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La sala común de la base de la Liga de Villanos estaba más tranquila de lo usual. La televisión, que siempre mostraba noticias o algo en el fondo, estaba apagada, y solo se escuchaba el ruido suave de los juguetes que Erina estaba usando. La pequeña se había acostumbrado a estar en ese lugar, y aunque la atmósfera era caótica, encontraba pequeños momentos de paz en su nueva rutina.
Dabi, aburrido como siempre, estaba sentado en el sofá, observando a la niña con un interés que no solía mostrar. Había algo gracioso en la imagen de esa pequeña, con su cabello celeste y ojos pastel, jugando entre un grupo de villanos. Era una imagen tan absurda que no pudo evitar esbozar una sonrisa.
Erina estaba sentada en el suelo, concentrada en armar algo con los pocos juguetes viejos que había encontrado por la base. Dabi la observó por un rato, hasta que la idea de divertirse un poco con ella se le cruzó por la mente. No era como si tuviera algo mejor que hacer, después de todo.
-Hey, enana -llamó Dabi, su voz ronca, haciéndola levantar la cabeza-. ¿Sabes hablar, verdad?
Erina lo miró con curiosidad y asintió lentamente, pero no dijo nada.
Dabi se inclinó un poco hacia adelante desde el sofá, su sonrisa maliciosa creciendo.
-Te voy a enseñar algunas palabras, ¿te parece?
La pequeña lo miraba sin comprender del todo, pero le devolvió una sonrisa tímida, lo que Dabi tomó como un "sí".
-Escucha bien -empezó, manteniendo su voz baja, como si estuviera revelando un secreto-. Repite después de mí: "idiota".
Erina ladeó la cabeza, intentando entender. Movió sus labios un poco, como si intentara repetir, pero no dijo nada. Dabi sonrió aún más.
-Vamos, no tengas miedo. Es solo una palabra. Di: "idiota".
La niña abrió la boca para intentarlo, pero antes de que pudiera articular nada, una voz fría rompió el momento.
-Dabi.
Shigaraki apareció en la entrada de la sala común, su mirada fija en Dabi y en lo que estaba intentando hacer. El villano de cabello blanco cruzó la sala en pocos pasos, acercándose a Erina, que ahora miraba a ambos sin entender lo que sucedía.
-¿Qué estás haciendo? -preguntó Shigaraki, su tono neutral pero lleno de advertencia.
Dabi se encogió de hombros, sin mostrar la menor señal de arrepentimiento.
-Solo me estaba divirtiendo un poco. No es como si fuera a dañarla. Solo intentaba enseñarle algo nuevo.
Shigaraki frunció el ceño, claramente molesto. Sin decir más, se agachó para levantar a Erina en brazos, alejándola de la mala influencia de Dabi.
La niña se aferró a su cuello con sus manitas pequeñas, sintiendo el cambio de ambiente. Shigaraki le acarició la cabeza suavemente, su manera de calmarla sin decir nada.
