Bad; j.b

15. Brian

 ''No te enfades con él.''

Cassie Delaney

—Sé paciente, a veces hay que pasar por lo peor para conseguir lo mejor.— Murmuró una voz en un tono como amortiguado, alejado de mi oído, como si estuviera en una cueva.

Me revuelvo sobre mi estomago y frunzo el entrecejo. Hace frío y todo está oscuro, me siento extraña, como faltando en medio de un océano completamente sola. —No dejes que nunca nadie te diga que eres incapaz de hacer algo.— Vuelve a murmurar esa voz.

Doy un salto sobresaltada al escucharla ahora completamente cerca de mi, justo a mi espalda y me doy la vuelta con los ojos abiertos como platos, asustada y sorprendida a la vez. Y casi me caigo de culo cuando me encuentro con esos ojos mirando fijamente a los míos.

No puede ser, es completamente irreal el hecho de que lo tenga en frente de mi, aquí. Ahora. Cierro mis ojos y los vuelvo a abrir dos segundos después, parpadeo, entrecierro los ojos y vuelvo a parpadear. Sigue ahí, de pie y con esa sonrisa de te-voy-a-enamorar que lo caracteriza.

Y me sentiría cohibida avergonzada si no fuera quien realmente es. Mi corazón se acelera y mi respiración comienza a fallar de manera notaria. Niego con la cabeza soltando el aire, provocando que el sonido de mi respiración entrecortada cada vez se intensificara más entre nosotros.

—¿Q-Que haces aquí?— No sé como es que he conseguido pronunciar si quiera una palabra, pero lo he hecho, y ahora necesito una respuesta, una pista, algo que me diga que está pasando aquí.

—Tú me necesitas.— No es una pregunta, suena seguro de si mismo a la vez que su sonrisa se ensancha, enseñando esa dentadura blanca y perfecta que tiene gracias a haber llevado aparato durante dos años cuando tenía 15.

Abro más los ojos y trago saliva, quiero decir algo, pero no se el qué, y mi boca suelta lo primero que se me viene en mente. —¿C-como?— Tartamudeo, otra vez. Esto no puede ser verdad, y no puedo acabar de creérmelo. Él, mirándome a los ojos. De pie. Con los ojos abiertos. Sonriendo hacia mi.

—No te enfades con él, Cassie.— Me entran ganas de llorar cuando escucho ese nombre salir de sus labios, pero retengo las lagrimas en el fondo de mis ojos parpadeando un poco. Sé que a él no le gusta verme llorar. Lo odia, lo detesta como la mierda.

Pero sus palabras no es lo que realmente quería escuchar. ¿Él?¿Quien es él? Quiero preguntar-le pero su voz me interrumpe. —No preguntes.— Sonríe y se acerca unos pasos más a mi, quedando a pocos centímetros de mi cuerpo.

Lo miro fijamente, inclinando la cabeza un poco hacia arriba para poderlo ver a los ojos. Esos ojos azules que mataban a cualquier chica pasara por donde pasara. —Bryan...— Susurro con la voz entrecortada y su dedo índice se acerca a mis labios, quedando a unos solos milímetros de ellos, callándome con su gesto.

—No llores.— Me pide, aunque en el fondo sabe que en nada y menos me voy a derrumbar y me voy a romper. Pero es que sería imposible no romperse, cualquiera lo haría, hasta la persona más fría del mundo se ablandaría en esta situación.

—No puedo...— Mi voz suena rota y presiono los labios dentro de mi cuerpo, quiero abrazarlo pero tengo miedo de que se me esfume, que se deslice y se resbale de mis brazos como me pasó con...Justin.

—Sí.— Me contradice, severo pero con suavidad. —Sí que puedes. Y también puedes conseguir lo que realmente deseas.— Arrugo el entrecejo y lo miro confusa. No sé que es todo esto.

—No sé a que te refieres.— Sorbo los mocos por la nariz, tal y como una chica no haría, pero no me importa en estos momentos. Esa es una de mis menores preocupaciones.