mire con esa sonrisa suya que se le escapa cada vez que está orgulloso de mí. Y, aun así, creo que lo extraño menos de lo que debería. Mi cerebro ha asumido que su ausencia se debe solo a las vacaciones. Pero después volveré a Seul y él no me recogerá todos los días para ir a clase, no nos sentaremos juntos en el Kim's, no se quedará a dormir en mi casa, y la realidad me caerá encima como un cubo de agua fría.
Ni siquiera sé qué voy a hacer con Naby.
¿Jungkook querrá que siga visitándola?
¿O preferirá que me aleje de ella también?
Dos días después de Navidad, estoy sentada en el escritorio de mi cuarto con Jenny mirándome desde la pantalla del portátil. Hemos hablado mucho durante las vacaciones. Odio que eso me produzca tanto alivio. Creo que en el fondo tenía miedo de que ella y Hoseok se alejaran de mí ahora que Jungkook y yo no nos hablamos. Por suerte, las cosas siguen igual que siempre.
Son las cinco y media pasadas y estoy garabateando en el cuaderno en el que tendría que planificar la próxima novela. No me sale nada. Llevo bloqueada desde que terminé Piel Desnuda.
—Me alegro de que al final hablaras con tus padres —dice Jenny cuando termino de contarle la conversación que tuve con mamá hace ya una semana—. Lo mejor es que estén al tanto de qué clase de persona es Hanna.
—Se lo debía —reconozco—. Siempre hemos estado muy unidos. Los he tenido a mi lado cada vez que lo he necesitado. No se merecen que me guarde esta clase de cosas para mí. Además, desde que hablé con ellos me siento mejor. Menos culpable.
Si no me atreví a contárselo antes, fue porque creía que me culparían de lo ocurrido y me tacharían de ingenua por haber confiado en Namjoon. No lo hicieron. Al contrario. Mi madre estuvo criticando a Hanna durante horas. Ella también le tenía mucho aprecio, así que seguro que su traición le ha dolido también. Pese a eso, no dudó en ponerse de mi parte. Y papá tampoco.
—¿Has decidido ya lo que vas a hacer?
—La semana que viene me mudo a la residencia.
—A partir de ahora todo irá mejor —me asegura. A continuación, me señala con un dedo—. Más te vale no cambiarme por tu compañera de habitación, ¿me oyes? Soy tu única mejor amiga. No acepto a nadie más.
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INOLVIDABLES
FanfictionLa vida no es justa, y eso Jeon Jungkook lo sabe muy bien. Después de una dolorosa pérdida, su corazón se ha vuelto hermético, frío e inquebrantable. No le interesa si creen que es el malo de la historia. Maia, por otro lado, nunca se ha sentido la...