Especial 4

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—Pense que ya no vendrías—Anunció ella triste.

—Siempre vendre a tu encuentro Hope— Mis pensamientos estaban alterado, pero haría todo lo posible por no demostrarle a ella las cosas que pasaban por mi mente.

Hope.

Ella era todo lo que estaba bien,ella era la necesidad de encontrar aquel respiro que tanto necesitaba, ella era mi debilidad y a la vez mi paz.

Hope nunca debia enterarse de los planes de mi padre.

Ella sabía que había preocupación en mi, pero no fue valiente en preguntar, ella cerro la distancia entre nosotras con un solo movimiento.

Sus labios eran todo lo que había necesitado, fue lo suficiente para liberar toda aquella tensión.

Pero esta vez era diferente, esta vez tenía algo más en la mente.

Tome el rostro de Hope con mi mano y le devolví el beso con la misma intencidad, sin pensarlo la tome por las manos y la lleve a la cama, esta noche el cielo que parecía acercarse a la tierra seria testigo de nuestra noche.

—¿Tu habitación?— Pregunto ella sin separar sus labios de los míos.

Asentí, antes de llevar mis manos al vestido de Hope, su piel era suave y perfecta.

Quería memorizar cada curva, cada linea, quería que este recuerdo se quedara intacto en mi mente por siempre.

—Rea....— Dijo mi nombre nerviosa

Sabía todo lo que pasaba por su mente, sus pensamientos no debajan de gritar.

—Seré cuidadosa— Le prometí antes de llevar mi mano a su parte intima.

Deje un casto beso en sus labios, y comencé a besar su cuello, esta era la primera vez que me atrevía a ir a por más, y menos mal, Hope huele a paraíso.

Quitar mi vestido fue fácil, quería sentir cada centimetro de su piel, estaba loca de deseo por ella, y aunque no sabía que hacer, y ella tampoco, nos abrimos a experimentar juntas.

Hope estaba mojada, tragué saliva cuándo fue fácil para mi hundir uno de mis dedos, ¿Lo estaba haciendo bien? ¡No lo se! Pero si escucharía gemir a mi chica asi constantemente haría todo lo posible para mejorar.

—Rea....—Y al escucharla decir mi nombre algo salvaje desperto dentro de mí, empuje con cuidado a Hope hasta estar arriba de ella, subí una de sus piernas y empece a moverme.

Me estaba volviendo loca con lo que estabamos haciendo, bien o no, este constante toque me estaba haciendo disfrutar.

—Te amo —susurre con los ojos cerrados—Siempre te amaré, aunque el Olimpo me obliga a renunciar a ti.

Hope no respondió, pero subio sus caderas ayudando a que nuestros cuerpos se movieran y se sintieras mas al unísono.

Eterna condenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora