• 48 •

2.3K 129 125
                                        

Vicky me empujó contra la pared, sujetándome allí con una mano firme a cada lado de mi cabeza y nuestros cuerpos pegados. Me besó con tanta intensidad que me quitó el aliento, y me acarició la mejilla, besándome hasta que sentí que me faltaba el aire.

Apenas podía mantenerme en pie, atrapada entre sus brazos, sin poder pensar en nada más que en sus labios, y en cómo sus manos me sostenían, en el roce de su cuerpo contra el mío, y más...

No sé cuánto tiempo estuvimos así, jadeando, besándonos, nuestras manos entrelazándose en el cabello de la otra, yo aferrándome a su cuello para no caer. Pero Vicky parecía más tranquila, sus manos firmemente sujetando mi cintura, y su boca comenzaba a bajar lentamente por mi cuello. No pude evitar un gemido y enseguida mordí mi labio, avergonzada.

Vicky colocó su pulgar sobre mi labio, tirando suavemente para forzar mi boca a abrirse un poco antes de besarme otra vez. Se apartó un momento, nuestras frentes tocándose mientras recuperábamos el aliento.

— Na' de eso, quiero escucharte mami — susurro con voz ronca

Mis piernas temblaron. Sentí el calor subir por mi estómago, mis piernas flaqueando, y habría caído si Vicky no estuviera tan cerca, poniendo su rodilla entre mis piernas, y no pude evitar gemir ante la fricción.

Vicky empezó a sacarme el vestido rápidamente, sus manos moviéndose con una urgencia que hacía que mi respiración se acelerara aún más—

—¿Ey, Maddy? ¿Me estás prestando atención?

La voz de Vicky me sacó de golpe de mi cabeza, obligándome a parpadear y regresar al presente. Me sonrojé de inmediato al darme cuenta de que había estado tan distraída, atrapada en pensamientos que definitivamente no debería estar teniendo. La miré a los ojos, intentando actuar como si nada.

—¿Qué? Sí, sí... claro que te estoy escuchando— respondí, tratando de sonar casual, aunque el tono ligeramente divertido en su sonrisa me dejaba claro que no se lo creía.

— Ajá, claro...— respondió Vicky con una sonrisa traviesa mientras me lanzaba una mirada de reojo.

Estábamos en el auto, camino al puerto, con el plan de pasar la tarde en un yate celebrando. Su sold out y el lanzamiento de mi canción merecían algo especial, y a Mariana se le ocurrió eso.

Yo iba en el asiento del copiloto, mirando por la ventana y tratando de disimular el leve rubor que aún sentía en las mejillas. El aire entre nosotras estaba cargado de esa tensión que había estado creciendo en desde anoche, y el silencio solo hacía que mi cabeza regresara a esos pensamientos... a sus manos, su boca...

— A ver, dime, ¿en qué estabas pensando?— preguntó, rompiendo el silencio con un tono curioso, pero lleno de picardía.

—¿Qué? No estaba pensando en nada...— mentí, ajustándome en el asiento, tratando de parecer tranquila.

Vicky soltó una risa suave, esa que hacía que mi corazón diera un vuelco.

—Mmm, no sé si creerte, Maddy. Tienes esa cara...— murmuró lentamente mirándola con una sonrisa picardía

—¿Qué cara?— le dije, mirándola con los ojos entrecerrados, más para defenderme que porque realmente quisiera saber.

—Ya sabes. Esa cara— dijo con un gesto rápido hacia mí, mientras sus ojos brillaban de diversión — Como si estuvieras pensando en algo que no deberías

Tragué saliva, incapaz de responder de inmediato.

— Solo estaba pensando en... —hice una pausa, buscando una excusa que no fuera demasiado obvia.

INTERLINKED  ✉︎  Young MikoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora