INTERLINKED ✉︎ Young Miko

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Las últimas semanas habían sido un respiro para Maddy, un equilibrio perfecto entre felicidad y tranquilidad. Por primera vez en mucho tiempo, todo estaba en su lugar, que la vida, después de tanto caos, finalmente le sonreía. Su relación con Vicky iba mejor que nunca. Habían tenido sus pequeñas discusiones, claro, pero nada que pusiera en riesgo lo que estaban construyendo. Al contrario, cada desacuerdo solo reforzaba la conexión entre ellas, porque ambas estaban dispuestas a hablar, entenderse y asegurarse de que el amor prevaleciera por encima de cualquier diferencia.

La distancia era difícil, sí, pero ambas se esforzaban por hacerla más llevadera. Cada llamada, mensaje y videollamada era un refugio, un espacio solo para ellas donde todo lo demás desaparecía. Maddy adoraba cómo Vicky lograba hacerla sentir especial y querida, incluso a kilómetros de distancia, con sus constantes "te extraño, baby". Y cuando las inseguridades surgían, se quedaban hablando hasta tarde, recordándose mutuamente que su amor valía la pena y que pronto estarían juntas otra vez.

A pesar de los kilómetros que las separaban, su relación seguía sólida y estable, basada en amor y confianza.  Ambas soñaban con el momento en que pudieran estar juntas de nuevo, pero en lugar de lamentarse por lo que no podían cambiar, se concentraban en hacer que el tiempo separado fuera significativo. Maddy se aferraba a la promesa de que muy pronto estarían juntas de nuevo.

En el ámbito profesional, las cosas también iban más que bien. Junto a Julieta, habían contactado a la discográfica, y todo había salido incluso mejor de lo que esperaba. Ahora, estaba en emocionante, aunque abrumador proceso de de planificar, organizar ideas, escribir y comenzar a grabar su primer álbum. Aún le costaba creerlo. Su sueño estaba tomando forma, convirtiéndose en algo real. Pero, mientras tanto, se enfocaba en preparar algunos singles para lanzar poco a poco, sin presionarse demasiado.

En estos días, su relación con Julieta había pasado de ser una simple alianza laboral a una amistad genuina. Poco a poco, se habían acercado más, compartiendo no solo su pasión por la música, sino también momentos de risas, confesiones y apoyo mutuo. Se había vuelto una presencia constante y reconfortante, no solo era su manager, sino también una amiga, una compañera en esta nueva etapa de su vida. Maddy sentía en paz al ver que tenía un círculo de personas que realmente la apoyaban.

Por otro lado, los momentos con su abuela eran su mayor refugio. Salían de compras, cocinaban juntas, veían películas o simplemente se quedaban horas hablando. Cada instante con ella lo atesoraba como si fuera el más valioso de todos. Sin embargo, la preocupación en Maddy crecía día con día. La salud de su abuela no mejoraba tanto como esperaba. Acompañarla a las citas con el doctor se había vuelto parte de su rutina, y aunque los médicos insistieran en que estaba bien, que con el tiempo mejoraría, Maddy no podía evitar sentir ese miedo constante. Había aprendido a esconderlo detrás de su sonrisa, a enfocarse en disfrutar cada segundo con ella, pero el temor de perderla siempre estaba ahí, en el fondo de su mente.

Aun así, a pesar de todo, Maddy estaba feliz. Su vida estaba cambiando, pero esta vez, para bien. Tenía amor, tenía apoyo y, sobre todo, tenía una razón para seguir luchando por lo que quería. Y eso, más que cualquier éxito profesional, era lo que más la hacía sentir completa

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Por otro lado para Vicky, los días eran intensos, pero no podía estar más feliz. Su tour por España estaba siendo un éxito. Subirse al escenario, sentir la energía del público, escuchar los gritos de sus fans... todo eso le recordaba por qué amaba tanto lo que hacía, se sentía plena, era un sueño hecho realidad. Pero, entre toda la emoción, había algo que no dejaba de extrañar: Maddy.

Los mensajes, llamadas y videollamadas ayudaban, pero no eran suficientes. La extrañaba en los pequeños momentos, como cuando despertaba en una habitación de hotel y la cama se sentía demasiado grande, o al final de la noche, después de un show, cuando solo quería abrazarla y contarle cómo había sido su día.