Chapter 5

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Jackson respiró profundamente mientras Louis lo sostenía con un brazo alrededor de sus hombros. No era fácil hablar de esto, pero con su madre, todo se sentía más seguro, más fácil de expresar. Jackson había pasado meses guardando ese sentimiento, y por fin sentía que podía soltarlo.

—Mamá —dijo en voz baja—. Hay algo más que quiero decirte.

Louis se mantuvo tranquilo, asintiendo suavemente para que Jackson supiera que tenía todo el tiempo del mundo.

—¿Cómo lo descubriste? —le preguntó Louis, intuyendo lo que vendría a continuación.

Jackson se puso nervioso, sus mejillas se sonrojaron, pero algo en la calidez de su madre lo impulsó a continuar. —Fue hace un par de meses, en una fiesta. Estábamos jugando a la botella... —hizo una pausa, sintiendo que las palabras se atascaban en su garganta, pero se obligó a seguir—, y me tocó besar a un alfa como parte del juego. Era una broma, todos se reían, pero... para mí fue diferente. Cuando lo besé, todo se sintió... correcto.

Louis escuchaba atentamente, sin interrumpir, dejando que Jackson continuara a su propio ritmo. Su hijo estaba revelando algo que claramente lo había impactado profundamente, y lo único que quería era ser ese apoyo que Jackson necesitaba.

—Desde ese momento —continuó Jackson—, supe que no era como todos pensaban. No me atraen los omegas... o las chicas como todos creen. Me gustan los alfas. Y no solo fue ese beso... Hay un chico en la escuela. Su nombre es Sam. —La voz de Jackson se suavizó cuando mencionó el nombre, y Louis notó un destello de emoción en sus ojos—. Fue transferido hace unos meses, y desde que llegó, hemos congeniado muy bien. Creo que ambos sentimos lo mismo, mamá. A veces, cuando nos tocamos o cuando nuestras manos se rozan, siento que él también lo sabe.

Louis sonrió, feliz de ver a su hijo tan vulnerable pero también emocionado al hablar de Sam. La relación que tenía con Jackson siempre había sido cercana, y él agradecía que su hijo lo viera como alguien en quien podía confiar.

—¿Y crees que a Sam le gustas también? —preguntó Louis con una pequeña sonrisa, queriendo ver más de esa chispa en los ojos de Jackson.

Jackson asintió, nervioso pero lleno de emoción. —Sí, lo creo. Hay momentos en los que nuestras miradas se cruzan y... no sé, mamá. Es como si todo a nuestro alrededor desapareciera. No lo he hablado con él aún, pero siento que lo sabré pronto.

Louis lo abrazó más fuerte, orgulloso de la valentía de su hijo. —Me alegra tanto que confíes en mí para contármelo, Jackson. Y si Sam es quien te hace feliz, entonces eso es lo único que importa.

Jackson sonrió ampliamente, una sonrisa que rara vez mostraba en los últimos meses. —Gracias, mamá. Me gusta tener a alguien con quien hablar de esto. Es difícil no poder decirle nada a papá, pero... al menos te tengo a ti.

Louis asintió, su corazón lleno de amor y comprensión. Pero sabía que el verdadero desafío sería cuando Jackson estuviera listo para contárselo a Harry. Harry tenía ideas muy claras sobre lo que era ser un alfa, y Louis temía que no fuera fácil para él aceptar la orientación de su hijo mayor.

Unas semanas después, Louis se encontraba llevando a Oliver a su clase de danza. El pequeño omega ya llevaba puesto su uniforme de ballet, un conjunto suave de colores pastel, al pequeño le gustó el ballet, pero aún tenía la esperanza de convencer a su papá para jugar futbol.

Después de dejar a Oliver, decidió ir a recoger a Jackson a la escuela para invitarlo a un helado. Era un pequeño gesto, pero sabía que su hijo lo apreciaría.

Cuando llegó, lo vio salir del edificio junto a otro chico, y su corazón dio un vuelco al instante. Sabía que ese debía ser Sam. El joven alfa tenía una sonrisa encantadora, su cabello oscuro desordenado y una actitud relajada, pero había algo en la forma en que miraba a Jackson que confirmó todo lo que su hijo le había contado. Sam claramente se preocupaba por Jackson.

Jackson, al ver a su madre, sonrió emocionado y se despidió de Sam con una palmada en el hombro. Corrió hacia el auto de Louis, lleno de energía, y se subió rápidamente.

—¡Mamá! —dijo emocionado mientras se abrochaba el cinturón—. Ese es Sam. Te dije que congeniamos muy bien, ¿verdad?

Louis sonrió ampliamente, encantado de ver a su hijo tan feliz. —Sí, cariño. Se ve que se llevan muy bien. ¿Te gusta mucho, verdad?

Jackson asintió, mirando por la ventana mientras su madre arrancaba el coche. —Me gusta mucho, mamá. Es diferente a cualquier otra persona que haya conocido. Siento que cuando estoy con él, puedo ser yo mismo, ¿sabes?

Louis asintió, comprensivo. Sabía lo importante que era para Jackson encontrar a alguien con quien pudiera ser completamente auténtico. Pero también sabía que aún había un obstáculo importante: Harry.

Jackson se giró hacia su madre, la emoción de su voz disminuyendo un poco. —El problema es papá. No sé cómo va a reaccionar cuando le diga que no me gustan las omegas. Y después de lo que pasó con Oliver y el fútbol... Mamá, tengo miedo de que me odie por esto.

Louis se detuvo en un semáforo, mirando a su hijo con compasión. —Jackson, tu papá nunca te odiaría. Le va a costar entenderlo, tal vez, pero eso no cambia lo mucho que te quiere. Solo tienes que darle tiempo para procesarlo.

Jackson suspiró, apoyando la cabeza en la ventana. Sabía que su madre tenía razón, pero el miedo seguía ahí, latente. No podía evitar pensar en lo estrictas que eran las expectativas de su padre.

>Fanytz

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