La Bestia y Él 2 (Kirishima x TN)

32. Judas

TN

Lo que faltaba, no he logrado asimilar la muerte de mi compadre y ya están amenazando a mi familia. ¿Hasta cuándo?..

¡Pero nadie! ¡Absolutamente nadie me va arrebatar lo que más quiero en esta vida! ¡NADIE!

—Querida, ya casi llegamos al lugar que nos indicaron —Kirishima me saca de mis pensamientos.

Los desgraciados nos citaron en ese maldito hotel, donde las peores desgracias se juntaron en un abrir y cerrar de ojos.

—Kiri —llamo a mi esposo, mientras sujeto su mano.

—¿Si, linda? —contesta con esa voz tranquila y ronca que tanto me reconforta.

—Tengo miedo...

A pesar que me encuentre decidida a proteger lo que más amo, es inevitable sentir angustia en mi pecho, estoy guardando una horrible incertidumbre de lo que puede llegar a pasar. Y... ahora que lo pienso, toda mi vida he pretendido ser fuerte e independiente, pero... me vendría tan bien descansar en alguien más solo por una vez.

Estoy harta de guardarme solo para mí las cosas, cargar con la agonía de ser una líder y con el dolor que eso ha conllevado. Solo por esta vez, quiero compartir mi miedo con el hombre que amo, con el que quiero compartir todo de ahora en adelante.

—Mi amor —dice Eijiro, mientras sus ojos atrapan a los míos— yo también tengo mucho miedo, pero tengo esperanza, y sé que juntos lograremos proteger nuestro mayor tesoro... —el hombre procede a abrazarme y besar mi cabeza— no te preocupes por nada, yo me encargaré de que tengamos nuestro final feliz, te lo juro por lo que más amo, que son ustedes —murmura en mis cabellos.

Eijiro... mi amor...

—Te amo, Eijiro Kirishima. Gracias —es lo único que logro articular, para luego abrazarlo con todas mis fuerzas.

¡Pi pin!

¡Son ellos!

—Hola —contesto— ya estamos aquí.

—Qué bien, ya salimos a darles la bienvenida.

"Bienvenida", sí, como no.

—¡TN, nuestro más valioso elemento!

¿Qué? ¿el ex ministro de seguridad?

Él me mandó lejos de Japón, disque por mi peligroso don... no me digas que, ¿él es el presidente de esta agencia?

—Señor, usted... ¿es quien creo que es? —cuestiono atónita.

—Sí, niña, tú y yo ya nos habíamos visto hace algunos años. Mira en lo que te has convertido, no se si te sentó bien el cambio de nacionalidad, jaja —dice con un aire despectivo.

—¿Qué pretende? usted me mandó lejos de mi país, separándome de mi querido hogar y ahora... no le bastó con eso —exclamo indignada.

—Mira, chica, es simple. Tú desobedeciste, te negaste a entregar el cuerpo de tu amigo muerto, y las reglas en esta organización son claras; no he dicho mentiras —dice muy serio el señor.

—¡Pues qué desagradecidos! —grita Eijiro en respuesta— TN ha seguido sus órdenes, consiguió la cabeza del líder de toda esta porquería y así le pagan. Si no quisimos dar el cuerpo de Bakugou fue por respeto a sus restos —explica mi esposo con una cólera singular.

—Je, tú no te metas. TN tuvo órdenes estrictas de no contarle de este trabajo a nadie, pero veo que es muy chismosa... en fin, tengo que hacer lo que amerita para esta caso... Hawks, ¿me ayudas a escoltar a la dama y al caballero?