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Vicky y Maddy observaban a Mariana y Julieta desde el sillón, todavía esperando el resto de la historia. Fue entonces cuando Mariana y Julieta se miraron. Esa mirada que guarda secretos, memorias y un montón de emociones contenidas.

Flashback

Todo comenzó unos meses atrás.

En Madrid

Donde Julieta vio a Mariana después de años.

El momento exacto en que Juli la vio... fue como si el tiempo se doblara sobre sí mismo. Se detuvo en seco, pero trató de disimularlo y siguió caminando con rapidez, como si nada hubiera pasado.

Fue como una descarga. No de tensión. No de incomodidad. Más bien, algo parecido al reconocimiento. Como si el cuerpo recordara antes que la mente. Se conocían. Habían sido amigas en el pasado, aunque el tiempo, la distancia y los distintos caminos las habían separado.

Mariana, por su parte, alzó una ceja al verla. Años sin verse. Años sin hablar más allá de algún mensaje suelto por redes. Pero ese día, cuando sus ojos se cruzaron, fue como si el reloj retrocediera. Julieta seguía teniendo ese mismo brillo en los ojos, esa misma energía de huracán que siempre había tenido. No dijo nada. Solo sonrió, intentando aparentar indiferencia, aunque sus mejillas se tiñeron de un suave tono rosado.

Cuando Julieta y Mariana se abrazaron. No fue uno de esos abrazos casuales, no. Fue uno de esos donde los cuerpos recuerdan. Uno donde el silencio dice más que las palabras. Fue rápido, pero intenso. Y al separarse, se miraron por un segundo más de lo que se considera "normal".

El camino hacia el hotel fue un caos de voces. Julieta hablaba sin parar, Vicky le seguía el juego, y Maddy las observaba con una sonrisa suave, recargando la cabeza en el pecho de Vicky. Mariana conducía tranquila; se reía de vez en cuando por las bromas que hacian o lanzaba algún comentario, pero no podía evitar que su mirada se desviara, una y otra vez, hacia el asiento del copiloto, donde Julieta reía.

Julieta también robaba miradas.

Desde ese día, algo había despertado.

La noche de la Bresh fue el primer golpe fuerte. Luego del concierto de Vicky, el grupo fue a celebrar. Entre luces de neón, reggaetón y tragos, Juli bailaba sin parar, saltando entre grupo en grupo, mientras Mariana se mantenía más hacia el borde de la pista, observando. Pero en algún momento, entre la multitud, sus miradas se encontraron. Mariana le sostuvo la mirada unos segundos más de lo normal. Juli alzó una ceja y le sonrió.

Y luego, sin saber bien cómo, estaban bailando cerca. No se tocaban del todo, pero las miradas hacían el resto. Cuando Mariana le ofreció su vaso para que Juli lo probara, sus dedos se rozaron. Y ahí estuvo de nuevo. Ese chispazo.

Desde entonces, los encuentros se volvieron cada vez más frecuentes, incluso cuando no eran necesarios.

Durante los días ahí, las cuatro pasaron mucho tiempo juntas. Ensayos, pruebas de sonido, salidas. Siempre en grupo. Pero había momentos... pequeños y sutiles, donde Mariana y Julieta se quedaban solas. En los pasillos. En el carro. En camerinos vacíos.

Y cada uno de esos momentos crecía como una semilla.

Un día estaban las dos solas en el backstage de un concierto. Cuando ambas se estiraron al mismo tiempo para tomar un mismo cable de micrófono. Sus dedos se tocaron, y algo tan simple se sintió como un chispazo.

—Perdón —dijo Mariana con voz baja, pero con los ojos fijos en los de Julieta.

—No te preocupes... —respondió Julieta, con una sonrisa ladeada— no me molesta

INTERLINKED  ✉︎  Young MikoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora