Chapter 2

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Después del desayuno, el bullicio de la mañana en la casa Styles comenzaba a relajarse un poco. Louis limpiaba los platos mientras Harry ayudaba a los gemelos a recoger sus mochilas, asegurándose de que no olvidaran nada para la escuela. Oliver correteaba de un lado a otro, intentando encontrar su muñeca de peluche favorita que siempre llevaba consigo.

—¡Aquí está, peque! —dijo Harry, encontrando el peluche entre los cojines del sofá y entregándoselo a su hijo menor.

—¡Gracias, papi! —exclamó Oliver, abrazándolo con fuerza antes de correr de nuevo hacia la puerta.

Harry no pudo evitar sonreír al verlo tan lleno de vida, pero su mente seguía regresando a Jackson. Algo no encajaba. Era raro que su hijo mayor, un joven seguro y extrovertido, simplemente hubiera dejado de hablar de Monica sin ningún motivo aparente. Y aunque Harry no quería ser intrusivo, su instinto como padre le decía que debía estar atento.

—¿Estás bien, cariño? —La suave voz de Louis lo sacó de sus pensamientos. Harry levantó la vista para encontrar los ojos azules de su esposo llenos de comprensión. Louis siempre sabía cuando algo lo preocupaba.

—Sí, solo estoy pensando en Jackson —admitió Harry en voz baja, acercándose a Louis mientras terminaba de secar los platos—. No sé, hay algo en su actitud que me preocupa. No parece el mismo desde lo de Monica.

Louis asintió, dejando el paño a un lado. —Yo también lo he notado, pero creo que debemos darle su espacio. Si hay algo que quiera decirnos, lo hará cuando esté listo.

Harry suspiró, pasando una mano por su cabello rizado. —Lo sé, pero no puedo evitar sentir que hay algo más. Quizá le dolió más de lo que pensamos.

Louis se inclinó y le dio un suave beso en los labios. —Jackson es fuerte, como su padre. Sabrá cuándo hablar. Mientras tanto, solo tenemos que apoyarlo.

Harry sonrió ante el reconfortante toque de Louis. Había momentos en los que, a pesar de su fortaleza como alfa, encontraba un refugio en el cálido y tranquilo amor de su omega. Se abrazaron brevemente, disfrutando de ese instante de calma antes de que la rutina del día los absorbiera.

—Bueno, debo irme —dijo Harry, soltando a su esposo con una última mirada amorosa—. Tengo una reunión importante con un nuevo cliente hoy. Quieren comprar una propiedad en el centro, así que será un día ocupado.

Louis asintió, arreglándole la solapa del traje con una sonrisa orgullosa. —Buena suerte, amor. Eres el mejor en lo que haces, estoy seguro de que cerrarás el trato.

—Eso espero —dijo Harry con una risa confiada. Después de un último beso, se despidió de sus hijos. Los gemelos ya estaban fuera, esperando el autobús escolar, y Oliver, con su peluche en mano, le dio un abrazo apretado antes de irse con Louis a la escuela.

...

El tráfico matutino de la ciudad era un escenario familiar para Harry, quien se movía con destreza entre las calles en su elegante coche. Ser agente inmobiliario le daba la oportunidad de recorrer la ciudad que tanto amaba y conocer a personas con diferentes estilos de vida. Para él, cada día era una nueva oportunidad, y le encantaba ayudar a las personas a encontrar su hogar perfecto, tal como él había encontrado el suyo con Louis y los niños.

La primera reunión del día fue con una pareja joven, interesados en una casa grande cerca del centro. Harry, siempre con una sonrisa profesional, les mostró la propiedad con la paciencia y el carisma que lo caracterizaban.

—Aquí tienen una vista inigualable del parque —explicaba mientras señalaba las enormes ventanas de la sala de estar—. Y el diseño de la cocina es ideal para quienes disfrutan de los espacios abiertos. Es una propiedad excelente, especialmente si están pensando en formar una familia.

La pareja parecía impresionada, y Harry notó el brillo de interés en sus ojos. Al final de la visita, cerró el trato sin dificultades, como esperaba.

El resto del día transcurrió con más visitas a propiedades, reuniones con clientes y algunas llamadas telefónicas para coordinar futuros proyectos. Harry era extremadamente eficiente, su reputación en el mundo inmobiliario estaba bien cimentada, pero lo que realmente lo diferenciaba era su pasión por lo que hacía. Sabía que estaba brindando algo más que paredes y techos; estaba ayudando a construir futuros.

Después de un largo día, Harry volvió a su hogar justo cuando el sol comenzaba a ponerse. Entrar por la puerta siempre le daba una sensación de alivio, como si el mundo exterior quedara atrás y solo existiera el calor de su familia.

El aroma de la cena lo recibió al cruzar el umbral. Louis estaba en la cocina, sirviendo la comida mientras los niños ya estaban sentados a la mesa, esperando con impaciencia.

—¡Papá! —gritó Oliver, corriendo hacia él para envolverlo en un abrazo.

Harry lo levantó en el aire, haciéndolo reír, antes de dejarlo en el suelo de nuevo.

—Hola, mi pequeño príncipe—dijo con una sonrisa antes de acercarse a Louis y besarle la frente—. ¿Qué tal ha ido todo por aquí?

—Todo bien —respondió Louis, sonriendo mientras colocaba un plato frente a Nick—. Oliver hizo un dibujo muy bonito hoy en la escuela, ¿verdad, cariño?

—¡Sí! Es de David y yo jugando en el parque —dijo Oliver con entusiasmo, causando risas en la mesa y celos de padre en Harry.

La cena fue tranquila, un reflejo de la vida que habían construido juntos. Hablaron de las actividades del día, de las pequeñas travesuras de Oliver, y Nick incluso mencionó que estaba pensando en finalmente invitar a Ethan a salir, lo cual provocó más consejos y bromas de parte de Harry.

Sin embargo, a pesar del ambiente relajado, Harry no pudo evitar notar que Jackson seguía más callado de lo normal. Aunque participaba en la conversación, parecía distraído, y Harry lo observaba en silencio, sin saber si debía preguntar algo más o esperar.

Después de la cena, ayudaron a Oliver a prepararse para dormir. Harry le leyó un cuento mientras Louis se ocupaba de los gemelos, recordándole a Nick que se preparara para su prueba de matemáticas y revisando algunos de los trabajos de Jackson. El ambiente familiar y amoroso llenaba cada rincón de la casa, y Harry no podía evitar sentirse agradecido una vez más.

Cuando finalmente se acostaron, abrazando a Louis bajo las sábanas, Harry suspiró con satisfacción. Amaba su vida, amaba su trabajo y, sobre todo, amaba a su familia. Louis se acurrucó contra él, cerrando los ojos.

—Te amo —murmuró Louis con suavidad.

—Y yo a ti —respondió Harry, besando la parte superior de su cabeza—. No cambiaría esto por nada.

Pero mientras se quedaba dormido, la preocupación por Jackson seguía rondando en su mente. Sabía que, tarde o temprano, tendría que hablar con su hijo mayor, y esperaba que fuera antes de que el joven alfa se sintiera completamente solo en lo que fuera que estaba enfrentando.

Por ahora, dejó que el sueño lo envolviera, confiando en que, al igual que todo en su vida, esto también encontraría su camino.

>Fanytz

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