11.Chivas

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Maratón 06/07

Dani's versión:

Estaba lloviendo suave cuando Dani llegó al club. Sentía el aire fresco, pero no el suficiente como para calmar los nervios que tenía al entrar al edificio. Sabía que ese día no iba a ser fácil. Caminó por los pasillos hacia la oficina de Carlo Ancelotti, el entrenador, apretando su abrigo sobre su vientre que ya empezaba a notarse. Al llegar, tomó aire y llamó suavemente a la puerta.

-Adelante - escuchó la voz calmada de Carlo desde adentro.

Entró y lo encontró detrás de su escritorio, revisando algunas notas de los próximos partidos. Él la miró y sonrió, siempre con esa calma que caracterizaba su presencia.

-Dani, ¿cómo estás? - preguntó, levantándose para estrecharle la mano.

Ella devolvió la sonrisa, pero su semblante pronto cambió a uno más serio. Carlo notó de inmediato que no era una visita casual.

-Carlo, necesito hablar contigo de algo importante - dijo mientras tomaba asiento, sin dejar de mirarlo.

Él asintió y se sentó frente a ella, atento.

-Me dieron incapacidad… por lo del embarazo - confesó, las palabras pesando en su boca - Ya no podré ayudar a los chicos por un tiempo.

-Dani, lo primero es que cuides de ti y de tu bebé - dijo, con voz paternal - Sabes que siempre serás parte de este equipo, pero ahora lo más importante es tu salud - sonrió - No te preocupes por nada aquí. Ya cuando pase todo esto, regresarás.

-Gracias, Carlo. De verdad - respondió ella, sintiendo un nudo en la garganta.

-No me des las gracias, Dani. El Madrid siempre será tu casa - le dijo con una sonrisa, poniéndose de pie para acompañarla a la salida - Y cuando Matías esté listo, me lo traes para que le demos su primer balón.

Justo cuando Dani se estaba despidiendo y daba un paso hacia la puerta, Carlo, con su típica mirada sagaz, la detuvo con un gesto.

-Dani, antes de que te vayas… - dijo, apoyándose ligeramente en el marco de la puerta - ¿Cómo va Jude? No he podido hablar con él y he escuchado buenos comentarios, pero nada como la versión de alguien que lo conoce bien.

-Jude... está bien - empezó, un poco pensativa - Está concentrado, pasaron a la semifinal. A veces pienso que no sabe relajarse - bromeó un poco, aunque su sonrisa era más ligera que de costumbre.

Carlo asintió, compartiendo una sonrisa comprensiva.

-Está teniendo un buen torneo, entonces. No me arrepiento de haberlo fichado - rio.

-Así es. Está bajo mucha presión.

-La presión de la Euro es mucha, pero me alegra saber que sigue en forma - dijo Carlo, dándole una palmada en el hombro a Dani - Y respecto a todo lo demás... estoy seguro de que se arreglará con el tiempo.

-Bueno, me voy. Si necesitan algo, me marcan, estaré pendiente.

-Dani, ¿qué parte de incapacidad total no entendiste? - la miró.

-Cierto.

-Tú descansa, ¿sí? Ya yo me las arreglaré.

-Está bien, me saludas a los chicos.

-Sí, lo más probable es que te llamen o te visiten cuando se enteren.

-Sí... Te veo después.

-Cuídate.

La chica salió de la oficina directo a su auto para después pasar a una tienda a comprar otras cosas para Matías.

Entré a la tienda de bebés con una mezcla de emoción y nerviosismo. No era la primera vez que le compraba cosas, pero aún así.

La tienda estaba llena de colores suaves: tonos pasteles, peluches esponjosos y todo tipo de ropa diminuta.

Comencé a recorrer los pasillos, pasando mis dedos por las pequeñas camisetas y los conjuntos de pijamas.

-Dios, son tan pequeños - pensé mientras levantaba un body azul con estrellas bordadas. No podía imaginarme lo chiquito que iba a ser Matías cuando llegara. El simple hecho de pensar en él, tan frágil y en mis brazos, me hizo sentir una mezcla de amor y responsabilidad que me abrumó por un segundo.

Avancé por otro pasillo, viendo pañaleros y baberos con diseños de todo tipo. Hasta que, de repente, mis ojos se detuvieron en algo familiar. Ahí, entre toda la ropa de bebés, colgaba un pequeño pañalero de las Chivas. Rojo, blanco y azul, con el escudo del equipo justo en el pecho.

Solté una carcajada involuntaria.

-No puede ser - susurré para mí misma, agarrando el pañalero entre mis manos.

Las Chivas… Mi mente voló automáticamente a Alan. Cuántas veces lo había visto usar la camiseta del equipo, y cómo me hablaba emocionado de sus partidos y sus planes con el club. Me hizo recordar nuestras conversaciones y todo lo que vivimos y al final del día también era su hijo, pero también pensé en mi hermano y en toda la bola de los de Chivas. Ya quería decirles de Matías, pero aún no sabía cómo.

Me quedé parada ahí, sosteniendo el pañalero, pensando en si debería comprarlo. Era un pequeño recordatorio de mi vida en México, y de Alan, claro, aunque las cosas entre nosotros ya no fueran como antes. Pero algo dentro de mí me decía que, al final, Matías también iba a llevar una parte de esa historia con él, incluso si su vida empezaba aquí, en Madrid.

Decidí poner el pañalero en el carrito, riéndome por lo bajo.

-Pues, Matías, parece que tu papá estará orgulloso de verte con esto - murmuré mientras seguía caminando por la tienda, buscando más cositas.

Pasé a otro pasillo y encontré unos zapatitos pequeños, del tamaño de una moneda grande, con detalles azules. Los metí en el carrito sin pensarlo dos veces. Después, vi otro conjunto, esta vez un enterizo de color blanco con pequeños balones de fútbol bordados en cada esquina.

-Este te lo pondré cuando vayamos a los partidos del Real Madrid - me dije, sintiendo cómo el amor por mi hijo crecía con cada cosa que escogía para él.

Seguí llenando el carrito con cosas: mantitas, baberos, un par de gorritos y, claro, los pañales. No sabía cuánto tiempo estuve en la tienda, pero cuando me di cuenta, mi carrito ya estaba bastante lleno. Miré todo lo que había seleccionado, y no pude evitar reír.

-Este niño va a estar más que preparado - pensé.

Al llegar a la caja, coloqué el pañalero de las Chivas sobre la cinta, y la cajera me sonrió.

-¿Fan del fútbol? - me preguntó, levantando el pañalero.

-Más bien sus papás lo son - respondí con una sonrisa - Y supongo que él también lo será.

Mientras pagaba, no pude evitar sentir una extraña paz. Tal vez todo lo que había pasado con Alan y México era complicado, pero en el fondo, sabía que Matías sería una mezcla de todo eso. Y estaba bien.



....

¡YA SABENNNN!

20:54 p.m.
18-10-24

𝗣𝗨𝗡𝗧𝗢 𝗬 𝗔𝗣𝗔𝗥𝗧𝗘-𝑨𝒍𝒂𝒏 𝒎𝒐𝒛𝒐-²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora