¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Shigaraki caminaba lentamente por la base de la Liga de Villanos con Erina en su espalda, sosteniéndola cuidadosamente por las piernas mientras ella se aferraba a sus hombros, riendo con pequeñas risitas. El peso de la niña no era mucho, pero la sensación de tener a alguien tan dependiente de él era lo que realmente lo incomodaba, aunque de alguna manera se estaba acostumbrando.
—¡Más rápido, papi! —pidió Erina, dándole una ligera palmada en la espalda.
Shigaraki bufó, aunque no podía evitar sentir un leve calor en su pecho cada vez que la niña lo llamaba "papi". Era una extraña contradicción para alguien que había destruido tanto, ahora siendo el único protector de alguien tan pequeño e inocente. Se movió un poco más rápido, pero mantuvo su expresión seria y distante.
—No es un parque de diversiones —respondió de mala gana, aunque su tono no era tan severo como de costumbre.
Mientras seguían avanzando, Dabi apareció en la sala común, apoyado contra la pared con los brazos cruzados. Tan pronto como los vio, no pudo evitar soltar una carcajada burlona, sin molestarse en ocultar su diversión.
—Vaya, vaya —dijo Dabi con una sonrisa burlona—. ¿Qué tenemos aquí? El gran líder de la Liga de Villanos convertido en niñera a tiempo completo. ¿Quién lo diría? —Agitó la cabeza con una sonrisa—. Esto es de oro.
Shigaraki lo miró con su típica expresión de fastidio, pero no se detuvo. Erina, completamente ajena a las burlas, estaba ocupada disfrutando de su paseo a caballito, su risa resonando por la base.
—No tengo tiempo para tus tonterías, Dabi —gruñó Shigaraki—. ¿Tienes algo importante que decir o solo viniste a perder el tiempo?
—Oh, no, no —respondió Dabi, fingiendo seriedad—. Esto es lo más importante que he visto en días. Espectáculo de primera. —Se inclinó ligeramente hacia delante, como si observara una obra de teatro—. El temido Shigaraki, con su pequeña princesa en la espalda. ¿Sabes? Si Overhaul te viera ahora mismo, estoy seguro de que le daría un infarto.
Erina no entendía del todo las palabras de Dabi, pero percibió la atención en ella y miró al villano con sus grandes ojos rojos. Inocente como siempre, saludó con la mano pequeña.
—¡Hola, Dabi! —dijo alegremente, completamente ajena a la burla que se dirigía a su padre.
Dabi la miró y, por un momento, su expresión burlona se suavizó un poco. Al final, solo levantó la mano en señal de saludo.
—Hola, enana —respondió con un tono ligeramente más suave, aunque no pudo evitar añadir—. Deberías enseñarle a tu padre a relajarse un poco.
Shigaraki frunció el ceño, parando en seco y girando levemente la cabeza para ver a Dabi por encima del hombro.
—Sigue hablando y te hago desaparecer de la Liga antes de que puedas siquiera prender una cerilla —amenazó, aunque su tono era más de advertencia cansada que de verdadera ira.