12|Vacío

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Jungkook.

Maia se sube al auto, cierra la puerta y se pone el cinturón sin pronunciar ni una palabra. Yo he bajado la música, y me tomo la libertad de observarla en silencio. Tiene el cabello negro suelto alrededor de los hombros y los labios pintados de rojo. Debajo de la chaqueta lleva un top ajustado de color negro. Presto especial atención a la piel que deja al descubierto.

Me quedo mirándola demasiado tiempo.

-¿Qué? -salta a la defensiva cuando se da cuenta.

-Nada -contesto como si nada. Me vuelvo al frente y enciendo el motor-. ¿Dónde has dejado a Taehyung, por cierto? Me sorprende que no se haya ofrecido a llevarte a casa.

Se hunde en el asiento de brazos cruzados.

-No es asunto tuyo -gruñe sin mirarme.

-No me digas que ha resultado ser un imbécil.

-¿Todos los hombres son igual de idiotas?

-No nos metas a todos en el mismo saco. Yo, por ejemplo, me considero bastante peor que los demás.

-En lo que a mí respecta, pueden irse todos a la mierda.

Me cuesta no sonreír. Nunca la había visto tan enfadada.

-Me alegro de que la cita haya ido bien -comento encantado.

-Jungkook, no estoy de humor para esto -corta la conversación-. Si tienes que dar un rodeo muy largo para llegar a mi casa, déjame cerca y seguiré por mi cuenta. No voy a hacerte perder el tiempo.

Mira por la ventanilla para no establecer contacto visual conmigo. Parece cansada, así que decido darle tregua con el tema de Taehyung.

-No me importa llevarte a casa -me limito a contestar. No voy a dejarla sola en la calle a estas horas.

Después, nos quedamos en silencio. Dejamos atrás el río y el restaurante, y nos adentramos en la ciudad. Al parecer, no soy el único que ha tenido una mala noche.

Mientras ella estaba con Taehyung, yo he tenido que aguantar a Rose y sus insinuaciones constantes. En cualquier otra ocasión le habría seguido el juego, pero, después de pasarme la tarde encerrado pensando en el tatuaje de Hyunjin, el hermano de Jisoo, no me quedaba ni una pizca de humor en el cuerpo. Apenas me he dignado a hablar durante la cena, así que no creo haber sido la mejor compañía del mundo, ni para Rose ni para mis amigos.

En realidad, me siento mal por ella. Por Rose, quiero decir. Mis amigos saben que a veces necesito mi espacio, pero ella ha venido solo porque yo dije que la invitaran. Cuando hemos ido a casa de Hoseok y nos han dejado solos, creo que esperaba que me acercara a ella, pero he seguido guardando distancias. Nos hemos quedado allí, sentados cada uno en una punta del sofá, durante casi una hora. Ni siquiera mis intentos de sacar conversación sirvieron para algo.

La noche más incómoda de mi vida.

Después la he llevado a casa y se ha bajado del coche sin despedirse. Me lo he tomado como una señal para que no se me ocurra volver a llamarla. Cuando Jenny me ha escrito un rato después, pensaba que me echaría en cara lo de su amiga, pero solo me ha preguntado si podía pasarme a recoger a Maia. He dicho que sí porque la idea de encerrarme en mi habitación ahora mismo me produce escalofríos.

Aparte de la vista de la carretera para mirarla. Está frotándose los brazos sobre la chaqueta. Parece tener frío, así que subo la calefacción.

-Gracias -murmura tras aclararse la garganta.

-Tae metió la pata el año pasado. Consiguió las preguntas del examen final de no sé qué manera y decidió hacer negocios con ellas. Puso carteles por todo el campus diciendo que las vendía. Evidentemente, no tardaron en pillarlo. Los carteles tenían su nombre y su número de teléfono. Me sorprende que no lo expulsaran.

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