Chapter 20

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Al día siguiente, Jackson se despertó con una sensación de alivio temporal. Aunque la cita con Daisy había sido incómoda, estaba agradecido de que hubiese terminado. Pero sabía que no era el final de las expectativas de su padre. Harry, siempre dispuesto a planear lo mejor para sus hijos, probablemente seguiría insistiendo en que Jackson y Daisy se vieran más, y eso lo inquietaba.

En el desayuno, como de costumbre, Harry y Louis ya estaban sentados, sirviendo la comida mientras Nick y Oliver también se unían a la mesa. Jackson intentó actuar con normalidad, aunque sentía la mirada de su padre sobre él, claramente ansioso por continuar la conversación de la noche anterior.

—Bueno, hijo, ¿has pensado en lo que hablamos ayer? —preguntó Harry, casualmente, pero con evidente interés—. Los padres de Daisy me comentaron que su hija la pasó bien.

Jackson mantuvo su tono neutral, tratando de parecer relajado.

—Sí, lo pasamos bien —dijo, tomando un sorbo de su jugo de naranja—. Es una chica agradable.

Harry sonrió, satisfecho.

—Me alegra oír eso. De hecho, Daisy les mencionó que estaría interesada en verte de nuevo. Les dije que aún no te has decidido por una pareja, así que ellos no tiene prisa, pero sería bueno que la invitaras a salir otra vez.

Jackson sintió cómo se le revolvía el estómago. No había ninguna posibilidad de que quisiera repetir esa experiencia, pero no podía simplemente decirle eso a su padre.

—Lo pensaré, papá —respondió, sin comprometerse del todo.

Louis, que había estado observando la interacción en silencio, intervino finalmente, en un intento de aliviar la tensión.

—Harry, déjalo un poco —dijo con una sonrisa suave—. Aún es joven, tiene tiempo para decidir lo que quiere.

Harry asintió, aunque claramente no estaba del todo convencido.

—Lo sé, lo sé. Solo que quiero que mis hijos tengan lo mejor, como todos los padres —dijo, mirando a Jackson con orgullo—. Daisy es una gran opción. Y sabes, hijo, en esta vida es importante escoger a alguien con valores, alguien que comparta nuestras creencias.

Louis apretó suavemente los labios, sabiendo que el tema era delicado para Jackson, pero decidió no insistir más por el momento. Nick, por su parte, estaba entretenido observando la escena, divertido por la insistencia de su padre, pero también curioso por la falta de entusiasmo de su hermano.

Después del desayuno, Jackson se excusó rápidamente y salió de la casa. Necesitaba despejar su mente y, sobre todo, necesitaba hablar con Sam. Se dirigió al parque cercano donde solían encontrarse, y, después de unos minutos de espera, vio a Sam acercarse con una sonrisa que inmediatamente le trajo paz.

—¿Cómo te fue con la cita? —preguntó Sam con una media sonrisa, aunque en sus ojos había una leve preocupación.

Jackson suspiró, pasándose una mano por el cabello.

—Fue exactamente lo que esperaba. Daisy es amable, pero no hay conexión. Y mi papá ya está pensando en planear la próxima —dijo, con evidente frustración.

Sam asintió, poniéndose serio.

—¿Le vas a decir alguna vez? —preguntó, refiriéndose claramente a la verdad sobre sus sentimientos y su orientación.

Jackson bajó la mirada, sabiendo que esa conversación era inevitable.

—Quiero hacerlo, pero no sé cómo. Mi papá tiene tantas expectativas... —respondió con voz apagada—. No sé cómo va a reaccionar.

Sam lo observó en silencio por un momento antes de poner una mano en su hombro.

—Sabes que no tienes que hacerlo solo, ¿verdad? Estoy aquí contigo.

Jackson lo miró y sonrió, agradecido por el apoyo constante de Sam. Saber que tenía a alguien en quien confiar hacía que el peso sobre sus hombros se sintiera un poco más ligero.

...

Más tarde, al volver a casa, Jackson encontró a su padre en su despacho, revisando algunos documentos. Sabía que era un buen momento para hablar, pero el miedo lo invadía. No quería decepcionarlo, y mucho menos poner en riesgo la relación que tenía con él. Se quedó en la puerta, observando cómo Harry trabajaba, ajeno al conflicto que su hijo estaba enfrentando.

Finalmente, Jackson decidió no hablar ese día. No estaba listo, y aunque sabía que seguir postergándolo solo empeoraría las cosas, el miedo a la reacción de su padre era más fuerte. Además, tenía una cita pendiente con Daisy que debía resolver antes de enfrentarse a la verdad.

.

Al día siguiente, Harry le comentó a Jackson algo que lo tomó por sorpresa mientras desayunaban.

—Por cierto, el párroco preguntó por ti —dijo con una sonrisa—. Quería saber si tienes algún otro omega en mente además de su sobrina.

Jackson intentó mantener la compostura.

—¿Qué le dijiste? —preguntó con voz medida.

Harry se encogió de hombros.

—Le dije que no lo sabía con certeza, pero que no parecía que lo tuvieras. Pensé que eso abriría las puertas para que se hiciera alguna ilusión —dijo, divertido—. Creo que sería bueno que la invitaras a salir de nuevo. Daisy es una chica intachable, y como sobrina del obispo, tiene una educación impecable.

Jackson sintió un nudo en el estómago. Harry claramente no se daba cuenta de que su hijo no compartía sus mismos deseos y expectativas. Y aunque Louis observaba todo con cautela, sabiendo que su hijo estaba en un punto crítico, no interfería directamente en la conversación.

Jackson, desesperado por calmar la presión y las insistencias de su padre, decidió tomar una salida fácil.

—Está bien —dijo, fingiendo una sonrisa—. Le pediré otra cita.

Harry asintió satisfecho, creyendo que las cosas iban bien. Para él, esto era una señal de que su hijo estaba tomando el camino correcto, buscando una omega con buenos valores y tradiciones.

Pero para Louis, fue un claro indicio de que su hijo estaba atrapado entre la verdad y las expectativas de su padre. Sabía que el día en que Jackson confesara quién era en realidad estaba cada vez más lejano, y eso le preocupaba.

Nick, por su parte, observaba la escena en silencio. No entendía por qué su padre estaba tan enfocado en que su hermano consiguiera una omega. Él mismo no había sentido tanta presión, pero ahora comenzaba a preguntarse si había algo más detrás de la actitud de Jackson que aún no entendía del todo.

Cuando Jackson finalmente salió de la habitación, Louis lo siguió y lo detuvo en el pasillo.

—Hijo —dijo con voz suave, apoyando una mano en su hombro—, no tienes que hacer esto si no quieres.

Jackson suspiró, sintiendo el peso del mundo sobre él.

—Lo sé, mamá, pero si no lo hago... —se detuvo, mirando a su madre a los ojos—, no sé cómo manejar a papá. Él espera tanto de mí...

Louis lo abrazó, sabiendo lo difícil que era para su hijo vivir bajo esa presión.

—Solo recuerda que siempre estaré aquí para ti, pase lo que pase —le susurró—. Y cuando estés listo, también lo estaré para ayudar a que tu padre lo entienda.

Jackson asintió, agradecido por el apoyo incondicional de su mamá. Pero sabía que, por ahora, tendría que seguir fingiendo. Al menos hasta que estuviera listo para decir la verdad.

>Fanytz

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