Los días siguientes a la advertencia de Draco fueron una mezcla de tensión constante y pequeños momentos robados. Pansy y Hermione se encontraban siempre al límite, mirando por encima del hombro, temiendo que el siguiente paso de Draco o el creciente escrutinio de Hogwarts las empujara al borde de una catástrofe. Y, sin embargo, cada vez que estaban juntas, esa conexión entre ellas, esa chispa que ardía a pesar de todo, parecía hacerse más fuerteUna tarde, después de clases, Hermione esperaba a Pansy en la biblioteca. Era uno de los pocos lugares donde aún podían encontrar algo de privacidad, ocultas entre estantes llenos de libros que rara vez visitaba alguien más que Hermione. Cuando Pansy finalmente llegó, sus pasos eran rápidos y nerviosos, y en cuanto vio a Hermione, su expresión denotaba algo más que la habitual preocupación.
-¿Qué pasa? -preguntó Hermione inmediatamente, apartando el libro que estaba leyendo.
Pansy se sentó frente a ella, sin poder ocultar su malestar.
-Draco habló con mi madre -soltó, su voz baja pero cargada de ansiedad-. No sé cómo lo hizo tan rápido, pero ya lo sabe.
El corazón de Hermione se hundió. Sabía que el día llegaría, pero aún así, escucharlo en palabras de Pansy le hizo sentir como si el mundo se tambaleara bajo sus pies.
-¿Qué dijo tu madre? -preguntó en voz baja, casi temiendo la respuesta.
Pansy sacudió la cabeza, apretando las manos sobre la mesa.
-No me lo dijo directamente, pero recibí una lechuza esta mañana. Quiere que vuelva a casa durante las vacaciones. Y puedo decir por su tono que no es para una charla amistosa. Están furiosos.
Hermione la miró, viendo la lucha interna en los ojos de Pansy. Sabía lo que la familia significaba para ella, y lo difícil que sería enfrentarse a ellos, especialmente si la estaban presionando para que rompiera su relación.
-¿Qué vas a hacer? -preguntó Hermione, su voz temblando un poco.
Pansy la miró con una mezcla de dolor y determinación.
-No lo sé. No quiero perder a mi familia, Hermione, pero tampoco quiero perderte a ti. No sé cómo manejar todo esto. Draco no solo me está presionando a mí, está usando a mi madre para forzarme a elegir.
Hermione sintió un nudo en la garganta. No quería ser la razón por la que Pansy sufriera, pero al mismo tiempo, no podía imaginarse sin ella. Y, por primera vez, el peso real de las decisiones que tendrían que tomar comenzó a caer sobre sus hombros.
-No tienes que tomar una decisión ahora mismo -dijo Hermione, tratando de sonar tranquilizadora-. Podemos enfrentar esto juntas. Encontraremos una manera, Pansy. Lo que sea que decidas, estaré a tu lado.
Pansy apretó los puños, luchando contra las lágrimas que amenazaban con escapar. No estaba acostumbrada a sentirse tan vulnerable, a depender tanto de otra persona. Y eso, más que cualquier otra cosa, la aterrorizaba.
-No quiero que tengas que sufrir por mi culpa -murmuró Pansy, finalmente dejando caer una lágrima que rápidamente secó con el dorso de la mano-. No sé si soy lo suficientemente fuerte para enfrentarlo todo.
Hermione se inclinó hacia adelante, tomando las manos de Pansy entre las suyas.
-Eres más fuerte de lo que crees, Pansy. Lo hemos enfrentado todo hasta ahora, y lo seguiremos haciendo. Si decidimos que vale la pena luchar por esto, lo haremos. No te voy a abandonar, ni dejaré que te enfrentes a esto sola.
El silencio que siguió estuvo lleno de emociones no expresadas, pero las miradas que intercambiaron lo decían todo. Pansy sabía que Hermione estaba dispuesta a soportar todo lo que viniera, y aunque la idea la llenaba de miedo, también la reconfortaba. Estaba cansada de luchar sola, de llevar el peso de las expectativas de su familia y su casa. Con Hermione a su lado, todo parecía un poco más soportable