Esa misma noche, Hermione se encontró de nuevo con Pansy en la sala común de los Prefectos. Habían empezado a reunirse ahí con más frecuencia, tratando de encontrar un espacio seguro donde pudieran hablar sin preocuparse de las miradas indiscretas.
Pansy la esperaba en un rincón de la sala, con los brazos cruzados y la mirada perdida en la chimenea. Cuando Hermione entró, Pansy alzó la vista, y algo en sus ojos le dijo a Hermione que las cosas no estaban bien.
-¿Qué ocurre? -preguntó, sentándose junto a ella.
Pansy se tomó un momento antes de responder, su expresión endurecida por la preocupación.
-Draco me confrontó hoy -dijo finalmente, su voz baja y tensa-. Está furioso. Me dijo que si sigo con esto, si sigo contigo, va a contarle todo a mi familia.
El corazón de Hermione dio un vuelco. Sabía que Draco estaba enfadado, pero no esperaba que llegara tan lejos. La familia de Pansy no era del tipo que aceptaría con facilidad una relación como la suya, y mucho menos con una Gryffindor.
-¿Qué le dijiste? -preguntó Hermione, temiendo la respuesta.
Pansy suspiró, apoyando la cabeza entre las manos.
-No le dije nada. No sé qué hacer, Hermione. Si se lo cuenta a mi familia, las cosas podrían ponerse muy mal. Pero tampoco puedo simplemente... dejarlo todo ahora. No quiero perderte.
Hermione sintió una mezcla de tristeza y rabia. No quería que Pansy tuviera que elegir entre ella y su familia, pero sabía que la situación era complicada. Se inclinó hacia adelante, tomando las manos de Pansy entre las suyas.
-No te voy a pedir que elijas, Pansy. Lo que estamos viviendo es complicado, y sé que tienes muchas presiones encima. Pero quiero que sepas que estoy aquí para lo que necesites, sea lo que sea.
Pansy la miró con una expresión que mezclaba gratitud y desesperación. A pesar de todo lo que estaba pasando, no podía imaginarse dejando a Hermione, no ahora que habían llegado tan lejos. Pero el miedo a lo que vendría seguía presente, como una sombra constante sobre ambas.
-No quiero perderte -murmuró Pansy, con la voz quebrada.
Hermione apretó sus manos con fuerza, su corazón latiendo rápido.
-No me perderás. Encontraremos la manera de salir de esto juntas. No importa lo que Draco o cualquier otra persona diga.
El silencio que siguió estuvo lleno de incertidumbre, pero también de una firme determinación compartida. Sabían que el camino sería difícil, lleno de obstáculos, pero mientras se tuvieran la una a la otra, estaban dispuestas a enfrentarlo.
Pansy se inclinó hacia Hermione, sus labios encontrando los de ella en un beso suave, cargado de emociones no expresadas. Durante ese breve instante, el mundo exterior dejó de importar. No había Draco, ni rumores, ni familias. Solo estaban ellas dos, juntas, dispuestas a luchar por lo que sentían.
Pero sabían que esa calma no duraría para siempre. Pronto, tendrían que enfrentarse a las consecuencias