Capítulo 07: Esperanza

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La espera en la sala de operaciones se convirtió en una tortura interminable para Shigaraki

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La espera en la sala de operaciones se convirtió en una tortura interminable para Shigaraki. Cada segundo se sentía como una eternidad, y sus pensamientos vagaban hacia el dolor y la vulnerabilidad que había visto en Erina. Se preguntaba si había hecho lo correcto al llevarla allí y si realmente podría garantizar su seguridad y bienestar.

Finalmente, después de lo que pareció un tiempo infinito, un médico salió de la sala de operaciones. Shigaraki se levantó de inmediato, sintiendo una mezcla de ansiedad y esperanza.

—¿Cómo está? —preguntó, acercándose rápidamente.

El médico sonrió de manera tranquilizadora, y esa simple acción le dio un poco de alivio.

—Lo hicimos bien. La operación fue un éxito —dijo, y Shigaraki sintió que se le aligeraba el peso en el pecho—. La pequeña tenía daños en su cuello uterino debido a los abusos que ha sufrido, pero ahora está bien. La hemos reparado y, con tiempo, se recuperará completamente.

Shigaraki respiró profundamente, sintiendo que una ola de alivio lo envolvía. **No podía creer que la pequeña Erina estuviera a salvo.**

—¿Cuánto tiempo estará inconsciente? —preguntó, su voz un poco más tranquila.

—Debería despertar en media hora, pero puede estar un poco confundida. Estaremos vigilándola de cerca para asegurarnos de que todo siga bien —explicó el médico—. Siéntase libre de quedarte con ella cuando despierte.

—Gracias. No puedo expresar cuánto significa esto para mí —respondió Shigaraki, sintiendo la sinceridad de sus palabras.

El médico asintió y se alejó para atender otros asuntos. Shigaraki se dirigió rápidamente a la sala donde Erina había sido llevada.

La habitación era sencilla, con luces suaves y un ambiente tranquilo. Erina yacía en una cama, su pequeño cuerpo rodeado de monitores y tubos. Aunque su corazón latía con fuerza por ver a la niña en esa situación, había una paz en su expresión que lo tranquilizaba.

Se sentó junto a ella, tomando su mano pequeña entre sus dedos.

—Erina, estoy aquí —susurró, sintiendo que una parte de él se sentía más fuerte al decirlo—. Te prometo que todo va a estar bien.

Mientras miraba su rostro, se dio cuenta de lo frágil que era esa pequeña vida. Era increíble pensar que ella había soportado tanto a tan corta edad.

Unos momentos después, Erina empezó a moverse lentamente, sus ojos entrecerrados luchando por abrirse. Shigaraki se inclinó un poco más cerca, observando cómo su expresión cambiaba de confusión a sorpresa.

—¿Papi? —murmuró, y su voz era tan suave que casi le rompía el corazón.

—Sí, soy yo —respondió Shigaraki, una sonrisa involuntaria apareciendo en su rostro—. Has estado en un lugar especial, pero ahora estás bien.

𝐓𝐡𝐞 𝐃𝐞𝐣𝐚 𝐕𝐮 || ˢʰᶤᵍᵃʳᵃᵏᶤ ᵗᵒᵐᵘʳᵃDonde viven las historias. Descúbrelo ahora