29. Abrazos inesperados

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 ''Así que soñaste conmigo, ¿eh?''


Cassie Delaney


Justin arrastra la silla del establecimiento hacia atrás y me hace un gesto con la cabeza para que me siente mientras una sonrisa se asoma en su rostro. Le devuelvo la sonrisa mostrando mis dientes y me siento, siguiendo con mi mirada su cuerpo mientras camina hacia la silla frente a la mía y se sienta, colocando los codos apoyados sobre la esquina de la mesa con los dedos de sus manos cruzados y enviándome una mirada, aún sin desaparecer la sonrisa en su cara.

Lo miro durante unos minutos fijamente, deteniendo mis ojos en cada una de las facciones de su rostro y me sorprendo a mi misma pensando en que roza la perfección. Su cabello queda escondido bajo una gorra hacia atrás en la que salen lo que parecen ser las manos de Mikey Mouse liándose un porro. Cuando se la he visto me ha hecho bastante gracia, a lo que el me ha seguido la corriente mientras agarraba las maletas de mis manos y las arrastraba fuera del hospital.

Al principio me he sentido algo mareada al ver la calle y no reconocer ni el semáforo de la esquina, pero Justin a mi lado pasando su mano por mi espalda me ha servido como pilar para no derrumbarme, y más cuando los que se supone que son mis padres no están a mi lado.

Algo dentro de mi cuando lo miro me relaja, me hace sentir bien y me da seguridad. No entiendo el por qué, sin embargo siento que él sí que sabe algo, pero no me atrevo a preguntar. Nada más me quedo con esta sensación de que mis preocupaciones, quejas, lágrimas, dolores de cabeza no cambiarán mi desconocido pasado ni lo que está por venir, pero que a su lado se me hará más llevadero.

—¿Que vas a querer?—siento su voz suave preguntarme. Sin darle respuesta alguna me acomodo bien en la silla y comienzo a mirar por encima de su cabeza el escaparate que está sobre el mostrador con todos y cada uno de los cafés que ofrecían.

En el hospital, una mañana que Justin trajo dos cafés en su mano descubrí mi pasión por estos, así que le hice prometer que cuando saliera de alta me llevara la mejor cafetería del lugar. Frunzo el ceño mirando cada apetecible bebida sin conseguir decidirme con uno en específico, hasta que mis ojos paran en uno que por poco me hace babear sobre mi regazo.

—Un Mocha Frappuccino de esos—señalo el cartel con esa imagen que provoca un sonido en mi estómago no muy agradable. Justin se gira y sonríe soltando una risa. Levanta la mano justo en el momento en que uno de los camareros pasa cerca de nosotros.

El chico con la bandeja en la mano se nos acerca a paso rápido, parándose justo al lado de nosotros. Deja la bandeja sobre la mesa y saca una pequeña libreta y un bolígrafo, abriendo el pequeño librito listo para apuntar. Nos mira.

—¿Que van a desear?—pregunta en un tono cortés. El chico es joven, al igual que todos los otros trabajadores aquí. Todos son atractivos, tanto los chicos como las chicas, así que en seguida imagino que es como una especie de estrategia para atraer más clientela al lugar, lo que parece funcionar ya que no paran de entrar y salir personas viéndose satisfechas con el servicio.

—Dos Mocha Frappuccino, por favor—habla Justin. El camarero apunta a gran velocidad los pedidos y arranca el papel de la libreta, dejando este bajo el servilletero.—En seguida les traeré vuestros pedidos.

Le damos una sonrisa amable y este se marcha hacia el mostrador. Dejamos de poner nuestra atención sobre él y nos quedamos mirando el uno al otro.

—¿Cómo te encuentras?—me pregunta, su semblante se ha vuelto serio y estoy a punto de agradecerle por su preocupación, pero cierro la boca antes de decir nada de lo que pueda arrepentirme después, ya que tal y como están yendo las cosas, cuando estoy cerca de él parece que no pienso bien las cosas antes de soltarlas como un tanque en medio de una guerra.

Bad; j.b Donde viven las historias. Descúbrelo ahora