07| Abajo de la mesa

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Maia.

Kim's no es la cafetería más concurrida del campus. La mayoría de los alumnos prefieren ir a Jojo's Coffee, donde sirven, y cito, "los mejores croissants que probarás en tu desdichada vida de estudiante". A mí siempre me ha gustado la primera. Es pequeña, acogedora, con el suelo de madera y las paredes llenas de estanterías y pósters de películas antiguas. Lo mejor de todo es que está bastante lejos de mi facultad, por lo que me resulta relativamente sencillo no cruzarme con nadie.

Hoy he vuelto a faltar a clases. Esta mañana tenía intenciones de ir, pero me he echado atrás nada más bajarme del autobús. Siempre he sido invisible, la que pasa desapercibida. Normalmente nadie sabe ni cómo me llamo. Pero eso ha cambiado desde el sábado. Puede que sea fácil ignorar los mensajes desagradables de las redes sociales, pero es diferente en la vida real. No puedo fingir que no escucho los comentarios.

Esconderse no es lo mejor que se puede hacer en estos casos. Al contrario, es la salida fácil. Eso no ha evitado que acabe aquí, en una de las mesas más recónditas de Kim's, escribiendo.

Lo único bueno y positivo de todo esto es que he recuperado la inspiración.

Sucedió anoche, mientras estaba en la cama peleándome con mis pensamientos. Fue como recuperar el aliento después de haberme asfixiado durante días. Piel Desnuda, capítulo veintitrés. Encontré un nuevo enfoque, muy distinto y arriesgado. Borré la escena del espejo antes de la fiesta del sábado, pero en ese momento tenía claro que volvería a escribirla, y que lo haría mucho mejor.

He dejado de teclear para leer el último párrafo cuando suenan las campanillas de la puerta. Miro hacia la entrada con disimulo, y el alma se me cae a los pies.

Jungkook y Hoseok acaban de entrar.

Mierda.

Me hundo en el asiento e intento esconderme detrás de la pantalla del portátil. No debería evitarlos, sobre todo después de lo bien que se portaron ayer conmigo, pero ahora mismo no tengo ánimos de socializar, y menos si eso implica estar cerca de Jeon Jungkook. Últimamente no me lo saco de la cabeza, y eso es un problema. No es la clase de persona con la que debería relacionarme.

Llegan hasta mi mesa antes de que me dé tiempo a idear un plan de huida.

—Maia, ¿Qué tal? —Hoseok saluda primero.

Seguramente ha notado que intentaba esconderme, pero no dejo que la vergüenza me invada. Me enderezo con disimulo y fuerzo una sonrisa. Después miro a Jungkook y descubro que él también me observa.

—¿Te importa? 

Me cuesta un momento entender a qué se refiere.

—¿Quieren sentarse aquí? —digo con sorpresa.

"¿Conmigo?", estoy a punto de añadir, pero me contengo.

—¿Esperabas a alguien? —se interesa Hoseok.

—No —contesto rápidamente.

Jungkook deja su mochila sobre la mesa.

—Entonces podemos sentarnos.

Cierro la boca sin decir nada. Me he quedado en blanco. Jungkook va a sentarse, pero Hoseok es más rápido y ocupa todo el asiento de enfrente con sus cosas. Intercambian una mirada; Jungkook aprieta la mandíbula y se resigna a venir hasta mi lado de la mesa.

—Hazme sitio —me dice sin mirarme.

Parece que la idea le gusta tan poco como a mí. Aun así, me muevo hacia un extremo para que pueda sentarse. Agarra su mochila y la deja en el suelo. Miro hacia otra parte para no prestarle demasiada atención, entonces me fijo en la pantalla del portátil y me saltan todas las alarmas.

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