15.-

831 162 102
                                    

¡ Recuerda dejar tu comentario, así me animas a continuar con esta historia!

El que no comenté lo apuñaló.


--------

Para Severus no fue tan difícil hacerse cargo de la casa. La gran mayoría (por no decir todas) de las tareas domésticas las realizaban los elfos, quienes eran lo suficientemente amables con él. Tal vez, por lo que decían, después de todo, había estado viviendo por más de un año en la casa de la familia Potter. Los elfos parecían contentos con su presencia, y él estaba contento con la de ellos. Al pasar los cuatro primeros días y luego de que la biblioteca quedara completamente lista y ordenada, Severus se permitió estudiar varias horas en el lugar.

Estaba algo atrasado con sus lecciones, y la academia le había enviado una pequeña notificación, indicándole que tenía que presentar un examen de quinto nivel para asegurarse de que iba por buen camino en sus estudios. Severus se preguntó si, tal vez, debería regresar a la academia, pero... no se sentía con suficientes ánimos para asistir.

El joven de ojos negros tenía que admitir que estaba gratamente sorprendido al descubrir que el setenta por ciento de los libros que formaban parte de la biblioteca del estudio eran de pociones. Había ediciones antiguas o réplicas de manuscritos que suponía que nadie debería tener. Tomó las suficientes anotaciones y estudió...

Y estudió...

Y estudió...

—¿Amo Severus?—La voz de un elfo lo sobresaltó. Alzó la vista y descubrió que las ventanas ya no brindaban luz natural, sino que la electricidad (porque la casa tenía energía muggle) ahora era la que iluminaba el lugar.

—¿Sí?—Respondió mientras cerraba el libro y se ponía de pie.

—¿Va a cenar, amo? Winky ha preparado la cena, algo rico y de su gusto—el elfo parecía animado—. ¿Le traigo la cena?

Severus observó al elfo fijamente—. Merlín, ¿qué hora es?—preguntó, buscando algún reloj con la mirada.

—Son pasadas las ocho, amo—respondió el elfo viéndolo fijamente.

Severus hizo una mueca. Eileen lo mataría si se presentaba a estas horas en la casa, pero... no es como si fuera a pasar de un regaño—. Eh... ¿Comer? Por supuesto—le sonrió al elfo—. ¿Podrías preparar la habitación de invitados para mí? Me quedaré a pasar la noche, igual mañana me toca regresar temprano.

Los enormes ojos del elfo parecieron brillar—. ¡Winky se encargará de inmediato! Ya le traeré su cena, amo.

—Gracias—murmuró mientras el elfo desaparecía. Regresó nuevamente a la silla tras el enorme escritorio y suspiró. Iba a quedarse a dormir, no había nada de malo en eso, además, James no estaba y... Se mordió los labios y enrojeció—. Solo son sueños, nada más.

El elfo apareció nuevamente, con una bandeja entre sus manos. La colocó frente a Severus y desapareció con cierta prisa, para arreglar la habitación en la que él dormiría.

Severus observó la cena: era carne asada, puré de papas con vegetales, un pedazo de pudín y té frío de limón. El joven de ojos negros realmente era fan de la comida preparada por elfos; ninguno tenía punto de comparación, aunque nadie le ganaría jamás a la sazón de Goofy, su elfo doméstico, que ahora se encargaba de cuidar la mansión junto a los otros. Tenía que darse una vuelta por el lugar; los tenía algo abandonados.

Comió con lentitud, disfrutando de la carne, del puré y del sabor de los vegetales. Terminó casi todo, desprendiéndose a sí mismo del hambre que tenía. Se reposó por un par de minutos mientras organizaba su material de estudio. Mañana estudiaría nuevamente y... ¿James llegaría mañana? ¿Ya habría terminado su misión?

InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora