Sin embargo, no podían ocultarlo para siempre. Una noche, durante una patrulla nocturna (ya que ambas eran prefectas), la tensión finalmente explotó de nuevo. Caminaban por los pasillos oscuros, iluminadas solo por la luz de sus varitas, en un silencio incómodo que se hacía más pesado a cada paso. Era evidente que ninguna de las dos sabía cómo abordar lo que había sucedido entre ellas.Finalmente, cuando llegaron a una torre desierta, Hermione se detuvo y soltó un suspiro frustrado.
-Esto es ridículo -dijo de repente, volteándose para enfrentar a Pansy.
Pansy levantó una ceja, pero no dijo nada, esperando a que Hermione continuara.
-No podemos seguir así, fingiendo que no pasó nada. ¿Qué es lo que estamos haciendo? -preguntó Hermione, su voz teñida de desesperación y confusión.
Pansy apretó los labios, claramente luchando con lo que quería decir. Finalmente, soltó un resoplido y dejó caer los hombros.
-Yo... no lo sé, Hermione. Esto es tan extraño para mí como lo es para ti. Toda mi vida he estado en desacuerdo contigo, viéndote como... como alguien que me irritaba más allá de lo que podía soportar. Pero ahora... -Pansy se quedó en silencio, buscando las palabras adecuadas.
Hermione dio un paso hacia ella, su corazón latiendo con fuerza en su pecho.
-Yo tampoco lo entiendo, pero no puedo ignorarlo. No puedo seguir pretendiendo que no siento lo que siento cuando estoy cerca de ti.
Pansy la miró, sus ojos brillando bajo la luz de la varita. Por primera vez, sus defensas parecieron derrumbarse por completo.
-Tengo miedo de lo que significa esto, Hermione. No estoy acostumbrada a sentirme... vulnerable -admitió en un susurro.
Hermione sonrió suavemente. Aquella confesión de Pansy era más de lo que jamás hubiera esperado escuchar.
-Nadie lo está -respondió, acercándose aún más-, pero tal vez no tenemos que tener todas las respuestas ahora.
Sin pensarlo más, Hermione cerró la distancia entre ellas y tomó la mano de Pansy. Fue un gesto sencillo, pero cargado de significado. Pansy la miró sorprendida, pero no apartó la mano. De hecho, entrelazó sus dedos con los de Hermione, dejando que el silencio entre ellas hablara más de lo que las palabras podían expresar