El cuarto estaba en completo silencio, salvo por el suave sonido de la respiración de Maddy. Era tranquila y relajada. Su cabeza descansaba sobre mi brazo, y su cabello se esparcía en ondas sobre la almohada. La luz del amanecer se filtraba a través de las cortinas, iluminando su rostro con suavidad.
No podía dejar de mirarla. Había algo tan puro en ella en ese momento, completamente desprevenida, sin ninguna barrera. Mi mano se movía casi por instinto, acariciando su cabello con delicadeza, enredando mis dedos en los mechones que caían desordenados sobre su rostro.
Maddy se movió un poco y murmuró algo incomprensible, acercando su cuerpo al mío.
Acho, cómo voy a extrañarla pensé.
La conocí por accidente, por un simple choque en el aeropuerto, una casualidad del destino. Pero ahora no me imaginaba una vida sin su sonrisa, sin su risa nerviosa cada vez que le decía un cumplido o sin sus ocurrencias que siempre lograban hacerme reír.
Quería quedarme así para siempre. Solo nosotras dos. Pero la realidad me golpeó de repente: este era mi último día aquí. Mi avión salía por la mañana, y no sabía cuándo volvería a verla. España me esperaba, los escenarios, los fans me esperaban, y no podía defraudarlos; había compromisos que no podía evitar.
Pero todo eso parecía tan lejano en este momento. Lo único real, lo único que importaba, era ella, aquí, entre mis brazos.
Maddy comenzó a moverse ligeramente, como si estuviera despertando. Pasé mi mano suavemente por su mejilla y me acerqué un poco más, sintiendo su calor contra mí. Sus piernas se entrelazaban con las mías, y su cuerpo se acurrucaba instintivamente contra el mío, como si sus pies buscaran la manera de anclarse a mí, de no dejarme ir. Y ese pensamiento me dolía más de lo que quería admitir.
La escuché suspirar antes de abrir los ojos lentamente, parpadeando como si el sueño aún la tuviera atrapada. Me encontró mirándola, y su rostro se iluminó con una sonrisa perezosa que me hizo sentir que mi corazón se detenía por un segundo.
— Buenos días, princesa — murmuré con voz suave, sin dejar de acariciar su cabello, perdiéndome en esos ojos que tanto amaba: el verde cálido y azul océano que siempre me dejaban sin aliento.
Ella no respondió de inmediato, solo se quedó mirándome, como si estuviera grabando este momento en su mente. Finalmente, murmuró con una voz ronca y llena de sueño:
— Mmm... ¿Qué hora es? — preguntó Maddy, con la voz aún adormilada, sin separarse de mí.
— Es temprano — respondí suavemente, acariciándole la mejilla.
— No quiero que te vayas — dijo Maddy, enterrando su cabeza en mi cuello.
Vicky la miró, sintiendo cómo su pecho se apretaba con las palabras de Maddy. Sabía que era difícil, pero no quería que esa despedida fuera amarga. Acarició la cabeza de Maddy con ternura, luego inclinó ligeramente la cabeza y, con delicadeza, dejó un beso en su frente.
Fue un beso suave, lleno de cariño, como si al hacerlo pudiera transmitirle todo lo que no podía decir con palabras.
— Lo sé — respondió Vicky, su voz un susurro suave. — Yo tampoco quiero irme, pero... esto no e' adiós, baby, solo es un hasta luego.
Maddy asintió, pero su mirada mostraba una mezcla de tristeza y preocupación. ¿Y si las cosas cambian cuando te vayas? Pensó Maddy, pero no quería decirlo en voz alta, no quería ponerle más peso a la despedida.
— ¿Qué te parece si vamos a desayunar rico? — sugerí abrazándola con una sonrisa
— Me parece perfecto, baby. Tú eliges el lugar, pero yo invito — respondió Vicky, dejando un beso en su mejilla.
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INTERLINKED ✉︎ Young Miko
FanficMadeline es silencio, inseguridad y sueños escondidos en una libreta. Victoria es luz, fama, y aunque todos la ven... muy pocos realmente la conocen. Ambas buscan algo que se sienta real. Un choque. Una mirada. Una conexión inevitable. No fue casua...
