Chapter 23

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Esa tarde, cuando Jackson volvió a casa, sabía que no podía seguir cargando con esto solo. Necesitaba hablar con alguien que pudiera entender la situación. Y, como tantas veces antes, pensó en su madre. Louis siempre había sido su refugio, su confidente, alguien que lo escuchaba sin juzgar. Así que decidió contarle lo que había ocurrido.

—Mamá, tengo que hablar contigo —le dijo en cuanto lo encontró en la cocina, preparando la cena. Louis lo miró, sabiendo que algo grave pasaba.

—Claro, cariño, dime —respondió Louis, dejando todo lo que estaba haciendo para centrarse en su hijo.

Jackson le contó todo, desde el embarazo de Daisy hasta la presión que sentía por la expectativa de todos. Louis lo escuchó en silencio, con una mirada cada vez más preocupada. Pero justo cuando Jackson estaba a punto de decirle que no era el padre, Harry entró en la cocina, habiendo escuchado parte de la conversación.

—¿Qué dijiste? —preguntó Harry, su tono serio y alarmado—. ¿Daisy está embarazada?

Jackson sintió un nudo en el estómago. No quería que su padre se enterara de esa manera.

—Papá, espera, puedo explicarlo —dijo, tratando de calmar la situación.

Pero Harry ya estaba en modo protector y autoritario.

—¡Jackson! Sabes lo que esto significa, ¿verdad? Si Daisy está embarazada, tienes que asumir la responsabilidad. No hay otra opción —le dijo con firmeza, esperando que su hijo aceptara.

Jackson, abrumado por la presión y el miedo, sintió que todo se desmoronaba. Había intentado evitar este conflicto durante tanto tiempo, pero ahora era inevitable. Y en un momento de desesperación, dejó escapar lo que había estado ocultando todo este tiempo.

—¡Papá, no! ¡No es mío! —exclamó, su voz temblando—. ¡Nunca estuve con Daisy... porque... porque me gustan los alfas!

El silencio que siguió a esa confesión fue devastador. Harry lo miraba con incredulidad, como si no pudiera procesar lo que acababa de escuchar. Su expresión pasó de la sorpresa a la furia en cuestión de segundos.

—¿Qué estás diciendo, Jackson? —Harry repitió, con los ojos clavados en él como si esperara una explicación que lo rescatara de la pesadilla en la que creía estar cayendo.

—Papá, yo... siempre he sido así. Lo siento, pero no puedo seguir fingiendo —Jackson bajó la mirada, sintiéndose más vulnerable que nunca.

Jackson tragó saliva, sintiendo un nudo en la garganta que no lo dejaba hablar. Sabía que no podía retroceder ahora. Las palabras ya habían sido dichas, y aunque su corazón latía con una fuerza que le hacía doler el pecho, debía enfrentarse a la realidad.

—Lo que escuchaste, papá —dijo con la voz rota, sus manos temblando—. Daisy no está embarazada de mí... porque... porque nunca hemos estado juntos. Ella... ella cometió un error, pero yo no tengo nada que ver con eso. Estoy saliendo con Sam, "mi amigo".

Las últimas palabras salieron como una súplica, como si con ellas buscara alguna forma de consuelo, una esperanza de que su padre lo entendería. Pero lo que encontró fue lo contrario.

Harry dio un paso hacia él, su rostro enrojecido, los puños cerrados como si estuviera conteniendo toda la furia que lo invadía. Era el alfa más temido en su círculo social, un hombre de carácter fuerte, acostumbrado a tener el control, a ser el ejemplo de lo que un alfa debía ser. Y ahora, frente a su hijo, ese control se estaba desmoronando.

—¿Sam? —su voz era apenas un susurro cargado de incredulidad—. ¿Me estás diciendo que todo este tiempo...?

Jackson asintió, incapaz de pronunciar más palabras. Sentía las lágrimas formándose en sus ojos, pero se negaba a dejarlas caer. No quería parecer débil, no ahora.

| Traditional Alpha | L.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora