El comienzo de un cambio (Anthony x Penelope?

Capítulo 23: Bajo el Ojo de la Reina

La noticia de la cercanía entre Penelope y Anthony no tardó en correr, y llegó a oídos de la Reina Charlotte. Intrigada por los rumores y siempre interesada en los asuntos de la alta sociedad, decidió que era hora de intervenir. Nadie escapaba de la atenta vigilancia de la Reina, y mucho menos un Bridgerton involucrado con alguien de la familia Featherington.

Una invitación llegó a casa de los Bridgerton y otra a la de los Featherington, convocando a Anthony y Penelope a una audiencia privada en palacio. Lady Danbury, quien observaba todo desde la distancia, sonrió con una mezcla de diversión y picardía al ver cómo el drama se desplegaba. Sabía que la Reina planeaba probarlos, y ver cómo saldrían de esta situación sería todo un espectáculo.

Cuando Penelope y Anthony llegaron al palacio, la tensión era palpable. Penelope, aunque acostumbrada a mantener su apariencia tranquila, sintió el peso de los ojos de la Reina y el escrutinio de quienes estaban allí para presenciar la audiencia. Daphne, siempre protectora con su hermano, asistió como apoyo moral y para asegurarse de que Anthony no cometiera ninguna imprudencia.

La Reina los miró con una sonrisa calculadora.

—Sir Anthony, Lady Penelope, he escuchado rumores… —dijo, mirando a ambos con una mezcla de severidad y curiosidad—. ¿Qué tienen que decir acerca de esta unión inesperada que está causando tanta conmoción?

Penelope tragó saliva, intentando encontrar las palabras adecuadas, pero antes de que pudiera responder, Anthony dio un paso adelante.

—Su Majestad, es cierto que mi interés por Lady Penelope ha crecido. Es una dama de gran carácter y virtud.

La Reina asintió, su mirada aún fija en ellos.

—Entiendo. Pero ¿están preparados para las consecuencias que este interés podría traerles a ambos? Una dama como Penelope podría ser un objetivo fácil de críticas.

Penelope sintió una oleada de determinación. Ya no era la joven temerosa de antes, dispuesta a dejar que otros definieran su vida. Con una mezcla de respeto y valentía, levantó la mirada hacia la Reina.

—Su Majestad, he aprendido a sobrellevar el juicio de la sociedad. Y, si ser vista al lado de Anthony provoca murmullos, estoy dispuesta a enfrentarlos.

La Reina levantó una ceja, sorprendida por la firmeza de Penelope. Por un momento, sus ojos se suavizaron. Al final, la Reina asintió con aprobación.

—Bien, Lady Penelope. Veo en usted más fortaleza de lo que muchos podrían esperar. Tal vez la sociedad necesita un recordatorio de que una dama puede tener voz y determinación.

Tras la audiencia, Lady Danbury interceptó a Penelope en los jardines del palacio. Siempre observadora y perspicaz, la anciana dama había visto algo especial en Penelope y decidió tomarla bajo su ala.

—No dejes que esos Bridgerton te devoren, querida —dijo Lady Danbury con una risa áspera—. Eres mucho más fuerte de lo que crees. Y eso de mantener una doble vida… admirable, debo decir.

Penelope palideció al escuchar la insinuación de Lady Danbury sobre su identidad secreta como Lady Whistledown.

—Yo… no sé a qué se refiere, Lady Danbury —dijo, intentando disimular.

La mirada de Lady Danbury se tornó afilada.

—Oh, querida, me doy cuenta de muchas cosas. Pero no te preocupes, tus secretos están a salvo conmigo. Además, a veces es necesario agitar las aguas para ver lo que realmente hay debajo.

Penelope sintió un extraño alivio y, por primera vez, alguien sabía quién era realmente sin juzgarla. El apoyo de Lady Danbury era un recurso invaluable, y aunque aquello implicaba nuevos desafíos, también le daba fuerzas para enfrentar lo que venía.

Los rumores sobre la audiencia real y la cercanía entre Anthony y Penelope no tardaron en llegar a Colin, quien, incapaz de soportar más la situación, decidió confrontar a Penelope. La encontró en el jardín de los Featherington una noche, justo antes de un baile al que habían sido invitados.

—Penelope, ¿qué estás haciendo con Anthony? —le espetó Colin, su voz baja pero llena de una furia contenida—. Pensé que eras diferente, que no necesitabas la atención de un Bridgerton para ser feliz.

Penelope lo miró, sorprendida y herida al mismo tiempo.

—Colin, no es lo que piensas. Nunca fue mi intención que las cosas se desarrollaran de esta manera.

—¿Ah, no? Entonces, ¿qué quieres realmente, Penelope? Porque desde aquí parece que estás dispuesta a traicionar nuestra amistad por un capricho.

Las palabras de Colin dolieron, pero Penelope encontró la fuerza para responder.

—Colin, siempre te he considerado importante, pero ya no puedo vivir en una sombra. No puedo seguir siendo la Penelope que espera a que te des cuenta de mis sentimientos.

Colin se quedó sin palabras, y aunque intentó encontrar una respuesta, lo único que logró fue alejarse, confundido y frustrado.

Mientras el conflicto con Colin la dejaba emocionalmente agotada, Anthony se acercó a Penelope esa noche durante el baile. Le ofreció su mano en un gesto de apoyo y, sin dudar, ella aceptó.

—Es difícil enfrentarlos —murmuró Anthony, su tono gentil y protector—. Colin es mi hermano, pero nadie puede decirnos cómo debemos sentirnos.

Penelope sintió una paz que nunca antes había experimentado. Anthony, con todo su carácter protector, la hacía sentir como si por fin alguien la viera de verdad, no solo como una amiga leal o la chica invisible, sino como alguien digna de ser amada.

—Gracias, Anthony —susurró ella, mirándolo a los ojos—. Por todo.

Y sin palabras, Anthony la tomó de la mano, llevándola a la pista de baile bajo la atenta mirada de toda la sociedad. Esta vez, no se escondían. Por primera vez, Penelope se sentía libre, y junto a Anthony, estaba dispuesta a dejar atrás las dudas y abrazar el amor que comenzaba a nacer entre ellos.

Penelope, por primera vez, tenía la valentía de seguir sus deseos. Mientras danzaban en el centro del salón, sus ojos encontraron los de Colin al otro lado de la sala, llenos de decepción y dolor. Pero esta vez, no apartó la mirada.

Porque el futuro la llamaba, y estaba lista para enfrentarlo.