• 11 •

2K 150 40
                                        

— mm difícil — dije, señalando tímidamente su brazo — pero creo que el templo

Vicky rió suavemente mientras levantaba su manga y acariciaba su brazo, justo donde estaba el tatuaje

—Es uno de mis favoritos también. Lo hice en un momento donde estaba lejos de mi familia y los extrañaba mucho, y a mi siempre me a gustao' todo eso de la cultura japonesa, y un día vi que si te pones un templo en tu piel, significa que tu familia es sagraa pa' ti, y es una manera de llevar mi hogar y mi familia a todos lados siempre cerca de mi— sus palabras fueron sinceras, y su tono cambió, volviéndose un poco más suave, más íntimo. — Es algo que me recuerda quién soy y de dónde vengo, incluso cuano' estoy lejos de ellos. Y, bueno, es un recordatorio de que, sin importar dónde esté, siempre tengo un lugar al que pueo' volver. — dijo con una sonrisa suave, aunque sus ojos parecían mostrar un destello de nostalgia. Era como si, en ese momento, estuviera recordando algo o alguien muy importante para ella

—Me gusta eso—respondí, sin poder evitar mirarla un poco más profundamente. No era solo su tatuaje lo que me llamaba la atención, era la persona que lo llevaba

—¿Y tú?—preguntó de repente—. ¿Tienes algo que te recuerde a casa?

Me quedé pensando, mis pensamientos viajando a los recuerdos de mi propia familia. Pensando en las malas experiencias que he vivido con ellos, en cómo me hicieron sentir como una extraña en mi propio hogar. Excepto mi abuela, ella siempre fue diferente, como un faro de luz en medio de toda esa oscuridad.

Al ver cómo Vicky me miraba, noté el interés genuino en su expresión, y eso me hizo sentir cómoda. Su mirada me transmitía una calidez que me animaba a ser más abierta. Recordé lo que me había dicho mi abuela: "No te cierres". Así que decidí dar un paso adelante en esta conversación.

—Mi familia... bueno, excepto por mi abuela, nunca se sintieron realmente como eso, como familia—dije, intentando mantener mi voz tranquila— con mi mamá, sobre todo, no tengo la mejor relación con ella, siempre me hizo sentir como si no encajara, como si hubiera algo mal en mi— confesé, mirando la taza y revolviendo el café, sabía que si mantenía la vista en Vicky, las palabras se me atorarían en la garganta —... mi papá... bueno, él se fue cuando tenía 5 años. Un día simplemente salió y no lo volví a ver. Nunca supe el por qué se fue —dije, sintiendo un nudo en la garganta. Las palabras salieron de mis labios como un susurro, cargadas de un dolor que había llevado por tanto tiempo.

Podía sentir a Vicky observándome con intensidad, su mirada profunda y atenta, pero no dijo nada; simplemente me escuchaba. Su silencio me brindó el espacio que necesitaba para seguir hablando.

Sentí cómo se movía y estiraba su mano para agarrar la mía, que se encontraba temblando. Su toque era cálido y reconfortante, como si de alguna manera supiera que necesitaba ese apoyo en ese momento tan vulnerable.

—Pero mi abuela...—continué, sonriendo con tristeza—ella es la única persona que siempre me ha visto por quien soy, sin esperar nada más, es como mi ancla, mi conexión con algo estable en mi vida, no me juzga ni me echa la culpa de cosas que no puedo controlar. Es... mi única familia, realmente, siempre ha estado ahí para mí, sin importar lo que pase—dije, para luego mirar a Vicky a los ojos, con una pequeña sonrisa. Su mirada me transmitía calma, como si me dijera que no estaba sola en este momento.

Sentí un peso liberarse de mi pecho al decir esas palabras. Era la verdad que siempre había llevado conmigo, y aunque dolía admitirlo, también me hacía sentir más ligera. Compartir ese fragmento de mi vida con Vicky me hizo darme cuenta de que podía abrirme un poco más. Su presencia me brindaba una comodidad que no había experimentado en mucho tiempo.

INTERLINKED  ✉︎  Young MikoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora