Era una tarde tranquila en la base de la Liga de Villanos. Kurogiri estaba ocupado haciendo lo suyo, mientras Shigaraki revisaba algunos planes en su habitación. Erina, como de costumbre, se encontraba sentada en el suelo de la sala común, rodeada de papeles y crayones, enfocada en sus dibujos.
La pequeña ya llevaba un buen rato dibujando, metida en su propio mundo. A su lado, se apilaban varios dibujos, algunos de Shigaraki, otros de ella misma, e incluso de cosas abstractas que solo Erina podría entender. Pero esta vez, su atención estaba enfocada en una persona muy especial: Dabi.
Dabi, que estaba sentado en el sillón, aburrido como de costumbre, le echaba una mirada rápida a la niña de vez en cuando, aunque no le prestaba mucha atención. No era exactamente el tipo de persona que se involucraba en las cosas de los niños, pero Erina parecía decidida a ganarse su atención ese día.
Después de un rato más de concentrado trabajo artístico, Erina finalmente se levantó con un dibujo en la mano. Con pasos pequeños y cuidadosos, se acercó a Dabi, quien estaba apoyado en el respaldo del sillón, mirando distraído hacia el techo.
—Dabi —dijo Erina con su voz suave, tirando de la manga de su abrigo.
Dabi bajó la mirada lentamente, levantando una ceja. —¿Qué quieres, enana?
Erina, sin darse por aludida por el tono indiferente, le extendió el dibujo con una sonrisa orgullosa. —Te hice un dibujo.
Dabi entrecerró los ojos, pero tomó el papel. Al principio parecía no mostrar ningún interés, pero cuando vio lo que había en él, una risa ronca escapó de su garganta. En el dibujo, él estaba representado en medio de una gran escena de destrucción, rodeado de llamas que quemaban edificios y objetos a su alrededor. Dabi aparecía con una sonrisa retorcida mientras todo ardía.
—¿Soy yo quemando cosas? —preguntó Dabi, claramente divertido.
Erina asintió rápidamente, todavía sonriendo con orgullo. —Sí, porque eres muy fuerte y haces fuego.
Dabi soltó una carcajada y miró a la pequeña con una expresión de aprobación. —Este es probablemente el mejor dibujo que he visto. Buen trabajo, enana.
Erina se iluminó ante el elogio de Dabi. Aunque él no era el tipo de villano que mostraba afecto abiertamente, sabía cómo ser encantador a su manera. Erina estaba más que feliz de haberle hecho sonreír.
—¿Puedo ponerlo en la pared? —preguntó Erina con entusiasmo.
Dabi se encogió de hombros. —Haz lo que quieras, no me importa.
Con esa aprobación, Erina corrió de vuelta a su caja de crayones, buscando algo para pegar el dibujo en la pared de la sala común. Dabi observó cómo la pequeña se movía con energía, pegando su obra de arte junto a los otros dibujos que ya había hecho.
Shigaraki apareció justo en ese momento, entrando en la sala. Su mirada pasó del dibujo recién colocado a Erina, que estaba dando pequeños saltitos de emoción.
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𝐓𝐡𝐞 𝐃𝐞𝐣𝐚 𝐕𝐮 || ˢʰᶤᵍᵃʳᵃᵏᶤ ᵗᵒᵐᵘʳᵃ
Fanfic"Al mirarla siento que he vivido lo mismo que ella, pero a mi nadie me salvo en realidad"