Eterna condena

Especial 9

Mientras más pasa el tiempo, la eternidad se vuelve imprecisa.

Hope no me recordaba, siempre que intentaba filtrarme en sus sueños Apolo aparecía.

Y ella despertaba gritando.

Hope estaba cansada, lo podía ver en sus ojos, esta era la primera vez que Hope dejaría Atenas.

Había sellado mi propia condena al darle la inmortalidad, solo me tocaba observar sin intervenir desde la distancia.

Sus primeros años fueron en Berlín, solo duro ahí 10 años.

Los siguiente se mudo a España, Hope comenzo a ser abierta, empezo a experimentar relaciones, y yo por dentro me moría de celos.

A veces, en las noches más silenciosas me preguntaba si Hope podía sentir mi presencia, si en lo más profundo de su ser quedaba alguna huella de lo que una vez fuimos. Pero nunca había señales.

Ella continuaba con su vida, y yo solo podía observar.

Entonces se mudo a Argentina.

Y luego, un día, conoció a Ela.

Ela, una chica llena de vida, de pasión. Había algo en su risa, en la forma en que caminaba por la vida sin miedo, que había capturado el corazón de mi amor. Me toco observar durante años que era lo que la hacía diferente, Hope solo tenía sexo, pero esa chica llamo su atención, había algo diferente en los ojos de Hope cuándo miraba a Ela. Algo que a mi se me hacía fácil reconocer demasiado bien, porque una vez, en otra vida, esos ojos me habían mirado de la misma manera.

¿Por qué has seguido adelante?

No estaba preparada para eso.

Sin embargo no me rendí, me gustaba lastimarme a mi misma todas las noches escuchando como Hope le decía que la amaba mientras hacían el amor.

Mi mundo se desmoraba ante mis ojos.

Durante tres noches seguidas no fui a ver a Hope, durante tres noches ella no grito, pues no había nadie que apuñalara su hermoso corazón.

Odiaba a Apolo con toda mi vida.

A pesar de que han pasado mas de 30 años aun la tortura con eso.

Fui feliz cuándo Ela empezo a envejecer, y me enoje con Hope por la manera en que le rompió el corazón.

¿Por qué se tuvo que acostar con su mejor amigo?

Hope seguía viviendo el mismo patrón, cambiado de país cada cierto tiempo. Y cambiando de amantes como si nunca tuviera suficientes.

Y aun así aunque mi corazón se rompía, yo seguia aferrada a ella.

¡La amaba!

No importaba cuántos años pasaran, cuántos siglos observara en silencio desde la distancia. No importaba cuántos amores nuevos encontrara Hope... Yo sabía que, en algún rincón de su corazón, siempre me amaría, incluso si ya no podía recordarme.

A veces, cuando la veia observar el tatuaje deseaba con todo mi corazón que me recordara, pero nunca lo hacía.

Mi momento mas lleno de esperanzas fue cuando Hope decidió regresar a Grecia.

Mi corazón gritaba de emoción, muy dentro de mi sabía que la ciudad la haría recordar, pero no paso, Hope se volvió más cruel con el tiempo, y aunque mi mejor rutina fue siempre seguirla, deje de hacerlo el día que se follo a su amigo en nuestro lugar.

Ese dia mi corazón se destrozo mucho mas.

Y aun así..

Todavía la amaba.

¿Por qué no puedo dejar de hacerlo?

La he perseguido más de lo que cualquier humano podría imaginar, me he roto más de lo que cualquiera pueda soportar y aún así nunca he sentido algo tan fuerte como el amor que tengo por ella. Y aunque el tiempo pasa, aunque el Olimpo sigue su curso, me pregunto si el destino me dará otra oportunidad. ¿Es posible que el amor sobreviva a la eternidad? ¿O simplemente somos peones en un juego mucho más grande? Tal vez no lo sabré nunca, pero algún día espero que en sus sueños me pueda recordar.

Ese día Hope me rompió más de lo normal.

España fue mi destino.

7 años sin verla, hasta que un día decidí que mi vida fuera un poco normal.

Intente tener amigas, intente tener una vida como la que ella tuvo, intente alejarme del olimpo.

Pero el corazón siempre te lleva a donde tienes que ir.

No puedo olvidar esa voz....

Entonces la vi, y aunque tuve miedo en ese instante de lo que pudiera pasar, mi corazón no se dejaba de acelerar, 107 años después la tengo frente a mi.

Hope.