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Estoy repartiendo puñaladas, y el  que no comente se gana una.

No se pongan visajosos.


Severus se sentía terrible por no contarle a su hermana lo que estaba pasando. Había pasado una semana completa desde que James y él eran... Bueno, primero que todo ¿eran algo?

Severus se mordió los labios con fuerza. ¿Qué eran exactamente? Bueno, las intenciones de James eran bastante claras, él... él era tan dulce y atento y.... ¡Merlín! ¿Eran novios? ¿Debería preguntarle a James al respecto? No habían definido lo que tenían, ni le habían puesto un nombre. Aun así, Severus suspiró profundamente.

Se preguntó si Eileen se enfadaría. Después de todo, James no parecía ser su persona favorita, y Severus seguía sin entender por qué. Aun así, quería ser sincero con su hermana. No quería tener problemas con ella. Eileen era la única familia que le quedaba, y lo último que deseaba era que se enojara con él.

—¿El ratón te comió la lengua, hermanito? —preguntó la mujer de cabello negro mientras amasaba una enorme bola de masa frente a él. Estaban en la cocina, y Eileen preparaba una receta que había visto en un periódico muggle—. ¿Sucede algo, Sev?

El chico se removió sobre su asiento, buscando las palabras correctas. —Bueno... Verás, me gustaría contarte algo.

La pelinegra arqueó una ceja al escucharlo y detuvo sus movimientos sobre la masa. —¿Potter te hizo algo? —preguntó con seriedad, casi con una mirada asesina en el rostro.

Severus negó, aunque no pudo evitar sonreír al notar la preocupación en su voz. Amaba a su hermana, y amaba aún más cómo, ante cualquier sospecha, buscaba de inmediato a un culpable. —James no me ha hecho nada —le aseguró—. Pero... quiero hablar de él, bueno... contigo.

Eileen asintió y se limpió las manos llenas de harina antes de sentarse frente a su hermano. Sus dedos estaban aún blancos por el polvo. —Bien... ¿Qué sucede?

—Promete que no vas a gritar, ni a enojarte, y que de alguna forma me entenderás, ¿de acuerdo? —Lo último casi sonó como una súplica de parte de Severus.

—¿Es tan serio el asunto? —se burló Eileen mientras asentía. Aunque ya sospechaba lo que su hermano estaba a punto de confesarle, debía admitir que estaba sorprendida de que Severus se animara a decirlo. Después de todo, había esperado que él tardara mucho más en admitir lo que estaba ocurriendo. Sin embargo, se sentía aliviada al ver que su hermano confiaba en ella lo suficiente para hablar.

—Te prometo que no me enojaré.

Severus asintió. Sus manos temblaban visiblemente mientras respiraba hondo y se obligaba a hablar. —Eileen, yo... —casi titubeó—. Desde hace unas semanas, bueno, dos semanas, James y yo... —hizo una pausa, luchando por encontrar las palabras adecuadas—. Bueno, siendo concreto, desde hace una semana nosotros... estamos... ¿j-juntos? —Tartamudeó esas últimas palabras—. Él me confesó que tiene sentimientos hacia mí y que... quiere estar conmigo.

Eileen guardó silencio por casi un minuto entero, lo que solo incrementó los nervios de su hermano. Así que Potter finalmente se había sincerado, ¿eh? El imbécil ni siquiera había tenido la decencia de informarle a ella, aunque no le extrañaba. Había notado la boba sonrisa en el rostro de Severus cada vez que dignaba en regresar a casa.

—¿H-hermana? —tartamudeó Severus, incómodo por su silencio—. Dime algo, por favor.

—¿Y qué quieres que te diga, Severus? —respondió ella, cruzándose de brazos. Apoyaba a Potter en su relación con Severus, pero no podía confesarle a su hermano que ella también había tenido algo que ver en cómo se habían dado las cosas—. Me estás diciendo que el hombre que hace unos meses era tu suegro... ¿está enamorado de ti?

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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