Chapter 24

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Desde el día en que Jackson reveló su verdad, la fisura en la familia Styles se convirtió en un abismo imposible de ignorar. Harry, siempre tan firme en sus creencias y tradiciones, comenzó a rechazar abiertamente a su hijo mayor. Cada interacción entre ellos se sentía como caminar sobre cristales rotos; lo que antes eran conversaciones llenas de respeto y cariño, ahora eran tensas, llenas de reproches no dichos. Harry no podía aceptar la realidad de que su primogénito, su hijo alfa, desafiara todo lo que él había enseñado sobre ser un alfa, sobre la familia, sobre lo que se esperaba de él.

Pero Jackson no era el único que sufría. La distancia que Harry impuso entre ellos afectaba todo a su alrededor. La relación con Nick, su otro hijo alfa, también comenzó a resquebrajarse. Nick lo observaba todo, sintiendo que cualquier equivocación podría ser el detonante para que su padre también lo rechazara. Y luego estaba Oliver, el más pequeño, un omega de solo nueve años, quien se aferraba a Louis con miedo en sus ojos, temeroso de las discusiones que escuchaba cada vez con más frecuencia. El ambiente en casa, una vez cálido y lleno de amor, se había vuelto frío, sofocante, como si una tormenta constante se avecinara sobre ellos.

Louis, por su parte, intentaba desesperadamente mantener la familia unida, pero cada día se sentía más agotado, más frustrado. Amaba profundamente a Harry, lo había amado toda su vida, pero no podía ignorar cómo su esposo se estaba alejando de sus hijos, cómo sus principios rígidos estaban desgarrando el núcleo de su hogar. Louis sabía que Jackson no tenía la culpa, que amar a alguien diferente a las expectativas de Harry no lo hacía menos digno, pero ¿cómo hacerle entender eso a su alfa, a un hombre que había construido toda su identidad en torno a la tradición y el control?

Cada día, Louis veía a sus hijos más inseguros, más perdidos en una casa que ya no sentían como un hogar seguro. Jackson apenas podía mirar a su padre sin que su corazón se rompiera un poco más. Nick, aunque no lo decía en voz alta, también comenzaba a sentir el peso de las expectativas que Harry había puesto sobre él. Oliver, que era demasiado pequeño para comprender todo, solo sabía que algo andaba terriblemente mal, y que su padre ya no sonreía como antes.

Louis no podía soportar ver a su familia desmoronarse. Amaba a Harry, más de lo que las palabras podían expresar, pero también amaba a sus hijos, y ellos merecían un hogar donde se sintieran amados, aceptados y, sobre todo, seguros. Y Harry, en su desesperación por controlar la situación, estaba cegado por su propia rigidez. Ya no veía el daño que estaba causando.

Días pasaron, semanas incluso, pero nada mejoraba. Las discusiones entre Harry y Louis se volvieron más frecuentes, más intensas. Louis sentía que estaba perdiendo a su esposo, que la distancia entre ellos se hacía insalvable. Cada noche, al recostarse junto a Harry, sentía un vacío que le desgarraba el alma. ¿Cómo habían llegado hasta allí?

.

Finalmente, llegó el día en que Louis tomó una decisión. Una tarde, mientras los niños estaban con sus abuelos, se sentó en el salón, esperando a Harry. Sabía que lo que iba a hacer le destrozaría, pero no podía seguir ignorando la realidad. El hogar que tanto habían construido se estaba desmoronando, y si no hacía algo ahora, temía que el daño sería irreparable.

Cuando Harry llegó, el cansancio del trabajo se reflejaba en su rostro, pero no tanto como el desgaste emocional que los había consumido durante los últimos meses. Louis lo observó en silencio por un momento, su corazón latiendo dolorosamente en su pecho. Este era el amor de su vida, el hombre con el que había soñado envejecer, pero también era el mismo hombre que, en su desesperación, estaba arruinando la vida de sus hijos.

—Tenemos que hablar —dijo Louis con voz firme, aunque su corazón se rompía.

Harry, agotado, se dejó caer en una silla, sin imaginar lo que venía.

—¿Sobre qué? —preguntó con tono resignado, creyendo que era otra de las discusiones que habían tenido últimamente.

Louis respiró profundamente antes de soltarlo.

—Quiero el divorcio.

Las palabras salieron como cuchillas, cortando el aire entre ellos. Harry levantó la vista, primero con incredulidad, luego con una sonrisa que no llegaba a sus ojos.

—No me hagas reír, Louis —dijo, agitando la mano como si fuera una broma de mal gusto—. Sabes que no puedes estar hablando en serio.

Pero Louis no sonrió. Su rostro estaba lleno de tristeza y determinación. Al ver la seriedad en sus ojos, Harry sintió que su mundo comenzaba a tambalearse.

—Louis... —dijo, esta vez más en serio, con un dejo de desesperación en la voz—. Esto no es una solución. Estás... estás exagerando. Todo esto es temporal, lo de Jackson es solo una fase. Él necesita una lección, una mano firme. Lo resolveremos, como siempre lo hemos hecho. ¡No puedes simplemente tirar nuestra vida por la borda por esto!

Louis cerró los ojos, sintiendo cómo las lágrimas amenazaban con salir, pero no se lo permitió. Sabía que si mostraba debilidad, Harry intentaría manipular la situación.

—Harry, te amo. Te amo más de lo que puedo explicar, pero nuestros hijos están sufriendo. Esta casa... ya no es un hogar seguro para ellos. Y no puedo seguir aquí mientras tú te niegas a ver lo que está pasando. Ellos necesitan sentirse amados, aceptados, y tú... tú estás tan cegado por tus creencias que no ves el daño que les estás haciendo.

Harry se levantó de golpe, su rostro descompuesto por la ira y el miedo. No podía aceptar lo que estaba escuchando.

—¡No puedes hacer esto! ¡No puedes quitarme a mi familia, Louis! ¡No lo permitiré!

Louis se mantuvo firme, aunque cada palabra le dolía más que la anterior.

—No te la estoy quitando, Harry. Te estoy dando tiempo para pensar. Voy a mudarme a casa de mis padres con los niños. Necesito que pienses en lo que realmente importa, porque si no cambias... entonces sí, esto será definitivo.

Harry no podía respirar. Sentía que todo lo que había construido, todo lo que siempre había sido su vida, se desmoronaba frente a él.

—Louis, por favor... —susurró, pero ya era demasiado tarde.

Louis se dio la vuelta, sintiendo el peso del mundo sobre sus hombros. Sabía que estaba tomando la decisión correcta, aunque cada paso que daba lo alejaba del amor de su vida. Amaba a Harry, siempre lo haría, pero amaba más a sus hijos. Y eso era lo que importaba ahora.

>Fanytz

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