El frío metal de las instalaciones de Overhaul resonaba con un eco sordo mientras Tomura Shigaraki caminaba por los pasillos. Su mente se centraba en su propósito: observar y entender la forma en que Overhaul manejaba su negocio. La idea de una alianza no le desagradaba, pero la paranoia de ser traicionado siempre latía en el fondo de su mente.
Las luces fluorescentes iluminaban cada rincón, revelando un ambiente casi clínico que Shigaraki detestaba. A medida que avanzaba, notó que las sombras parecían alargarse y deformarse a su alrededor, como si el lugar mismo estuviera vivo y consciente de su presencia.
—Este lugar apesta a desconfianza —murmuró para sí mismo, mientras su mirada se posaba en los operativos de Overhaul, que iban y venían en su rutina incesante.
Al girar en una esquina, su atención fue capturada por un rincón apartado. Allí, entre unas cajas, había una pequeña figura. La niña tenía aproximadamente cinco o seis años, con cabello celeste que caía en mechones desordenados alrededor de su rostro, y unos ojos rojos de un color pastel que reflejaban una inocencia inusual en medio de un ambiente tan sombrío.
—¿Qué demonios hace una niña aquí? —musitó Shigaraki, acercándose con cautela.
La pequeña levantó la vista, sus ojos brillaban con curiosidad. Cuando sus miradas se encontraron, el corazón de Shigaraki se detuvo por un instante, sorprendido por la dulzura de la niña en medio del caos.
—Hola —saludó la niña con una voz suave y temblorosa—. ¿Tienes algo de comida?
Shigaraki se quedó en silencio, sintiendo una extraña incomodidad en su pecho. Ignoró su pregunta, convencido de que Overhaul no podía estar usando a la niña para algo bueno. ¿La estaba alimentando? ¿La cuidaba de alguna manera? La idea de que la pequeña pudiera estar atrapada en ese lugar lo molestaba más de lo que le gustaba admitir.
—No tengo comida —respondió al final, su tono desinteresado—. Deberías estar con un adulto.
La niña frunció el ceño, claramente decepcionada. Sin embargo, no se rindió.
—Pero tengo hambre —insistió, mirando a Shigaraki con ojos suplicantes—. No puedo volver a casa sin comer.
Shigaraki sintió un ligero golpe en su consciencia. Esa pequeña voz era un recordatorio incómodo de lo que había perdido.
—¿Por qué estás aquí? —preguntó, tratando de cambiar de tema. Su tono era brusco, pero en el fondo quería saber más.
La niña encogió los hombros, su mirada bajó hacia el suelo.
—Overhaul me dijo que esperara aquí. Pero no me gusta. Quiero irme a casa.
Shigaraki se cruzó de brazos, intentando mantener su desprecio por la situación. Sin embargo, la fragilidad de la niña le resultaba inquietante. Overhaul siempre había tenido una forma retorcida de utilizar a las personas, y ella no era una excepción.
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𝐓𝐡𝐞 𝐃𝐞𝐣𝐚 𝐕𝐮 || ˢʰᶤᵍᵃʳᵃᵏᶤ ᵗᵒᵐᵘʳᵃ
Fanfiction"Al mirarla siento que he vivido lo mismo que ella, pero a mi nadie me salvo en realidad"