¿qué hacía él ahí? ¿Por qué no se alejó de él? ¿No fui suficiente?
Esos pensamientos ahogaban a Vicky mientras movía la pierna ansiosa de arriba a abajo, sintiendo el ardor en sus ojos y la presión en su pecho. La camioneta se movía por la ciudad, acercándola cada vez más al hotel, pero en su mente, ella seguía atrapada en esa imagen, en ese momento que le había arrancado el aliento y roto el corazón.
Maddy, parada ahí, frente a Diego.
Diego, a centímetros de su rostro.
Apretó los dientes, bajó la mirada y se obligó a tragar saliva, como si eso bastara para empujar el nudo que se le había formado en la garganta. Pero no sirvió. Las lágrimas comenzaron a caer, silenciosas, sin su permiso.
Se acomodó en el asiento y jaló el gorro de su hoodie hasta cubrirse el rostro, buscando refugiarse en la sombra. No quería que nadie la viera así. No quería que nadie hiciera preguntas. No ahora.
Se recargó contra la ventana, la frente contra el vidrio frío, observando cómo las luces de la ciudad se desdibujan entre sus lágrimas. Exhaló pesadamente, llevándose la manga de la hoodie a la cara para limpiar las lágrimas.
Yo confío. Pero... carajo - Penso
Mari la miraba de reojo, visiblemente preocupada, pero no preguntaba. Y Vicky agradeció ese silencio con todo su ser. Porque si Mari abría la boca, aunque fuera solo para preguntar "¿Estás bien?", ella no iba a poder sostenerse. No iba a poder mentir.
La camioneta frenó frente al hotel. Antes de que Mari pudiera siquiera abrir la boca, Vicky ya estaba abriendo la puerta. Bajó la cabeza, apretó los labios, y salió rápidamente, sin mirar atrás.
No quería preguntas.
No quería consuelo.
No quería hablar.
No quería que alguien le dijera que "seguro no era lo que parecía" cuando ella lo había visto con sus propios ojos.
Porque sí, podía estar equivocada.
Pero en ese instante, su corazón no quería lógica. Solo dolía.
Solo quería... desaparecer.
Entró al cuarto y cerró la puerta con un golpe seco. Se recargó en ella, respirando agitada, con los ojos cerrados, tratando en vano de calmar el caos dentro de ella.
Respira, Victoria... respira...
Su pecho subía y bajaba con dificultad.
Y en eso su celular vibró. Una vez. Dos veces. Luego otra.
Lo sacó del bolsillo con desconfianza.
La pantalla encendida. Un solo nombre.
Baby 💞
Y en ese instante, algo dentro de ella se quebró aún más. La mandíbula se le tensó y sintió su estómago encogerse.
Su pulgar vaciló sobre la pantalla, pero, en un arrebato, apagó el teléfono y lo lanzó sobre la cama con rabia contenida. No quería escucharla. No ahora.
Con pasos pesados, se dirigió al baño y encendió la luz. Se sostuvo del lavabo y levantó la mirada.
Su reflejo la golpeó como un puñetazo en el pecho:
Ojos enrojecidos, hinchados, la nariz igual, el rastro de lágrimas secas en sus mejillas. Parecía un desastre, pero lo que más le dolía era la expresión en sus propios ojos. Ese brillo vulnerable, ese dolor crudo.
No era Young Miko ahí.
No era la artista.
No era la figura pública.
Era solo Vicky.
Y esa fue la gota que derramó todo.
Sintió el ardor en la garganta. Las lágrimas regresaban sin pedir permiso, como una tormenta terca. Sentía como si su pecho fuera a estallar.
Se aferró al borde del lavabo, apretando los dedos contra el mármol. Y luego... estalló. Barrió con el brazo todo lo que estaba sobre el lavabo.
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INTERLINKED ✉︎ Young Miko
FanfictionMadeline es silencio, inseguridad y sueños escondidos en una libreta. Victoria es luz, fama, y aunque todos la ven... muy pocos realmente la conocen. Ambas buscan algo que se sienta real. Un choque. Una mirada. Una conexión inevitable. No fue casua...
