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— Mads.. l-lo siento — susurró Vicky, su voz quebrándose contra el cuello de Maddy— Lo siento tanto... N-no quería pensar lo peor, pero... pero me dolió tanto

Maddy cerró los ojos, sintiendo su propio corazón encogerse.

—No tienes que disculparte, amor... solo quiero que me creas —murmuró, acariciando suavemente la espalda de Vicky, como si con cada caricia intentara borrar todo el dolor que había entre ellas

Vicky solo la abrazó más fuerte, escondiendo su rostro en su cuello. Maddy dejó que lo hiciera, sosteniéndola con todo el amor que tenía dentro.

Porque, después de todo, lo único que importaba era que estaban ahí, juntas.

Y entonces, con la voz baja, temblorosa y aún húmeda por el llanto, Vicky susurró:

—Te creo, Maddy...

Maddy soltó un suspiro que llevaba horas retenido. Sus manos temblorosas acariciaron la espalda de Vicky, mientras se le escapaban más lágrimas.

Porque esas tres palabras lo eran  todo.

Todo lo que necesitaba.

—No quiero que vuelvas a pensar que yo... que sería capaz de—... —la voz se le quebró y bajó la mirada

—Lo sé... ya lo sé mami. Perdóname por dudar, is just that... cuando' te vi con él, y cómo te sujetaba...sentí que el mundo se me venía abajo —dijo con la voz rota — Pensé que te estaba perdiendo, y no pude soportarlo...

—Nunca me perdiste. Nunca, ¿me oyes? No hay nadie más. Eres tú. Siempre fuiste tú... desde que chocaste conmigo en ese aeropuerto y me viste como nadie lo había hecho jamás

Vicky sonrió con tristeza y bajó la mirada, sus mejillas todavía húmedas. Se limpió los restos de lágrimas con la manga de su sudadera, pero Maddy llevó sus manos al rostro de ella con ternura, acariciándole los pómulos con el pulgar.

—Y si alguna vez dudas de eso otra vez —añadió Maddy, suave pero firme— prométeme que me vas a mirar a los ojos y me vas a dejar explicarte. Por favor. No me cierres la puerta así nunca más, no te cierres a mi

Vicky la miró. Sus ojos azules, tan hermosos como tormentosos, estaban clavados en los de Maddy como si estuviera tratando de grabar cada palabra en su alma.

—Lo prometo... —susurró

Y sin más, sus bocas se encontraron.

El beso fue suave, cálido. No tenía prisa. Era un beso lleno de amor, de promesas silenciosas, de perdón.

Un beso que decía aquí estoy, y no me voy a ir.

Sus manos se buscaron, se encontraron, se aferraron.

Pero luego, como si la intensidad de todo lo no dicho se desbordara, el beso creció. Sus labios se encontraron con hambre, como si llevaran demasiado tiempo separados, como si cada segundo sin el otro fuera un tormento.

Vicky llevó una mano a la cintura de Maddy, la acercó más, sin romper el beso, como si necesitara sentirla aún más cerca, como si temiera que fuera a desvanecerse. Maddy correspondió, aferrándose a ella con la misma desesperación, con la necesidad de que no se fuera, de que no se alejara.

Entonces, sin soltarla, Vicky se inclinó hacia atrás, guiándola con delicadeza, hasta que Maddy quedó sentada sobre sus piernas. Ella la acomodó ahí, como si ese lugar le perteneciera desde siempre.

​​Y cuando finalmente se separaron

Los brazos de Vicky rodearon a Maddy con fuerza, abrazándola tan fuerte que Maddy casi perdió el aliento.

INTERLINKED  ✉︎  Young MikoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora