La temporada social había comenzado en Londres, y el bullicio en torno a los salones de baile y las cenas elegantes era más intenso que nunca. Entre la élite, los Bridgerton y los Featherington siempre acaparaban la atención, aunque de formas muy distintas. Los Bridgerton, una familia influyente, con una reputación intachable y de gran renombre, siempre se encontraban en el centro de las miradas. Anthony Bridgerton, como cabeza de la familia, cargaba con esa responsabilidad sobre sus hombros, una carga que él mismo aceptaba sin titubeos. Su misión en la vida era clara: encontrar una esposa adecuada, asegurarse de que su familia permaneciera en la cúspide y cumplir con sus deberes. El amor, para él, era secundario.
Mientras tanto, Penelope Featherington, oculta bajo su usual vestido amarillo, observaba desde las sombras del salón de baile. Había pasado la mayor parte de su vida enamorada de Colin Bridgerton, el hermano encantador y aventurero de Anthony. Pero cada vez que él la miraba, no veía más que una amiga de la infancia, la inseparable compañera de su hermana Eloise. Colin, con sus sonrisas despreocupadas y palabras gentiles, nunca había visto a Penelope como ella lo deseaba. Y aunque el dolor se acumulaba en su corazón, Penelope siempre mantenía la esperanza de que algún día él la notaría.
En esa noche particular, los salones de baile de los Featherington estaban iluminados con candelabros brillantes, y los invitados llenaban el espacio con risas y conversaciones animadas. Eloise, como siempre, se mantenía cerca de Penelope, pero su interés en las conversaciones triviales de la alta sociedad era mínimo.
—¿Sabes, Pen? —dijo Eloise, mientras miraba a su alrededor con desdén—. Estoy empezando a pensar que estas fiestas no son más que una pérdida de tiempo.
Penelope sonrió, aunque su mente estaba distraída, sus ojos buscaban, casi sin querer, a Colin. No pasó mucho tiempo antes de verlo, de pie junto a Anthony, intercambiando bromas con la habitual camaradería de los hermanos Bridgerton.
—¿Dónde está Colin? —preguntó Eloise, sin notar la mirada anhelante de su amiga.
—Allí, con tu hermano —respondió Penelope, disimulando la intensidad de sus sentimientos.
Colin se encontraba, como siempre, encantador y despreocupado, aunque, esa noche, Penelope notó algo distinto en él. Había un aire de lejanía, una especie de distancia que nunca había sentido antes. Justo cuando pensaba acercarse, una voz profunda y firme la detuvo.
—¿Siempre tan atenta a mi hermano, señorita Featherington?
Era Anthony, quien había aparecido junto a ella de manera inesperada. Su tono era cortés, pero había un brillo curioso en sus ojos oscuros. Penelope, sorprendida por la repentina proximidad del vizconde, se ruborizó ligeramente.
—Lord Bridgerton, —respondió ella, recuperando la compostura—. Me temo que no puedo evitarlo. Colin siempre tiene algo interesante que decir.
Anthony la miró por un instante más largo de lo habitual, como si estuviera evaluando algo más que sus palabras. Había algo en Penelope que le intrigaba, aunque no lograba identificar qué. Siempre la había visto como la amiga inofensiva de Eloise, alguien simpática pero insignificante en su mundo regido por títulos y deberes. Sin embargo, esa noche, por alguna razón, algo parecía diferente.
—Colin tiene muchas cualidades, pero no todas las que uno necesita para navegar en esta sociedad —comentó él, casi como si quisiera advertirle algo. Luego, como si recordara sus propios deberes, añadió—. Si me disculpa, debo atender algunos asuntos.
Penelope lo observó mientras se alejaba, sin entender del todo su comentario. Anthony Bridgerton siempre había sido distante, ocupado con su familia y sus responsabilidades, pero esa noche había algo en su tono que la dejó pensando.
Esa misma noche, Colin, ajeno a las miradas de Penelope, seguía conversando alegremente con sus amigos y conocidos. Mientras tanto, Eloise se giró hacia su amiga y dijo con una sonrisa:
—Anthony es tan serio, ¿no te parece? Siempre tan correcto, tan... aburrido.
Penelope rio suavemente, aunque no podía dejar de pensar en su breve encuentro con el vizconde. Había algo en la forma en que Anthony la había mirado, algo que parecía haber cambiado.
Los días siguientes, Penelope notó que Anthony parecía estar más presente en su vida de lo que antes lo había estado. No de manera obvia, pero sí en pequeños detalles. Durante los paseos familiares o los encuentros en los salones, sus miradas se cruzaban con más frecuencia. Penelope, sin quererlo, comenzó a observarlo más de cerca, descubriendo una faceta de él que antes había pasado por alto. Su rectitud, su sentido del deber, y cómo, bajo su exterior rígido, parecía ocultar una profunda carga emocional.
Mientras tanto, Colin se mantenía como siempre: encantador, pero ausente. Penelope empezó a darse cuenta de que, por más que lo deseara, Colin nunca la miraría como ella quería. Esa idea, aunque dolorosa, empezó a asentarse en su corazón. Y con esa aceptación, sin saberlo, comenzó a abrirse a una nueva posibilidad, una que involucraba al hombre que nunca había considerado de esa manera.
Sin embargo, en el corazón de Anthony, las cosas no eran menos complicadas. Su vida estaba marcada por sus responsabilidades como vizconde, y el amor no era algo que él considerara una prioridad. Había estado buscando una esposa adecuada, alguien que pudiera cumplir con los requisitos de su posición. Y aunque siempre había visto a Penelope como una joven educada y amable, ahora, empezaba a notar detalles en ella que lo desconcertaban.
Las semillas de un cambio estaban plantadas, aunque ninguno de los dos era aún consciente de lo que el destino les deparaba.
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El comienzo de un cambio (Anthony x Penelope?
RomanceAveces el amor esta donde menos pensamos. Con Penelope aún enamorada de Colin, y Anthony comenzando a notar algo diferente en ella. La relación entre ellos se presenta de manera sutil, mientras ambos empiezan a percibir pequeños cambios en sus senti...