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POV: Maddy

El sol se colaba por las cortinas, iluminando suavemente la habitación. Sentí la calidez de la mañana, mientras notaba que mi cabeza estaba recostada en algo suave pero firme. Parpadeé lentamente, intentando procesar dónde estaba. Fue Entonces, me di cuenta: estaba apoyada en el pecho de Vicky, y sus brazos me envolvían suavemente. Sentí una calidez que me recorría por completo, una mezcla de comodidad y seguridad que hacía mucho no experimentaba. Su respiración era tranquila, sincronizada con la mía, y el ritmo constante de su corazón me arrullaba.

Traté de moverme con cuidado para no despertarla, pero cuando abrí los ojos por completo y levante la cabeza, lo primero que vi fue el rostro de Vicky, mirándome con una mezcla de ternura y algo más que no podía identificar del todo; Noté que su expresión cambió ligeramente, sus cejas se alzaron un poco, como si hubiera visto algo inesperado. Y fue entonces cuando lo recordé.

El pupilente... no lo tengo puesto.

Sentí un nudo en el estómago. Mis ojos. ¡Mis ojos!me llevé la mano rápidamente a la cara, nerviosa, mientras la vergüenza me subía al rostro, pero era demasiado tarde. Ya lo había visto. Me aparté rápidamente de sus brazos, mi corazón latiendo con fuerza

— ¿Maddy? — preguntó Vicky, con suavidad, pero su tono estaba cargado de confusión.

No podía quedarme allí. Me levanté de un salto, casi tropezándome, y corrí hacia el baño. Cerré la puerta de golpe y me apoyé en ella, mi respiración descontrolada. ¡Qué tonta! ¿Cómo pude olvidarlo?

Oí cómo Vicky se levantaba de la cama y caminaba hacia el baño. Golpeó la puerta con suavidad.

— Maddy, ¿estás bien? — preguntó, su voz suave y preocupada. — ¿Por qué te fuiste corriendo así?

Me miré en el espejo, viendo mi reflejo. Mis dos ojos, tan diferentes, tan... extraños. Siempre había sido así. Desde pequeña, ese azul había sido motivo de burlas, miradas incómodas, y de comentarios hirientes. Nunca me había sentido bien con ellos. Y ahora, Vicky lo había visto.

— No... no puedo salir — susurré para mí misma, sintiendo cómo mis ojos se llenaban de lágrimas. El miedo y el pánico crecían dentro de mí, me dejé caer en la esquina del baño, abrazándome a mí misma, mientras recordaba todas las veces que me habían llamado rara, me habían dicho cosas horribles, las veces que la gente me miraba raro, como mi propia madre me hacia a un lado por eso, hasta mi propia familia me trataba mal, recordando todas las veces que me hacían sentir como si hubiera algo mal en mí, como si fuera un fenómeno. Una freak. Esa palabra resonaba en mi cabeza como un eco interminable

Se sentían como dagas directas a mi corazón. Había intentado ocultar esa parte de mí durante tanto tiempo que me olvidé de lo que era ser auténtica, sin esconderme. Ahora, Vicky lo sabía, y el miedo a su rechazo era doloroso.

Desde el otro lado de la puerta, escuché su voz.

— Maddy... mami, por favor, abre la puerta. — La voz de Vicky sonaba desde el otro lado, quebrada de preocupación.

No respondí. No podía. Las lágrimas ya se desbordaban, y me llevé las manos al rostro, temblando. Mi pecho se apretaba, el aire se hacía difícil de respirar. Todo lo que quería era esconderme donde nadie más pudiera verme. Sentía el peso de cada palabra que me habían lanzado a lo largo de los años, a pesar de todo, quería abrirle, quería dejarla entrar. Pero el miedo me paralizaba.

— Mads... — insistió Vicky, su voz suave, casi un susurro. — No me importa lo que sea, ábreme, por favor, Maddy — me pedía vicky mientras movía la manija de la puerta, intentando que la dejara entrar.

𝑻𝒉𝒐𝒔𝒆 𝒆𝒚𝒆𝒔  ✰ 𝐘𝐨𝐮𝐧𝐠 𝐌𝐢𝐤𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora