Chapter 7

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Otro día comenzaba en la agitada vida de Harry Styles, quien se encontraba en su oficina revisando algunos contratos de ventas inmobiliarias cuando recibió una llamada de su mejor amigo, Niall. Mientras conversaban, Niall le contaba un chisme reciente que había estallado en su trabajo: dos alfas habían sido descubiertos besándose en los baños, nada menos que el secretario y la contadora.

—¡Te lo digo, Harry! —rio Niall al otro lado del teléfono—. Todos estaban hablando de eso. ¡Un alfa con otra alfa! ¿Te imaginas? Qué asqueroso, no puedo creerlo.

Harry soltó una carcajada burlona, compartiendo la incomodidad de su amigo. —Dios, qué asco. ¿Qué les pasa a esos tipos? ¿No hay suficiente omegas en el mundo? Ojalá les hayan puesto una buena reprimenda.

Se despidieron entre risas, y Harry regresó a casa esa tarde con el tema aún en mente.

...

Esa noche, la familia estaba reunida viendo televisión después de la cena. Era uno de esos momentos tranquilos que Harry valoraba, con Louis y los niños sentados cómodamente en el sofá, disfrutando de la compañía mutua. De repente, un comercial llamó la atención de todos. Mostraba una tierna escena entre dos omegas, quienes se tomaban de la mano y, al final del anuncio, se daban un dulce beso en los labios.

El ambiente en la sala se tensó cuando Harry soltó un bufido y apagó el televisor bruscamente.

—¿Qué demonios están poniendo en la televisión? —se quejó—. Esto es inaudito. No puedo creer que ahora pongan estas cosas como si fuera normal. Es preocupante que Oliver vea algo así. Esos mensajes no deberían estar en la televisión, y menos a esta hora.

Louis notó que Oliver bajaba la mirada, incómodo por los comentarios de su padre. Jackson, por otro lado, apretaba los puños, sintiéndose atrapado en ese momento. Louis se sintió atrapado entre la necesidad de proteger a sus hijos y el deseo de no confrontar a Harry directamente. Sabía que era un tema delicado, pero sentía una creciente molestia por los comentarios de su esposo.

Al día siguiente, Harry estaba en su vestidor, preparándose para ir al trabajo. Louis, como de costumbre, le estaba ajustando la corbata cuando Harry soltó el chisme que había escuchado de Niall.

—¿Sabes qué me contó Niall? —dijo Harry, en tono casual—. En su trabajo descubrieron al secretario y a la contadora besándose en los baños. ¡Y ambos son alfas! Te lo juro, Lou, hay gente que no tiene vergüenza. Es repugnante.

Louis se tensó, sintiendo un nudo formarse en su estómago mientras arreglaba la corbata de su esposo. Cada comentario que Harry hacía sobre parejas de la misma casta lo hacía sentir peor, sabiendo lo que Jackson estaba enfrentando. El alfa notó el cambio en la actitud de su omega y se inclinó para intentar besarlo, pero Louis lo apartó suavemente.

—No, Harry —dijo Louis en un tono firme, pero calmado.

Harry lo miró sorprendido, claramente confundido. —¿Qué pasa, Lou? ¿Por qué te molesta tanto que diga cosas así? No entiendo, eso no tiene nada que ver con nosotros.

Louis apartó la mirada, conteniendo su frustración. Se sentía impotente por la situación de su hijo y por la actitud de Harry. Sabía que enfrentarse a su esposo en ese momento solo empeoraría las cosas.

—Es solo que... esos comentarios no son necesarios —respondió Louis, finalmente—. No todos son como tú crees, y no deberías hablar así de la gente solo porque no entiendes sus decisiones.

Harry lo miró con el ceño fruncido, claramente molesto, pero Louis se dio la vuelta y salió del dormitorio, retirándose a la cocina para preparar el desayuno en silencio.

Harry, sin entender del todo el malestar de su esposo, decidió dejar el tema por el momento. Pero en un intento por reconciliarse con Louis, esa misma mañana, antes de irse al trabajo, le dejó su tarjeta de crédito en la encimera y le lanzó una sonrisa.

—Oye, Lou, ¿qué te parece si esta noche salimos a cenar? Compra algo bonito para ti, no escatimes en gastos. Te lo mereces.

Louis tomó la tarjeta sin mucho entusiasmo, pero una idea se le vino a la mente. Si Harry pensaba que iba a gastar en algo lujoso solo para él, estaba muy equivocado. Cobraría venganza con su cuenta bancaria.

Pasaron un par de días más, y Oliver volvió a mencionar el fútbol en el desayuno.

—Papá, ya sé que dijiste que no al fútbol, pero... —Oliver hizo una pausa, midiendo sus palabras—. Hay un equipo en un campo cercano que es solo de omegas. Mi amigo Justin, ya sabes, el que vive en la casa de al lado, va a los entrenamientos. Él fue quien me animó a jugar. ¿Puedo ir al menos a ver cómo es?

Harry, que ya estaba a punto de replicar con la misma negativa de siempre, se detuvo por un segundo al escuchar que el equipo era solo de omegas. Parecía un poco más razonable que su hijo jugara con otros omegas en lugar de con alfas. Aunque todavía no le gustaba la idea, cedió un poco.

—Está bien —dijo con cautela—, pero solo si primero voy a verificar el lugar y ver cómo son los entrenamientos. Si no me gusta lo que veo, no vas a jugar, ¿entendido?

Oliver asintió emocionado, sin poder creer que su papá le hubiera dado siquiera esa pequeña oportunidad. Louis, desde su lugar, sonrió en silencio, sabiendo que ese pequeño paso era importante para su hijo menor.

Pero lo que más preocupaba a Louis no era Oliver, sino cómo su esposo reaccionaría el día que Jackson decidiera hablar. Y aunque por ahora ese momento no había llegado, Louis sabía que no podía seguir protegiendo a ambos por mucho más tiempo.

>Fanytz

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