Capítulo 10: La Tempestad Creciente

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El aire en Londres se había vuelto denso con susurros, rumores, y el inevitable frenesí de una temporada social en su apogeo. Los Bridgerton, siempre el centro de atención, no escapaban a las habladurías, y la reciente aparición de un posible interés romántico entre el vizconde Anthony Bridgerton y Penelope Featherington había avivado las llamas de la especulación.

Mientras en los salones y jardines se hablaba con entusiasmo, en la casa de los Bridgerton, los conflictos internos empezaban a aflorar. Daphne se encontraba en la biblioteca, revisando unas cartas, cuando Colin entró con una energía inquieta.

—Daphne, he estado escuchando unos rumores ridículos —comenzó Colin, acercándose rápidamente—. La gente dice que Anthony podría estar... interesado en Penelope. Es absurdo, ¿no crees?

Daphne lo observó con cuidado, notando la ligera tensión en la voz de su hermano. Sabía que Colin y Penelope siempre habían tenido una conexión, aunque él la había visto como una amiga. Sin embargo, la posibilidad de que Anthony estuviera involucrado con ella parecía haberlo perturbado.

—¿Por qué sería absurdo, Colin? —preguntó Daphne con suavidad, inclinándose hacia él—. Penelope es una joven encantadora, y Anthony, aunque complicado, podría finalmente haber encontrado algo que lo inspire más allá de sus responsabilidades.

Colin frunció el ceño, claramente incomodado.

—No es eso... simplemente, Penelope no es del tipo de Anthony. Lo conozco bien. Él siempre ha sido tan... metódico, tan centrado en el deber. Y Penelope... —Colin se detuvo, incapaz de articular sus pensamientos con claridad.

Daphne observó a su hermano con interés. Era evidente que algo más lo inquietaba.

—Colin, Penelope es mucho más de lo que la sociedad ve. Tú lo sabes mejor que nadie. Quizás sea eso lo que Anthony está empezando a notar también.

—Pero... siempre hemos sido amigos, Daphne. Ella no es alguien con quien yo haya pensado que Anthony podría... —Colin dejó escapar una exhalación frustrada—. Simplemente, no me parece adecuado.

Daphne se acercó y le puso una mano en el hombro.

—¿Es eso lo que realmente te preocupa, Colin? ¿O tal vez hay algo que no estás dispuesto a admitir? —preguntó con delicadeza, sabiendo que las emociones de su hermano podían estar más revueltas de lo que él mismo entendía.

Colin se quedó en silencio, como si intentara resolver un enigma interno. Luego, soltó un suspiro, como si no supiera cómo procesar sus propios sentimientos.

—No lo sé, Daphne. Solo sé que esto no me parece bien.

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Eloise, por su parte, también estaba intranquila, aunque por motivos completamente diferentes. Mientras paseaba por el jardín de la casa de los Bridgerton, Benedict la alcanzó.

—Te veo inquieta, Eloise —dijo Benedict, ajustándose su abrigo mientras caminaba junto a ella—. ¿Es por los rumores?

Eloise dejó escapar una risa amarga.

—No es solo eso, Benedict. Me irrita la forma en que todos parecen estar obsesionados con quién está interesado en quién. Como si todo lo que importara en esta vida fuera encontrar a alguien que nos elija para bailar en una de esas fiestas absurdas.

Benedict sonrió de lado, comprendiendo la frustración de su hermana.

—Lo entiendo. Pero sabes que nuestra sociedad ha funcionado así por generaciones. El matrimonio no es solo sobre amor. Es una cuestión de alianzas, de conveniencia. Aunque me gustaría pensar que algunos de nosotros, como tú, buscamos algo más.

Eloise lo miró, sus ojos brillando con desafío.

—Lo único que quiero es ser libre, Benedict. Libre de las expectativas, de las etiquetas. Pero ahora mismo, me preocupa Penelope. Estos rumores sobre ella y Anthony... no sé qué pensar.

Benedict asintió, reflexionando sobre lo que había escuchado.

—Si Anthony tiene sentimientos por Penelope, será algo que él mismo tendrá que enfrentar. Pero, honestamente, creo que si alguien puede manejar esto con dignidad, es ella. Siempre ha sido más fuerte de lo que la gente le da crédito.

Eloise frunció el ceño, preocupada.

—Lo sé. Pero también sé que Penelope ha estado enamorada de Colin por años. Y si ahora Anthony está involucrado, todo podría volverse un caos.

—Deberíamos confiar en que Penelope sabrá manejar sus propios sentimientos —dijo Benedict, intentando tranquilizar a su hermana—. Y si algo sale mal, estaremos aquí para ella. Esa es la ventaja de tener una familia como la nuestra.

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En el Palacio de la Reina Charlotte, las cosas no eran tan diferentes. La monarca, famosa por su curiosidad hacia los asuntos del corazón de los nobles, había escuchado también los rumores sobre el vizconde y la joven Featherington. Sentada en su imponente salón, con su periquito en una mano, la reina hizo un gesto a su asistente personal, Brimsley.

—He oído que el vizconde Bridgerton está causando un alboroto —dijo la reina con una sonrisa astuta—. ¿Qué sabemos sobre su relación con la señorita Featherington?

Brimsley, siempre atento a los chismes que circulaban por la alta sociedad, inclinó la cabeza respetuosamente.

—Parece que el vizconde ha mostrado un interés inusualmente genuino en la señorita Featherington, Su Majestad. Aunque, por supuesto, son solo rumores por el momento. La alta sociedad está expectante.

La reina sonrió, claramente disfrutando de la intriga.

—Ah, el vizconde Bridgerton. Siempre tan encantador y tan difícil de atrapar. Pero la señorita Featherington... eso es inesperado. Aunque debo admitir que me agrada la idea de que alguien tan diferente capte la atención de un hombre como él. Habrá que observar más de cerca esta situación.

—Como siempre, Su Majestad —respondió Brimsley—. Lady Whistledown también ha mencionado algunas pistas sobre el asunto. Es posible que los rumores se intensifiquen pronto.

La reina hizo un gesto con la mano, restándole importancia a Lady Whistledown.

—Lady Whistledown siempre tiene algo que decir. Pero si algo realmente interesante ocurre entre estos dos, será bajo mi supervisión. No permitamos que una simple cronista nos robe la primicia.

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Al caer la tarde, las habladurías comenzaban a tomar forma, y en el salón de Lady Danbury, un grupo de nobles se había reunido para un evento social informal. Entre ellos se encontraban Violet Bridgerton y Lady Danbury, quienes no pudieron evitar hablar de los rumores que circulaban sobre Anthony.

—Violet, querida —dijo Lady Danbury con su característico tono incisivo—, parece que tu hijo mayor está causando una tormenta de especulaciones. ¿Qué crees que sucederá si estos rumores sobre él y la señorita Featherington resultan ser ciertos?

Violet, aunque preocupada, mantuvo su compostura.

—No lo sé, Lady Danbury. Sé que Anthony tiene sus propios desafíos, pero siempre he confiado en su juicio. Sin embargo, esta situación es más complicada de lo que esperaba.

Lady Danbury asintió con un brillo en los ojos.

—El amor es complicado, Violet. Y cuando dos corazones comienzan a latir juntos, nada en este mundo puede detenerlos, ni siquiera las expectativas de la sociedad. Si tu hijo está interesado en la señorita Featherington, más vale que todos nos preparemos para una temporada muy interesante.

Violet sonrió, aunque todavía había una preocupación latente en su mirada.

—Espero que, sea lo que sea, Anthony tome la decisión correcta. Porque si no lo hace, no solo estará poniendo en riesgo su corazón, sino también el equilibrio de nuestra familia.

Mientras las mujeres hablaban, fuera del salón, el viento comenzaba a levantarse, como si la misma naturaleza presagiara la tormenta que estaba por desatarse en los corazones de los Bridgerton y los Featherington.

La sociedad de Londres, siempre tan pendiente de las intrigas y los enredos amorosos, no estaba preparada para lo que se avecinaba.

El comienzo de un cambio (Anthony x Penelope?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora