8.- Parte #2

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El sonido de la chimenea distrajo a Lily. Estaba leyendo, pero al ver la hora, intuyó que podía ser Harry o tal vez... Dejó el libro en la cama y salió del cuarto, recorriendo el pasillo y bajando rápidamente las escaleras para entrar al recibidor. Una rápida sonrisa se formó en su rostro al ver a su esposo. —¡James! —Lily se acercó a él, abrazándolo de improvisto y besando su mejilla.

James la miró de reojo; su mirada fría borró su sonrisa. La mujer se separó de su marido y tragó ruidosamente.

—¿Dormiste donde Sirius?

—¿Importa? —preguntó el auror con molestia en la voz.

Los labios de Lily temblaron. —Estaba preocupada, me quedé hasta tarde esperándote, pero... no llegaste —murmuró ella—. Yo... ¿Ya comiste algo? ¿Quieres darte un baño mientras caliento la comida?

—No quiero nada, Lily.

Los ojos de la mujer se humedecieron. —¿Sigues molesto? ¿Podemos hablarlo?

El auror no separó sus labios para responder. La chimenea resonó, anunciando un nuevo invitado: Harry, con sus vestiduras negras, salió del pequeño espacio.

—Papá —saludó el joven.

James rodó los ojos y decidió salir del lugar; iría a la habitación de invitados y se quedaría ahí hasta mañana, que tocaba regresar al trabajo. No estaba de humor para hablar con ellos.

—Papá —Harry se interpuso en su camino, bloqueándolo—. ¿Podemos hablar? ¿Por favor?

Lily observó a su hijo con ojos preocupados, pero Harry parecía decidido a todo aquella tarde. —Mi amor, escúchalo.

El auror respiró profundamente. —¿De qué vamos a hablar? ¿De lo imbécil que eres? —escupió furioso—. De la poca vergüenza y el corazón que tienes. Eres una vergüenza, Harry, lo eres.

—¡James! —Lily soltó un chillido al escucharlo.

Harry apretó los puños, su expresión oscurecida por la frustración. —¡No tienes idea de lo que estoy pasando! —exclamó, la voz temblando de rabia contenida—. No puedes seguir tratándome así.

—¿Y tú crees que me importa? —respondió James, con una mirada dura—. Me importa que hayas traicionado a Severus, que hayas lastimado a la persona con la que te ibas a casar.

Lily observó a su marido. —Por favor. Hablemos como una familia. James, no puedes decirle eso a Harry. Sabes que está sufriendo también.

—¿Sufriendo? —replicó James, con una risa amarga—. ¿Desde cuándo lastimar a otros es una señal de sufrimiento? Si realmente te importara Severus, no habrías hecho lo que hiciste.

—¡No puedo creer que estés de su lado! —gritó Harry, desbordando su frustración—. ¿Entonces lo que yo siento no es importante? ¿Quedarme atrapado en un matrimonio sin amor? ¿Eso era lo que querías para mí?

—No se trata de lo que yo quiera para ti. Se trata de las decisiones que tomas y las consecuencias que tienen.

—¿Y qué pasa si quiero ser feliz? —replicó Harry, enrojecido, dolido por la actitud de su padre hacia él—. No podía seguir en una mentira en la que no era feliz, algo que me hacía sentir atrapado.

El auror negó al escucharlo. —Entonces, para ti fue más fácil acostarte con la perra esa antes de ser sincero y decirle la verdad a Severus.

—¡No le digas así! —exclamó Harry, enrojecido; se acercó a su padre y Lily se interpuso entre ellos—. No hables así de ella, no te lo permito.

InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora