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¿Sabes lo que le pasan a los que no comentan?

¿Su mamá sabe cocer?

Pa que le cosa esta.

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Que el chico fuera tan reservado con su vida representaba un problema para Lily. Apenas había logrado recopilar algo de información sobre los lugares que frecuentaba, y según lo que Harry le había contado, se había retirado de la academia, lo que hacía que encontrarlo de forma casual fuera aún más complicado.

Había intentado preguntarle a su nuera si existía alguna posibilidad de que pudieran hablar con él. Ginny también merecía la oportunidad de hablar con el chico Prince, pero la pelirroja no parecía interesada. En sus ojos azules, Lily pudo percibir desconfianza ante sus preguntas.

—No entiendo por qué me miras así, cariño —dijo Lily al notar la desconfianza en los ojos de Ginny—. Solo quiero hablar con él. No hemos tenido la oportunidad de sincerarnos el uno con el otro, y también quiero recuperar a mi marido. Tal vez, si hablo con el chico...

—Severus —corrigió Ginny, con voz ligeramente molesta—. Tiene un nombre, señora Evans.

Lily rodó sus ojos verdes al escucharla. No entendía por qué Ginny seguía defendiéndolo. Puede que el chico hubiera sido su mejor amigo, pero la chica también había perdido amistades y confianza por lo sucedido.

—Potter —corrigió con énfasis—. Sí, lo sé, yo solo... necesito hablar con él. Sé que James y él hablan frecuentemente, pero...

—Señora Evans —murmuró Ginny, fijándola con la mirada mientras ambas compartían una taza de té en el pequeño apartamento donde vivía con Harry—. Sé que está en proceso de divorcio y...

—No voy a divorciarme —respondió con firmeza y molestia ante la insinuación, aún más porque Ginny no la llamaba como correspondía—. James solo está molesto. Le estoy dando tiempo para que recapacite.

Ginny esbozó una sonrisa triste. —¿Quiere que sea sincera con usted, señora Evans? ¿O prefiere que diga cosas para hacerla sentir mejor?

Los labios de Lily temblaron. —Habla.

—El señor Potter no va a cambiar de opinión. Está decidido a divorciarse. Intenté invitarlo a la boda, y apenas me dejó hablar. No es una molestia que se le pasará; ya ha pasado suficiente tiempo. Ha tomado su decisión, y creo que debería... aceptarla —intentó aconsejarla.

Lily se puso de pie de un salto, aunque aquello no sobresaltó a la joven de ojos azules.—James es mi marido. Ha sido el único hombre que he amado y amaré hasta la muerte. Esto... esto es una tontería, su actitud es una tontería.

Ginny hizo una mueca, recordando las palabras de James y la promesa tras ellas.—Lamento mucho esto, pero... debemos aceptar las consecuencias. Yo.... acepto que lo que hicimos, nuestras acciones, no fueron las adecuadas.

—Hice todo por la felicidad de mi hijo. ¿Por qué James no entiende eso? —murmuró Lily, acercándose a la ventana y observando la vista tras el cristal—. Es el padre de mi hijo... ¿no quiere su felicidad?

—La forma en que se obtuvo no fue la adecuada. —Indicó la otro pelirroja.

Lily no pudo evitar soltar una risa amarga antes de negar con la cabeza. Tendría que seguir intentando hasta encontrarse con el chico. Necesitaba hablar con él, aclarar las cosas y recuperar a su esposo. Estaba harta de estar sola. Estaba... triste.

Luego de esa conversación, pasaron casi dos semanas sin que Lily lograra encontrarse con el muchacho. Su nuera tampoco pareció interesada en visitarla nuevamente, pero Lily sabía que aquello era solo una pequeña molestia que eventualmente se resolvería. Decidió ir a Hogsmeade para distraerse un poco; se sentía cada vez más deprimida en el apartamento. Con Harry ocupado trabajando y dedicando la mayor parte de su tiempo libre a su futura esposa, la soledad se hacía más fuerte con cada día que pasaba.

InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora