• 3 •

3.6K 243 4
                                        

Después de un par de horas atendiendo a los clientes, Maddy comenzaba a sentirse agotada. El pupilente empezaba a molestarle y la tensión de haber estado tan cerca de la chica de ojos azules la había dejado más abrumada de lo que quería admitir. Sintió que necesitaba un respiro, así que decidió tomarse un pequeño descanso.

Con un suspiro, se dirigió al baño, buscando un momento de soledad.

Entró y fue directo a uno de los cubículos. Tras hacer lo suyo, salió y, sin notar que había alguien más en el baño, se acercó al espejo. Se frotó el ojo, al notar que estaba rojo por el pupilente, pero decidió aguantar un poco más.

Respiró hondo, tratando de convencerse de que todo estaba bien. Aun así, el eco de la risa del grupo en la cafetería seguía retumbando en su mente, y, sobre todo, esa mirada.

Al girarse para salir, se detuvo en seco.... ahí estaba ella.

Otra vez.

Lavándose las manos frente al espejo.

El corazón de Maddy empezó a latir más rápido. Tragó saliva. La conexión de aquel primer encuentro seguía viva en su cuerpo, casi como una corriente eléctrica.

—Ay... perdón, no me di cuenta de que había alguien más —dijo, sintiendo el rubor subirle a las mejillas.

La chica levantó la vista y le sonrió. Y Madeline no tuvo dudas: era la sonrisa más bonita que había visto.

— tranquila, no pasa na' —respondió, sacudiendo un poco el agua de sus manos.

Se quedaron viéndose unos segundos. Se hizo un breve silencio. No incómodo, pero sí cargado de algo que ninguna de las dos alcanzaba a nombrar.

—Creo que ya va tocando presentarnos, ¿no? —dijo la chica, girándose un poco hacia ella— Digo, si vamo' a seguir topándonos po'l ahí... al menos saber cómo te llamas

Extendió la mano, con una media sonrisa

—Soy María Victoria... pero dime Vicky o como tú prefiera'

Madeline sintió un cosquilleo recorrerle el brazo cuando sus manos se encontraron. Y al escuchar su nombre... María Victoria, con ese acento tan suyo.

—Maddy —dijo con una sonrisa— Bueno, Madeline... pero todos me dicen Maddy, o como tu prefieras

Se miraron por un momento más, y Maddy sintió que el corazón le latía más fuerte, pero no en forma de alarma... era otra cosa.

—Y... perdón por lo del aeropuerto, no vi por dónde caminaba —dijo Maddy, soltando una risa nerviosa

—No pasa na', embelda yo tampoco miraba por dónde iba —contestó Vicky, con una sonrisa ladeada, encogiéndose de hombros.

—¿Vienen de viaje? —preguntó Maddy, curiosa y sintiéndose un poco más segura.

—Sí, venimos po'l trabajo. Ha sido una semana bastante ocupada, pero siempre trato de disfrutar de los lugares nuevos cuando tengo la oportunidad  —respondió Vicky, apoyándose un poco contra el lavamanos, relajada

— Qué bueno que hayas podido conocer un poco. LA tiene su encanto

Maddy estaba tratando de mantener la calma. Había algo en la manera relajada de Vicky que la hacía sentir más cómoda, pero el hecho de que estuvieran solas seguía haciendo que su corazón latiera más rápido de lo normal.

—¿Y tú? ¿Trabajás aquí desde hace mucho? —preguntó Vicky, metiendo sus manos a los bolsillos de la hoodie.

—Sí, un par de años ya. Me gusta, es un buen lugar. Tranquilo... la mayoría del tiempo —respondió Maddy, tratando de sonar casual, aunque las palabras le salían con una pizca de nerviosismo.

—¿Y te gusta vivir aquí en LA? no soy de aquí, pero la ciudad tiene lo suyo, ¿no? —preguntó Vicky con un acento haciendo que cada palabra sonara aún más cálida.

—Sí... me gusta. Aunque a veces extraño otras cosas... personas —respondió Maddy, desviando la mirada por un momento.

No quería entrar en detalles, pero algo en la manera en que Vicky la miraba le hacía sentir que no estaba juzgándola.

Vicky la observó con curiosidad, pero no dijo nada de inmediato. Solo asintió despacio, con una media sonrisa tranquila.

—Te entiendo, viajar, estar lejos de casa y la familia puede ser complicao'. Pero también es brutal conocer nuevos lugares.. y personas

Maddy soltó una risa suave.

—Supongo que tienes razón. Es cuestión de perspectiva, ¿no?

— Así es, Madeline —respondió Vicky, con esa chispa en los ojos que Maddy había notado desde que la vio por primera vez

No sabía por qué, pero escuchar su nombre en la voz de Vicky tenía algo especial, le provocó un pequeño cosquilleo a Maddy

Se quedaron viéndose por unos segundos. No era incómodo. Al contrario, era un silencio tranquilo, como si el ruido de todo lo demás se hubiera apagado un ratito. Y en medio de eso, Madeline sintió algo que no era común en ella: calma. Como si con Vicky no necesitará ponerse ninguna máscara.

—Bueno... no te quito más el tiempo. Seguro tienes mil cosas que hacer. Espero que disfrutes L.A. mientras estés por acá — dijo Maddy con una sonrisa nerviosa, tallando las palmas de las manos en el pantalón

—Acho sí, y yo tampoco te interrumpo ma' tu break —respondió Vicky, con una sonrisita cómplice, notando los nervios de la pelirroja

Madeline le devolvió la sonrisa, y por primera vez en mucho tiempo, sintió que su día había tenido algo diferente... algo bonito.

—María Victoria, fue un gusto conocerte... y platicar un rato —dijo, extendiéndole la mano, con una sonrisa tímida pero sincera.

Vicky la recorrió con la mirada de forma sutil, deteniéndose un segundo más de lo normal, y una sonrisa se dibujó en sus labios antes de morderse ligeramente el inferior y tomar su mano con suavidad

—Igual, Madeline. Ojalá nos volvamo' a topar... pero sin chocar next time —dijo, dejando salir una risa baja

El apretón de manos fue breve, pero para Madeline se sintió como una especie de cosquilleo en su interior que no esperaba encontrar en un simple baño de cafetería.

Ambas soltaron las manos al mismo tiempo, y justo antes de irse, Vicky le guiñó un ojo con una sonrisa.

Madeline se quedó quieta, en silencio, dejando que el momento se asentara en el aire. Observó cómo la puerta se cerraba tras ella y por un instante, el baño pareció más grande... o más vacío.

Toda la conversación había sido inesperadamente natural, como si ya se conocieran de antes. Todo el encuentro la había dejado con una extraña mezcla de nervios y emoción. Hablar con María Victoria la había sacado de su zona de confort de una manera que no podía explicar del todo.

No podía dejar de pensar en sus ojos... en esos ojos azules y en lo fácil que había sido charlar, como si algo más estuviera flotando entre ellas, algo que no se decía, pero se sentía.

Con una sonrisa suave, Maddy respiró profundamente y se dio cuenta de algo: tal vez, aquel día no era tan común como había pensado. Y en el fondo, deseó que el universo encontrará la forma de hacerlas cruzarse otra vez.

★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★Espero que les haya gustando, no se olviden de votar y comentar si les gusto 💗

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★
Espero que les haya gustando, no se olviden de votar y comentar si les gusto 💗

Byeeee
att: f4irycvx

INTERLINKED  ✉︎  Young MikoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora