Eterna condena

Una nueva vida en Delos

Delos siempre ha sido hermoso, desde que vine por primera vez siempre desee caminar por los jardines de Delos, envidiaba algunas veces a Artemisa porque ella podía sentir la brisa cálida que llegaba desde el mar.

Ahora, una parte de Delos me pertenecía por ser la esposa de Apolo.

Solo me tocaba admirar y disfrutar.

Desde lejos, las flores parecían danzar con el viento, para mi, todo estaba en calma. Bueno, calma forzada. Desde que decidí alejarme de Hope, mi mente no había conocido paz. A veces, mientras contemplaba el sol, esperaba que los recuerdos desaparecieran como las nubes dispersas, pero ahí seguían, tan persistentes como el mismo Zeus.

¿Que tan difícil era dejar que su hija hiciera su vida?

¿Como reaccionaria cuando se entere que Hope estaba en algun lugar del olimpo y viva?

Sabía que Hope estaba bien, aunque por dentro estaba preocupada por ella.

Hope no podía morir.

No al menos que yo lo hiciera. Y eso nunca pasaría, me torture una decada mirando al amor de mi vida acostandose con otras personas, la escuchaba gemir de placer, y divertirse, mientras yo vagaba por mi templo con el corazón roto.

Hope y Apolo eran casi parecidos, pero por supuesto Hope mucho mejor que Apolo.

Apolo era divertido, conocí de el estos dias una versión que me hacía reir, y eso era... Extraño. Cuándo Apolo salía del Olimpo, era casi... ¿divertido? Bueno, divertido a su manera. Pero aquí en Delos, era otra cosa. Muy diferente a cuando esta con nuestro padre.

Una vez, lo había visto reír tan fuerte que casi derramaba néctar sobre su túnica dorada. Era extraño, una dualidad que empezaba a llamar mi atención. En algún rincón de mi mente, me preguntaba cómo podía ser que ese mismo dios rígido y perfecto, a quien apenas soportaba en el Olimpo, fuera tan diferente aquí, lejos de los ojos.

"¿Cómo puede alguien cambiar tanto?" Pensaba, mientras una pequeña sonrisa se formaba en mis labios.

Apolo tenía su lado encantador, sí, pero no importaba cuántos atardeceres compartieramos en Delos, o cuantas Lunas me dedicara, mi corazón seguía sintiendo cosas por Hope. No creo jamás que deje de sentir por ella, ni siquiera porque Apolo me entregue la mejor version de el, o me haga sentir cosas.

Pero Apolo era un idiota, el peor de todos.

No podía dejar de fruncir mi ceño mientras lo veia en la orilla del mar con Jacinto. Sentí una punzada inesperada en el pecho.

"No, no es posible"

Ahí estaba el maldito sentimiento que no esperaba: celos .

¿O quizás era posecion?

Sin persarlo me apareci en el medio de los dos.

—Hermana, no esperaba verte aquí tan pronto. Jacinto y yo estábamos discutiendo...

— ¿Estrategias de caza? ¿O tal vez nuevas estrategias para molestarme? —dije con un tono que intentaba ser casual, pero hasta yo misma me sorprendía con el veneno que soltaba

— ¿Molestarte? —Apolo me miro sorprendido—. No tenía idea de que te afectaría tanto con quién paso mi tiempo.

—No me afecta —respondi

Apolo esbozó una sonrisa traviesa antes de volver a ponerse serio.

—Y tú? —preguntó, acercándose un paso más a mi—. Sigues pensando en ella, ¿no es así? Hope... No has dejado de hacerlo desde el día en que desapareció.