Capítulo 15: Compartir

30 9 0
                                    

Las semanas habían pasado desde que la Liga de Villanos recibió su último pago, y la escasez de comida comenzaba a notarse en la base

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Las semanas habían pasado desde que la Liga de Villanos recibió su último pago, y la escasez de comida comenzaba a notarse en la base. Las risas y la alegría de las cenas abundantes se habían desvanecido, reemplazadas por un ambiente tenso y preocupante. Las despensas, que una vez estaban llenas de provisiones, ahora estaban vacías, y la mayoría de los villanos se conformaban con sobras o comida rápida que se había vuelto más rara.

Esa tarde, mientras el sol comenzaba a ponerse, Shigaraki se encontraba en la cocina revisando el escaso contenido de la nevera. Después de unos minutos de búsqueda, suspiró, resignado. Solo había un poco de arroz y una lata de frijoles que había conseguido antes. No era mucho, pero era lo único que tenían para cenar.

Erina entró en la cocina, con sus grandes ojos curiosos, mirando a su padre con inquietud.

—¿Qué hay para cenar, papá? —preguntó, emocionada, aunque sabía que la respuesta probablemente no sería la que esperaba.

Shigaraki le sonrió de manera forzada. —Algo sencillo, cariño. Arroz y frijoles. No es muy emocionante, pero será suficiente para llenarnos.

—¡Genial! —dijo Erina, tratando de mostrar entusiasmo—. ¡Me encanta el arroz!

Shigaraki comenzó a cocinar, cocinando el arroz con cuidado, mientras Erina se sentaba en la mesa, observando con atención. La pequeña siempre encontraba una manera de hacer que lo simple pareciera especial, y esa noche no fue diferente.

Una vez que la comida estuvo lista, Shigaraki sirvió una porción generosa en un plato, aunque era evidente que era escaso para ambos. Se sentó en la mesa y le ofreció a Erina la primera cucharada.

—Aquí tienes, mi pequeña —dijo mientras le ofrecía la comida.

Erina tomó su parte, y ambos comenzaron a comer juntos, compartiendo el mismo plato. A pesar de la escasez, la pequeña se veía feliz, sonriendo mientras disfrutaba de la comida simple.

—¿Sabes, papá? —dijo Erina entre bocados—. Aunque no tengamos mucho, estoy feliz de comer contigo.

Shigaraki sintió un nudo en su garganta. Las palabras de su hija resonaron profundamente en su corazón. A pesar de las dificultades, su presencia le recordaba que había algo más importante que la comida en sí: el tiempo que pasaban juntos.

—Yo también estoy feliz, Erina. —dijo, intentando mantener su voz firme—. Siempre es mejor compartir la comida con alguien que amas.

Mientras continuaban comiendo, Dabi entró en la cocina, olfateando el aire. Se detuvo al ver que solo había un plato en la mesa y al darse cuenta de que ambos compartían.

—¿Qué pasó aquí? —preguntó, con una ceja levantada—. ¿Sólo hay eso para cenar?

Shigaraki lo miró con seriedad. —No hay mucho más. No hemos recibido dinero en semanas. Así que tenemos que hacer lo que podemos con lo que tenemos.

𝐓𝐡𝐞 𝐃𝐞𝐣𝐚 𝐕𝐮 || ˢʰᶤᵍᵃʳᵃᵏᶤ ᵗᵒᵐᵘʳᵃDonde viven las historias. Descúbrelo ahora