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El sol se colaba entre las cortinas del cuarto, iluminando suavemente las paredes mientras el silencio reinaba en el ambiente. Vicky y Maddy seguían profundamente dormidas, agotadas por el día lleno de emociones que había sido ayer. Vicky, acostada boca abajo, tenía un brazo rodeando la cintura de Maddy, y sus piernas se entrelazaban con las de ella.

Maddy despertó poco a poco, dejando que el sueño se desvaneciera a su propio ritmo. Sentía el peso reconfortante del brazo de Vicky sobre ella y el suave vaivén de su respiración tranquila. Por unos momentos, se quedó ahí, observándola en silencio. La visión de Vicky, tan relajada y serena, hizo que una sonrisa casi imperceptible apareciera en los labios de Maddy. Hasta que con cuidado de no despertarla, deslizó el brazo de Vicky, permitiendo que la almohada lo reemplazara, viendo como se acurrucaba en ella aún dormida.

Con pasos ligeros, Maddy se levantó de la cama, cerrando la puerta con una suave presión para que el sonido no la despertara. En el pasillo, descendió las escaleras, donde encontró a Mauro y Bona en el sofá, viendo una serie. Al verla, ambos le dedicaron una sonrisa perezosa.

— Buenos días, dormilona — dijo Mauro con una sonrisa perezosa antes de regresar su atención a la pantalla.

Maddy les devolvió el saludo con una pequeña risa y continuó su camino hacia la cocina. Sabía que Vicky adoraba los french toast con frutas, así que decidió preparar algo especial para ella. Al terminar de cocinar, dispuso el desayuno con cuidado en una bandeja, añadiendo un vaso de jugo fresco y una pequeña nota escrita a mano:

"Para la mujer más hermosa de mi mundo, estoy orgulloso de ti por todo lo que has logrado Vic, Te amo" - Tu Maddy

Satisfecha con lo que había preparado, tomó la bandeja con delicadeza y subió las escaleras. En el pasillo, se encontró con Mariana, quien salía de su habitación con el cabello desordenado y una expresión de recién despertada.

— Buenos días — saludó Maddy, sonriendo

— Buenos días gorda — respondió Mari con la voz ronca y caminando hacia las escaleras

Al llegar al cuarto, Maddy vio que Vicky seguía dormida, exactamente en la misma posición en la que la había dejado. Su respiración era tranquila, y su cabello caía desordenado sobre su rostro de una manera que a Maddy le resultaba adorable. Ese cuadro la hizo sonreír de nuevo, con una mezcla de ternura y amor.

Dejó la bandeja en la mesita de noche con cuidado y luego subió a la cama y se acercó a Vicky lentamente y con manos delicadas, comenzó a acariciarla, recorriendo su piel con los dedos, disfrutando de la suavidad de su contacto. Le dio pequeños besos en el hombro y la mejilla, sintiendo cómo su respiración se mezclaba con la de ella.

— Buenos días, dormilona — susurró suavemente, casi como un suspiro contra su piel.

Vicky, a pesar de estar despierta desde el primer toque de Maddy, mantuvo los ojos cerrados, sonriendo apenas, fingiendo que aún dormía. Maddy, al notar esa pequeña farsa, no pudo evitar soltar una risa suave.

— Ya te vi, estás despierta — dijo con tono juguetón, picándole sus costados

Vicky soltó una risa y abrió los ojos lentamente, revelando una sonrisa adormilada que se mezclaba con su mirada tierna.

— No te vaya' nunca de mi vida mami — murmuró Vicky, su voz ronca y cálida, mientras sus brazos se envolvían alrededor de Maddy, atrayéndola hacia ella

Maddy dejó escapar una risita suave, sintiendo el calor de su abrazo y cómo Vicky se acurrucaba más cerca, dejando besos lentos y cariñosos en su cuello, haciendo que su piel se erizara.

INTERLINKED  ✉︎  Young MikoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora