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Si bien, James no dijo el destino solicitado en voz alta, la red Flu lo llevo al lugar deseado. Sin esfuerzo alguno salió de la chimenea que se encontraba en el enorme recibidor de la mansión de la familia Prince. Severus se encontraba solo a unos metros frente a él, sentado en uno de los sillones del lugar. La valija que se había llevado estaba tirada en el suelo y junto a él al menos cuatro elfos domésticos que lo observaban con preocupación.

—Severus —Lo llamó el hombre mayor, acercándose al joven y agachándose frente a él —No tienes que llorar por ese imbécil.

El chico se limpió las lágrimas, su piel pálida estaba enrojecida por el llanto. Las manos del pelinegro temblaban perceptiblemente —¿Q-que hace aquí, señor Potter? —Preguntó el joven intentando modular su voz.

—¿Crees que estoy haciendo, Severus? Puede que Harry sea mi hijo, pero eso no significa que apoye a un patán —Le respondió viéndole a los ojos, sus parpados pálidos estaban igual de rojos.

El chico respiro profundamente intentando controlarse —Yo... —Intento decir —No puedo creer que... Ginny, ella es... era mi mejor amiga y...

James sostuvo sus manos, dándole un ligero apretón —No pienses mucho en eso.

—¡¿C-como no lo voy a pensar?! —Le gritó al auror agachado frente a él. —Íbamos a casarnos, Harry y yo íbamos a casarnos dentro de dos semanas, pero... al parecer, el único enamorado era yo... todo este tiempo me estuvo viendo la cara de estúpido, hablaba con Ginny por horas sobre lo que quería para mi matrimonio, pero ella también me engañaba.

El chico no pudo evitar soltar un sollozo que rápidamente controlo, las lágrimas salían con furia de sus ojos negros. —Soy un imbécil.

—Ey, ey, no te digas así ¿Vale? —El auror sostuvo sus manos con más fuerza —Lo bueno de todo, mira lo bueno, no tienes que casarte con el imbécil de Harry.

Severus rompió el agarre de una de sus manos para limpiarse el rostro —Lo sé... —Murmuro —Yo realmente, yo realmente quería todo esto... Yo.... ¿En qué me equivoqué? —Le preguntó a James, sus ojos negros miraron fijamente los marrones frente a él —¿Hice algo mal? Tal vez fue mi actitud... No soy más el animado y sé que... puedo ser aburrido a veces, pero...

—No hables así de ti, Severus —Le regaño el hombre —No te sientas menos por unas personas, eres increíble, un joven increíble, inteligente, amable, bueno y un chico muy hermoso.

—¿Entonces por qué Harry me hizo esto? ¿Si soy todo eso que usted dice por qué Harry me engaño? —Le preguntó al auror.

James suspiro al escucharlo, maldijo las acciones de su propio hijo, sostuvo nuevamente ambas manos del joven, quien temblaba por la tristeza, la ira, la impotencia—Severus, a veces las personas cometen errores que no tienen nada que ver con nosotros. No es tu culpa, ni tiene que ver con algo que hayas hecho o dejado de hacer. Harry tomó una decisión equivocada, y eso habla más de él que de ti.

Severus apretó los labios, intentando contener otro sollozo que amenazaba con escapar. Sus manos aún temblaban, y su mirada se perdió momentáneamente en un punto fijo del suelo. Tal vez, lo que le dolía no era realmente el engaño de Harry hacia él, si no el de Ginny.

—Tenía cinco años cuando conocí a Ginny, les suplique a mis padres para que la dejaran jugar conmigo, los Weasley no eran los más populares en el círculo de la sangre pura, pero... Mamá me dejo tener finalmente mi primera amiga, fue ella... compartíamos todo, se quedaba semanas conmigo, vivíamos literalmente en la casa del otro y ella... ella me hizo esto.

InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora