Checo estaba incómodo, probablemente más que eso. Desde que puso un pie en el paddock, la mayoría de las miradas que recibía lo hacían estremecerse. Al principio pensó que era paranoia suya, pero las dudas se disiparon cuando algunos reporteros e incluso influencers se le acercaron con preguntas invasivas sobre "la cuota que Lysander le pagaba" tras el juicio.
Agradeció infinitamente a sus padres, que se comportaron como sus guardianes, bloqueando cualquier intento de acercamiento.
-Vaya mierda -susurró apenas llegó al hospitality de Ferrari, dejando caer su bolso en una silla cercana.
-¡Sergio, tu vocabulario! -lo reprendió su padre Toño.
-Cariño, deja que el niño se exprese -apoyó Carlos Sr., cruzándose de brazos-. Lo de afuera realmente fue una mierda.
Checo dejó de prestarles atención. Su mirada recorría el hospitality, buscando a Carlos. Habían estado en Singapur desde inicios de la semana, pero era la primera vez que el mexicano se hacía presente en el paddock para la carrera. Ahora se arrepentía de haberlo hecho; los buitres llamados periodistas estuvieron a nada de devorarlo.
-¡Por fin llegan! -exclamó emocionado su hermano, apareciendo de la mano con Charles.
Carlos y Charles aún no hacían pública su relación. Solo el equipo de Ferrari y algunos amigos cercanos lo sabían. Ambos querían evitar levantar revuelo, especialmente porque este sería el último año de Carlos en Ferrari, y temían las especulaciones que surgirían al respecto.
-Hola, Checo -saludó Charles, abrazándolo con fuerza.
-¡Hey, Charlie! ¿Emocionado por la carrera?
-Un poco. Este tipo de circuitos realmente me gustan -respondió el monegasco con una sonrisa-. Aunque Carlos y yo vimos lo que pasó allá afuera.
Checo dirigió la mirada hacia su hermano, que estaba siendo reprendido por sus padres. No alcanzaba a oír de qué se trataba, pero la expresión de Carlos era lo suficientemente divertida como para arrancarle una leve sonrisa.
-No esperaba menos -dijo Checo, restándole importancia al asunto-. Aunque debo admitir que no lo extrañaba. -Hizo una mueca-. Era agradable estar fuera del foco, aunque haya sido solo por un tiempo.
Charles imitó la mueca de Checo. Sabía que el mexicano no había estado realmente fuera del foco mediático en todo el año; simplemente no se había dado cuenta por su ausencia en redes sociales y el tiempo que pasó aislado en casa de sus padres.
-No deberías prestarles atención -susurró el monegasco, intentando consolarlo.
-No es tan fácil, Charlie. No cuando me están cuestionando por supuestamente pedirle dinero a Lysander después de dejarlo. -Las palabras de Checo estaban cargadas de molestia-. Como si todo lo que me hizo nunca hubiera pasado.
Checo tomó una respiración profunda, dándose cuenta de que su tono había subido. La mirada preocupada de su familia lo hizo detenerse.
-Yo no le estoy pidiendo nada, Charlie. No necesito nada de él -dijo con coraje, apretando los puños.
El dinero era una orden del juez para compensar el daño físico y emocional que los actos de Lysander habían causado. Pero la realidad era que Checo no había tocado ni un peso de ese dinero. Cada semana se acumulaba en una cuenta bancaria que el mexicano evitaba mirar. Según la sentencia, Lysander debía seguir depositando durante un año más. Aún no sabía qué haría con ese dinero, quizá lo donaría a alguna asociación.
-No, claro que no necesitas nada de él, pero es lo mínimo que puede ofrecer después de lo que te hizo -dijo Charles, sacudiendo la cabeza con disgusto mientras analizaba la situación-. Aunque su sentencia me sigue pareciendo ridículamente mínima.

ESTÁS LEYENDO
Detest to Adore | Lando & Checo
Fiksi Penggemar-¡Te amo! Cásate conmigo. -No te veo arrodillado con un diamante en tus manos -respondió Checo divertido, con un deje de picardía en su voz. -Dame un par de horas y estaré en Nueva York de rodillas frente a tus apetitosos muslos.