Chapter 12

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Su marido lo guió hacia el baño que se encontraba en la alcoba, se dejó llevar, ya casi sin fuerzas por el agotamiento.

La habitación estaba bañada en una suave luz dorada, gracias a las velas que Harry había dispuesto estratégicamente alrededor de la gran bañera de mármol. El aroma embriagador de la vainilla y el sándalo llenaba el aire, mezclándose con el suave perfume de los pétalos de rosa que flotaban en la superficie del agua tibia. Pequeños reflejos danzaban sobre las paredes debido al titilar de las velas, creando una atmósfera íntima y relajante, muy diferente del ajetreo que había marcado el día.

Harry suspiró al entrar en la sala de baño, quitándose la camiseta y observando el resultado de sus esfuerzos. Después de un día entero celebrando el cumpleaños de Oliver, el agotamiento de Louis era palpable, y aunque la tarde había estado llena de risas y alegría, el malestar entre ellos aún pesaba en el aire.
Harry había cometido el error de reaccionar mal cuando Louis hizo esa pregunta, pero Harry, en su terquedad, no había querido escuchar. Ahora, con la esperanza de reconciliarse, había decidido crear un espacio donde ambos pudieran relajarse y olvidar por un momento todo lo demás.

—Amor —llamó Harry suavemente, acercándose a donde Louis estaba de pie, quitándose el último rastro de ropa.
Louis, con una pequeña sonrisa cansada, asintió y se dejó guiar hacia la bañera. Se veía agotado, pero también había en él una chispa de curiosidad, como si estuviera agradecido por el esfuerzo de Harry.

—Esto es hermoso —murmuró Louis, sumergiéndose lentamente en el agua tibia, sintiendo los pétalos de rosa rozar su piel. El calor le envolvió, relajando cada músculo tenso.
Harry le siguió, sentándose detrás de él, y en un gesto cariñoso, rodeó la cintura de Louis con sus brazos, tirándolo suavemente hacia su pecho.

—Lo necesitábamos —dijo Harry con suavidad, dejando un beso en el hombro desnudo de su esposo. El roce de sus labios fue suave, casi una disculpa sin palabras, y Louis se relajó aún más en su abrazo.

Ambos quedaron en silencio por un largo rato, disfrutando del contacto, del calor del agua y de la quietud que los envolvía. Las velas seguían proyectando sus sombras suaves, como si fueran los únicos dos en el mundo.
Harry tomó una copa de vino de la pequeña bandeja que había dispuesto junto a la bañera y se la ofreció a Louis, que aceptó con una sonrisa tenue.

—Por nosotros —susurró Harry, alzando su propia copa antes de tomar un sorbo, mientras
Louis imitaba su gesto. El vino tinto era rico, dulce y fuerte, perfecto para acompañar ese momento de tranquilidad.
Después de un largo trago, Louis cerró los ojos, apoyándose por completo en el pecho de Harry, dejando que el sonido rítmico de la respiración de su esposo lo reconfortara. Harry deslizó sus manos suavemente por los brazos de Louis, subiendo hasta sus hombros, masajeándolos con ternura.

—Lo siento, Lou —dijo finalmente Harry, rompiendo el silencio. Su voz era un murmullo bajo, cargado de arrepentimiento. Besó la mejilla de Louis, su boca rozando apenas la piel húmeda. —No debí reaccionar así cuando mencionaste lo de Jackson.

Louis, aunque agotado, dejo escapar un pequeño suspiro, pero no se apartó. Sabía que Harry estaba haciendo un esfuerzo genuino, y él también estaba cansado de la tensión entre ellos.
—Sé que te preocupa —respondió Louis en un susurro, su voz tranquila pero cansada—. Pero no estoy diciendo que haya algo malo. Sólo... quiero que estemos preparados para lo que sea.

Harry dejó descansar su frente contra el hombro de Louis, cerrando los ojos mientras sus manos continuaban acariciando la piel mojada de su Omega. El suave sonido del agua chapoteando era la única interrupción en el silencio entre ellos. Finalmente, Harry habló, su tono cargado de ternura.

—Tienes razón, Lou. Siempre tienes razón. Yo lo que más quiero es que Jackson sea feliz, tal como lo somos nosotros.

Louis asintió suavemente ante esas palabras, su corazón relajándose un poco más. Sentía el peso de los últimos días disipándose lentamente, como si las palabras de Harry y el ambiente en el que estaban inmersos hubieran logrado desatar los nudos que tenía en el pecho. Giró un poco su cuerpo, lo suficiente como para poder mirarlo a los ojos, el agua acariciando su piel mientras lo hacía.

—Te amo, Harry —dijo simplemente, sus labios rozando los de él en un beso suave, sin urgencia, pero cargado de cariño. Harry correspondió, profundizando el beso con lentitud, sus manos afianzándose en las caderas de Louis, atrayéndolo más cerca, dejando que la calidez de sus cuerpos se mezclara con la del agua.

—Yo también te amo —respondió Harry entre besos, sus labios recorriendo la línea de la mandíbula de Louis, buscando su cuello mientras sus manos seguían acariciando, cada toque destinado a calmar y reconfortar.

Louis, por su parte, decidió dejarse llevar. No había necesidad de seguir discutiendo o preocupándose por algo que aún no había sucedido. En ese momento, lo único que importaba era la presencia de Harry, la forma en que lo sostenía y la promesa implícita en su toque de que todo estaría bien.

Los pétalos de rosa continuaban flotando a su alrededor, las velas titilaban suavemente, y el suave sonido de sus respiraciones entrelazadas llenaba la habitación. El mundo, con todas sus complicaciones, quedó olvidado por un instante, y lo único que importaba era ese momento de paz y reconciliación, donde nada más existía que ellos dos.

Louis siempre se consideró débil ante su amor por Harry, llevaba sólo unos pocos días molesto con su esposo pero esto, definitivamente lo necesitaban, sabía que tarde o temprano Harry aceptaría cualquier cosa que ocurriera con Jackson porque, su amor de padre era mayor. ¿Verdad?

>Fanytz

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